La bandera de todos
Tildar de bandera «preconstitucional» o «anticonstitucional» a la que luce en su franja amarilla el escudo con el águila de San Juan es una prueba de ignorancia
Para mi disgusto los dos sectores activos de la sociedad que más me decepcionan son los que más he tratado y admirado desde muy joven: el periodismo y la política. Nada –o poco– tienen que ver con los de mi tiempo. El periodismo es distinto y la política también. Hay quien dice que peores. Ocurre con aspectos aparentemente menores. El otro día en una manifestación un colega señaló que había una bandera «preconstitucional» y «anticonstitucional»; utilizó los dos epítetos. Se refería a la que lleva el escudo del águila de San Juan. Un error. Se lee poco.
Los gobiernos socialistas han malbaratado muchos símbolos que unen a los españoles, entre ellos la bandera. En España se quema la bandera nacional y no pasa nada. Por esos mundos un atentado contra la bandera produce una respuesta inmediata con la Ley en la mano. En España no. La izquierda otorga gratuitamente a quien exhibe la bandera de España la condición de retrógrado, incluso de «facha». Impensable en un país serio. La falacia se cae a plomo porque los españoles exhiben espontáneamente la bandera de todos cuando quieren mostrar su orgullo nacional tanto en acontecimientos deportivos como de otro carácter. La ideologización ha lesionado una realidad positiva.
Un hecho que dio mucho que hablar. El 18 de junio de 2009 una unidad militar acampó en el monte Gorbea, en la raya entre Álava y Vizcaya, y los soldados colocaron una bandera española en la cruz que existe en aquel lugar. No es extravagante que unos españoles, sean militares o no, coloquen una bandera de España en cualquier lugar de su país. El PNV se sintió «agraviado» por aquella bandera española y –sorprendente– dos militares fueron sancionados por el «error» de colocarla. Días después los «peneuvistas» convocaron en el Gorbea un «acto de desagravio» en homenaje a la «ikurriña». De traca.
La bandera oficial de la Comunidad Autónoma Vasca era la bandera del PNV diseñada por su fundador Sabino Arana copiándola de la británica. Carece de tradición. Fue un error reconocer la bandera de un partido como bandera de una comunidad. Allá el acomplejado Gobierno que lo dispuso. Una vez reconocida como tal, la «ikurriña» merece el respeto inherente a lo que simboliza. En España venimos asistiendo a una «guerra de banderas». También entre la bandera nacional y la bandera tricolor de la II República. En muchos actos proliferan banderas republicanas y se admite como normal. Y a ningún periodista parece sorprenderle.
Tildar de bandera «preconstitucional» o «anticonstitucional» a la que luce en su franja amarilla el escudo con el águila de San Juan es una prueba de ignorancia. La Constitución, uno de los textos más citados y menos leídos, en su artículo 4,1 señala que «la bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas». No se describe escudo alguno sobre la franja amarilla. La legislación sobre Símbolos de España, Ley de 5 de octubre de 1981, reguló el escudo, y la Ley de 28 de octubre de 1981 reguló el uso de la bandera, y en el artículo 2.2 de esta última Ley se señaló que «se podrá incorporar» el escudo de España sobre la franja amarilla.
En el ejemplar de la Constitución Española que firmó el Rey aparece el escudo del águila de San Juan, así como en el ejemplar del BOE de 29 de diciembre de 1978, número 311.1, en el que se publicó la Constitución Española sancionada por el Rey dos días antes. No puede tildarse a la bandera con el águila de San Juan de «bandera franquista», ya que lo fue también de los primeros años de reinado de Juan Carlos I, y el águila de San Juan con las flechas yugadas fue incorporada al escudo de sus reinos por los Reyes Católicos a iniciativa de la Reina Isabel. La bandera con el águila de San Juan no es menos constitucional que la vigente ni menos representativa de la Monarquía reinstaurada; es sencillamente una bandera «histórica» desde 1981, tres años después de aprobarse la Constitución.
La bandera tricolor republicana como enseña vigente en todo el territorio nacional se mantuvo sólo cinco años, desde 1931 a 1936. Desde esa fecha hasta 1981, primero en una de las dos Españas en guerra y luego en el conjunto de la Nación, se recuperó la bandera tradicional española que nos llegaba desde el reinado de Carlos III. La I República no cambió la bandera roja, amarilla y roja, limitándose a excluir de ella el escudo monárquico.
El líder socialista Francisco Largo Caballero afirmó en su mitin del 8 de noviembre de 1933, que recoge El Socialista del día siguiente: «Tenemos que luchar como sea hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución socialista». Y no quería conseguirlo precisamente por la vía democrática. En su discurso del Cine Europa, el 10 de febrero de 1936, fue muy claro: «La transformación total del país no se puede hacer echando papeletas en las urnas… Estamos ya hartos de ensayos de democracia; que se implante en el país nuestra democracia». Y anunciaba en el mismo mitin: «Si los socialistas son derrotados en las urnas irán a la violencia pues antes que el fascismo preferimos la anarquía y el caos», considerando «fascistas» a sus adversarios políticos aunque recibiesen los votos suficientes para gobernar. Sánchez hereda a Largo Caballero, el Lenin Español, cuando habla de «alzar un muro» o de «fachosfera».
Tildar de «fascistas» a sus adversarios políticos es una constante de la izquierda cuando no se escribe la historia a su gusto, aunque tenga el aval de las urnas. ¿Cómo van a respetar sinceramente la bandera de todos?
- Juan Van-Halen es escritor. Académico correspondiente de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando.