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en primera líneaCarlos de Urquijo

El tractor gripado del PNV

Resulta perfectamente comprensible su temor a verse sobrepasado por Bildu en las autonómicas de la próxima primavera, lo que no se entiende es la falta de cálculo en un partido que se tiene por tan inteligente

Aprovechando el debate para la investidura de Pedro Sánchez, el portavoz del PNV en el Congreso recordó al PP sus arrumakos de septiembre en la investidura fallida de Feijóo. Y lo hizo para advertirle que jamás podrá aspirar a contar con el apoyo de los separatistas vascos mientras continúe su colaboración con el otro partido de la derecha: «Alberto, tu tractor tiene gripado el motor por usar aceite Vox». Consejos vendo y para mí no tengo.

Muy mala memoria, o mala conciencia si la tuviera, la del PNV. Hay metáforas que se vuelven contra quien las lanza como un boomerang. ¿No será el motor del PNV el gripado por llevar tantos años usando aceite Bildu? Recordemos algunas de las muchas ocasiones en las que el PNV ha lubricado los cilindros y pistones de su motor con el aceite de ETA. En 1998 firma el pacto de Estella y consigue la investidura de Ibarretxe con los 14 votos de Euskal Herritarrok. En Mayo de 1999 pacto de legislatura con esta misma formación. En Junio de 2002 vota en contra a la Ley de Partidos, así como de todas las demás modificaciones legales para acabar con ETA derivadas del Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo. En 2003 oposición a los requerimientos del Tribunal Supremo para disolver al grupo de Euskal Herritarrok en el Parlamento Vasco. En 2006 negociaciones con la ETA ilegalizada en las llamadas «conversaciones de Loyola». Podríamos continuar con muchas más, la última es del mes pasado con la manifestación convocada conjuntamente con Bildu contra el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, por anular parte de un decreto que exigía una utilización excesiva del euskera en las administraciones vascas.

Lu Tolstova

Esta es la realidad del PNV. Resulta perfectamente comprensible su temor a verse sobrepasado por Bildu en las autonómicas de la próxima primavera, lo que no se entiende es la falta de cálculo en un partido que se tiene por tan inteligente. Podrá presentarse ahora como el partido refugio y tratar de alertarnos sobre el lobo batasuno que viene, pero la culpa de ese riesgo es solo suya. Ha sido el PNV, al igual que ahora el PSOE, el que ha normalizado a la bestia otorgándole un aval democrático que no le corresponde y estas son sus lamentables consecuencias.

Se presentarán ahora con el barniz de la moderación y la buena gestión. Ninguna de esas supuestas virtudes cuela ya, ni la sustitución de los apellidos vascos de Urkullu Rentería por los maketos de Pradales Gil –Imanol, eso sí– ni una gestión que hace aguas por todas partes, desde la educación a la sanidad, pasando por sonadas condenas de altos cargos de su partido por corrupción.

Por su parte Otegi, más listo, sale de escena para facilitar el triunfo, pero se reserva el manejo de los hilos de la marioneta con la autoridad que le da ante las bases su pasado terrorista. Ortuzar podrá repetir su frase de hace unos días cuando, pensando en convertirse en una aspiradora de votos a derecha e izquierda, afirmó en una entrevista que «todos los vascos llevamos un izquierdista en el corazón y un conservador en el bolsillo», no le arriendo la ganancia. Ignoro si los totalitarios de extrema izquierda acabarán por robarles la cartera de su bolsillo conservador, pero es bien cierto que el posible triunfo de la ETA política se huele en el ambiente. El PNV lo sabe y del fracaso no le librarán ni las metáforas en el Congreso, ni los cambios de candidato a última hora, ni tampoco las ocurrencias más o menos ingeniosas del presidente de su partido.

  • Carlos de Urquijo fue delegado del Gobierno en el País Vasco.