Faltan demócratas
La firma del último permiso que faltaba para soltar la pasta la echó en pleno agosto, inmediatamente antes de cesar como ministro de Transformación Digital y Función Pública, José Luis Escrivá
El espectáculo al que asistimos los optimistas impenitentes que creemos vivir en una democracia agonizante, pero democracia al fin, no deja pasar un día sin un número tragicómico nuevo. Uno de los últimos ha consistido en el regalo de un millón y medio de euros públicos (esos que no son de nadie, según la doctora en ciencias jurídicas Carmen Calvo Poyato) a la Fundación Onuart, dedicada a la promoción de las artes, que preside José Luis Rodríguez Zapatero (ya sabe el lector, el expresidente del Gobierno que llegó a la Moncloa tras los atentados terroristas de 2004 plagados de irregularidades en la investigación de los hechos, como la destrucción de los vagones que sufrieron explosiones).
La firma del último permiso que faltaba para soltar la pasta la echó en pleno agosto, inmediatamente antes de cesar como ministro de Transformación Digital y Función Pública, José Luis Escrivá. Esta firma tendría que perseguir al político albaceteño en una democracia sana e impedir que se acercase de por vida al dinero público. Pues en lugar de eso, Sánchez Pérez-Castejón lo ha hecho gobernador del Banco de España, y ya ha tomado posesión del cargo.
Según ha informado Alejandro Entrambasaguas en este periódico, el ministro de Asuntos Exteriores (porque la subvención la ha otorgado Exteriores) «necesitó cinco informes más para poder aprobar la inyección de los 1,5 millones de euros a la fundación del expresidente del Gobierno. Estos fueron uno de conformidad interna del departamento de su ministerio encargado de los fondos; otro de la Abogacía del Estado; uno de la Secretaría General Técnica de Exteriores; otro de la Oficina de Coordinación y Calidad Normativa (OCCN), dependiente del Ministerio de la Presidencia; y el último del Ministerio de Hacienda. Todos dieron el visto bueno contra el criterio de los técnicos».
Seguramente se trata de organismos colectivos, pero sería interesante saber quiénes han puesto su firma, con nombres y apellidos, en esos documentos, si es que ha habido alguien y no solo un sello y ahí te las compongas. Más que nada por si alguien quiere comprar un coche usado, para saber de quién se puede fiar y de quién no.
Esta historieta de millón y medio de euros es una de las penúltimas. Esto quiere decir que no solo la cúspide política de la función pública, sino que la lista de altos cargos y de cargos intermedios está trufada de gente lista para sus propios intereses, pero deficientemente preparada para tener rudimentos de lo que debe entenderse por el bien común y el sustrato ético de la democracia. Supongamos que hay elecciones, alguien se olvida de hacer el pucherazo, y Sánchez Pérez-Castejón se va su casa (o donde diga el juez o el tribunal). Desmontar el espeso mecanismo de ignorantes, vividores, amnistiados, excarcelados y demás colocados por Sánchez Pérez-Castejón es una tarea ímproba y larga además, y siempre quedarán flecos de ella por resolver.
Me parece que empieza resultar urgente hacer un trabajo hemerográfico con la lista de los atropellos a la democracia perpetrados por este personaje, cuyo trabajo destructor sería impensable si no contase desde el principio no solamente con los aduladores del poderoso, que nunca faltan, sino sobre todo con una dramática ausencia de demócratas en la sociedad civil española.
- Ramón Pi es periodista