¿Es Rusia uno de los grandes?
La Federación ya no es lo que fue la antigua URSS y todavía lo será menos en el futuro. Y mientras tanto siguen muriendo rusos jóvenes en esa absurda guerra que emprendió contra Ucrania
La respuesta es afirmativa si nos referimos a su dimensión territorial (es el país más grande del mundo) o incluso a los recursos de todo tipo que posee, pero la dinámica de su población definida por una pérdida constante de su peso demográfico en el conjunto del planeta hace dudar de esa condición.
Según los datos de las Naciones Unidas, Rusia alcanzó su población máxima en 1994 con 148,4 millones de personas. Después experimentó, con algunos altibajos, un retroceso hasta situarse en 2023 en 146,9 millones, es decir un millón y medio de personas menos. ¿Cuales son las causas que han provocado este descenso? Aclaremos, ante todo, que no ha sido la emigración ya que el balance migratorio viene siendo positivo desde 1974, si bien resulta más modesto que el de USA o la Unión Europea.
Como ocurre con otros estados europeos, la pérdida de población de Rusia se debe a un balance negativo del crecimiento natural desde comienzos de los 90 del siglo pasado. En 2023 hubo 735.000 defunciones más que nacimientos. Los motivos de un déficit tan fuerte son semejantes a los de los países europeo-occidentales. Por un lado, la baja fecundidad que se sitúa en estos momentos en 1,4 hijos por mujer, lejos del umbral que permite la renovación de las generaciones (2,1). Esta tasa se aplica a cohortes de mujeres pequeñas debido a las bajas natalidades previas por lo que al final el número de nacimientos es reducido. También influye el retraso de la edad a la que se alumbran los hijos lo cual intensifica la reducción de los alumbramientos.
Por otro lado, la situación de la mortalidad en Rusia es especialmente desfavorable como así lo demuestran los tres grandes indicadores habituales. La tasa bruta de mortalidad que con un valor de 14 fallecidos por cada mil habitantes es entre tres y cinco puntos superior a la mayoría de los países europeos occidentales. La tasa de mortalidad infantil que con 4,6 fallecidos menores de un año por cada 1000 nacidos, es el doble que la de muchos esos territorios. Y la esperanza de vida al nacer que con 66 años para los hombres y 75 para las mujeres resulta claramente inferior a los 78 y 83 que tiene de media la Unión Europea. ¿Qué factores provocan este desfavorable comportamiento ante la muerte? Ante todo uno estructural: el fuerte consumo de alcohol (vodka) mucho más elevado entre los hombres que entre las mujeres lo que explica en parte la acusada diferencia de sus esperanzas de vida. Gorbachov inició en los años 80 una cruzada contra el alcohol. Hizo cerrar las destilerías del Estado y aumentó el precio del vodka, pero, ante su gran impopularidad la batalla emprendida solo duró unos pocos años. El alcoholismo continuó provocando consecuencias directas sobre la salud al favorecer enfermedades como la cirrosis hepática o acentuar otras como las dolencias cardiovasculares. Y tuvo también consecuencias indirectas como el aumento de las defunciones por accidentes de carretera, los homicidios o los suicidios. Igualmente se cita el paso de una economía centralizada a otra de mercado que supuso la debilitación del papel benefactor del Estado soviético, es decir de los sistemas de protección social, de infraestructuras correctas, pero de mal funcionamiento que provocó un inhabitual decrecimiento de la esperanza de vida, semejante al producido por el SIDA en los países subsaharianos o el causado recientemente por la Covid-19. Todavía hoy los hombres rusos tienen dos años menos de esperanza de vida de la que ostentaban a mediados de los años 80.
Esta evolución de los nacimientos y las muertes no fue lineal. La esperanza de vida mejoró y la fecundidad llegó a subir desde 1,25 hijos por mujer en el periodo 1995-2000 a un valor de 1,6-1,7 en los años 2016-17. En esta recuperación influyeron las medidas adoptadas en el decreto sobre 'Concepción de la política demográfica de la Federación rusa' que contemplaba un programa de recuperación demográfica y familiar. Pero después la fecundidad volvió a retroceder hasta situarse de nuevo por debajo de los 1,5 hijos por mujer.
¿Y el futuro? Todos los indicadores muestran que las cosas no van a mejorar. Según el Population Reference Bureau(2024), la población de la Federación será de 139,2 millones en 2035 y 133,1 en 2050. De esta manera Rusia seguirá perdiendo peso específico en el conjunto de naciones con tan solo el 1,6 % de los habitantes de la Tierra. La Federación ya no es lo que fue la antigua URSS y todavía lo será menos en el futuro. Y mientras tanto siguen muriendo rusos jóvenes en esa absurda guerra que emprendió contra Ucrania que entre muertos y emigrantes tiene todavía un saldo peor. Aunque solo fuera por razones demográficas Rusia debería estarse quieta.
- Rafael Puyol es presidente de la Real Sociedad Geográfica