Carta abierta a Santiago Abascal
Las reformas de calado que España necesita no se harán sin vuestro concurso. Y cuando llegues arriba no pierdas el norte, sigue pisando el suelo igual que haces ahora
Hace unos días recurrí a esta fórmula para trasladar al presidente del PP unas ideas sobre aquellas cuestiones que considero urgente poner en marcha en España, en la próxima legislatura. La repito contigo porque su cumplimiento solo será posible si PP y Vox obtienen la mayoría necesaria para llevarlas a cabo. En tu caso tengo además la suerte y la seguridad de que leerás lo que escribo porque, aunque no me gusta incordiar, en esta ocasión, te haré llegar por WhatsApp estas líneas.
Soy plenamente consciente de que una cosa es leer unas sugerencias, e incluso compartirlas, y otra bien distinta superar las dificultades que puedan surgir para ponerlas en práctica. Tras el destrozo institucional y moral provocado en los últimos cinco años por el Gobierno de Pedro Sánchez, España necesita una regeneración urgente. No dudo de la voluntad de Núñez Feijóo al respecto, pero no tengo la suerte de conocerle personalmente, a ti sí y por eso quiero que estés a su lado para que, como garantía y entre ambos, no olvidéis que España es mucho más importante que su deuda o su déficit, por necesario que sea controlar ambas cuestiones, mucho más que cualquier índice que se limite a medir lo material. España es el peso de nuestra historia y el sedimento acumulado en cinco siglos de vida en común del que tan solo somos depositarios, teniendo por ello un deber personal e intransferible. No vale enterrar los talentos de la herencia recibida, tenemos el deber de entregarla mejorada a los que nos sucedan.
Estoy convencido de que compartes esta visión y te pondrás manos a la obra desde el primer día. Lo afirmo porque recuerdo ocasiones mucho menos importantes en las que así fue y que sin duda forjan un carácter. Lo hicimos en Llodio en la constitución de su ayuntamiento, hace ahora veinte años, aguantando las tarascadas de los ilegalizados de ETA. Lo celebramos orgullosos con Santi padre en tantos encuentros de la fiesta del Pilar en la sede de Amurrio. Lo defendimos también en el parlamento vasco, fue en 2008 la única vez que se escuchó desde la tribuna un «¡viva la Guardia Civil!», el grito fue mío tras una intervención en defensa de la Benemérita, tristemente tan solo se escuchó tu voz con un «¡viva!» como respuesta.
Recuerdo estos episodios con la única finalidad de que no olvides aquellos años en los que jamás te guio el cálculo. De haber pensado en vivir mejor no habríamos dado el paso de entrar en política. Lo hiciste, lo hicimos, por España y la libertad y hoy tanto una como otra, necesitan ser igualmente defendidas. Santi, no pienses nunca en lo que conviene a Vox, un partido es importante, pero es tan solo un instrumento para conseguir un objetivo. Piensa a lo grande, hazlo solo en lo que conviene a España, en su unidad y en su brillante futuro, como lo hiciste en Llodio, en Amurrio o en Vitoria cuando había poco que ganar y mucho que perder.
Estoy convencido de la victoria el 23 de julio porque los españoles que deseamos lo mejor para nuestra patria somos mayoría. No sé en qué lugar, pero te veo en el Gobierno, como lo estáis ahora en Castilla y León, en Valencia o en tantos otros municipios. Me perdonarás que, pese a las decepciones personales, siga queriendo que el cambio lo lidere el Partido Popular, pero las reformas de calado que España necesita no se harán sin vuestro concurso. Y cuando llegues arriba no pierdas el norte, sigue pisando el suelo igual que haces ahora.
Y recuerda: «Si puedes conocer al triunfo y la derrota, y tratar de la misma manera a esos dos impostores. Si puedes soportar oír toda la verdad que has dicho, tergiversada por malhechores para engañar a los necios. O ver cómo se rompe todo aquello que has creado en tu vida y agacharte para reconstruirlo…». No sé si será tuya la tierra y todo lo que hay en ella, pero te aseguro que serás un hombre. Y en todo caso lo que tendrás siempre es mi intrascendente reconocimiento y el agradecimiento de miles de españoles.
- Carlos de Urquijo fue delegado del Gobierno en el País Vasco