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en primera líneaAndrés Muñoz Machado

Hay recursos de sobra

La economía circular está suponiendo un cambio en los modelos de gestión de las empresas. Las que la practican pueden presentar un triple balance: económico, social, medio ambiental; y y vienen implantando en sus procesos medidas que pueden suponer inversiones importantes

Los cosmólogos han encontrado unos cuantos miles de planetas fuera del sistema solar. Por el momento, no parece haberse identificado ninguno que tenga la belleza y la biodiversidad de la Tierra. Además, están tan lejos que, aún empleando vehículos que se desplazasen a la velocidad de la luz, tardaríamos muchos años en llegar hasta ellos.

Lu Tolstova

Las señales de alarma acerca del deterioro de la Naturaleza se han multiplicado en los últimos decenios. Hoy, todos los países manifiestan su empeño de vivir en un mundo sostenible, lo que significa legar a nuestros hijos un planeta al menos tan habitable como aquel en el que vivimos.

Los datos que se vienen publicando parecen demostrar que el uso que la Humanidad está haciendo de los recursos de la Tierra está creando una situación crecientemente difícil. Se citan algunos procedentes de informes fiables:

–De proseguir con las prácticas actuales, en 2050, el consumo mundial sería el equivalente a lo que pueden producir tres planetas Tierra

–Se calcula que el consumo mundial de biomasa, combustibles fósiles, metales y minerales se duplicará en los próximos cuarenta años y la generación anual de residuos se incrementará en un 70 %, de aquí a 2050.

–En 2030, se estima que las necesidades de alimentos habrán crecido en un 30%, las de agua un 40% y las de energía un 50%.

–Hay quien afirma que, en 2050, los océanos tendrán más plásticos, en peso, que peces.

Durante muchos años se ha venido practicando el proceso de «usar y tirar»: los materiales, una vez empleados, se tiraban a un vertedero; el agua, depurada o no, se vertía de nuevo al cauce; los gases de combustión se lanzaban a la atmósfera. Todo crecimiento de la actividad económica llevaba a un uso creciente de recursos que se hacían cada vez más escasos.

Para remediar esta escasez, a partir de los años ochenta del siglo pasado se insiste en la necesidad de implantar técnicas que permitan emplear los recursos más de una vez, de reciclarlos. Así su uso se desvincularía o desacoplaría de la actividad económica. La actividad económica podría crecer pero el uso o consumo de los recursos se mantendría constante. Se emplearía muchas veces la misma agua, el mismo aluminio, el mismo acero. El impacto de la economía sobre la pérdida de recursos del planeta disminuiría de un modo notable. Estas técnicas son las que se ha incluido dentro de lo que se denomina economía circular.

La idea de la economía circular se ha difundido por doquier. La necesidad de una colaboración a todos los niveles para practicarla también. Así, la Comisión Europea publicó: «Hacia una economía circular: un programa de cero residuos para Europa»; algunas ciudades europeas (Ámsterdam, Copenhague, Bruselas, Sevilla, Londres, Milán, Roma,..) hicieron un Pacto para la Economía Circular. También, el Pacto de los Alcaldes por el Clima y la Energía; el Plan de Acción de Economía Circular de España; el Grupo Inter plataformas de Economía Circular de España compuesto por un total de 29 Plataformas Tecnológicas y de Innovación Españolas; amén de un sinfín de leyes, planes y reglamentos sobre la materia.

La economía circular está suponiendo un cambio en los modelos de gestión de las empresas. Las que la practican pueden presentar un triple balance: económico (para accionistas, inversores,..); social (creación de empleo, respeto a los derechos humanos..); medio ambiental (consumo de materias primas, emisión de gases,..); y vienen implantando en sus procesos medidas que pueden suponer inversiones importantes. Significa el paso a modos de gestión más participativos y diseños y fabricación más comprometidos con la conservación del medio ambiente. Sirva de ejemplo el caso de la simbiosis industrial: colocar dos fábricas próximas cuando se sabe que los residuos de una pueden ser la materia prima de la otra. Todas estas medidas, una vez implantadas, conducen a la sostenibilidad del planeta, a que mantenga su habitabilidad, además de a una mayor rentabilidad y creación de empleo.

Las distintas instituciones vienen publicando datos acerca de la difusión de las prácticas de la economía circular. Recogemos algunos:

–La organización Circle Economy, de Amsterdam, distribuye anualmente «The Circularity Gap Report» en el que se publican los resultados de medir la distancia o brecha entre la economía actual y una economía circular. Según su último informe (2024), solo un 7% de la economía global fue circular en 2023, en 2018 fue el 9,1% y en 2020 el 8,6%. Se estima que con la implantación de las técnicas adecuadas puede conseguirse que hasta un 70% de la economía sea circular.

–La Comisión Europea, en alguna de sus publicaciones, afirma que en la UE se transforman anualmente 8 000 millones de toneladas de materiales en energía o productos. De ellas, tan solo 600 millones proceden del reciclaje, esto es, alrededor de un 7%

–Solo alrededor del 32% de las empresas españolas adheridas al Pacto Mundial de las Naciones Unidas han implementado estrategias alineadas con la economía circular.

Se dice que nueve de cada diez ciudadanos europeos está preocupados con el cambio climático, con la sostenibilidad de las acciones humanas sobre el planeta. Los efectos que de ellas puedan derivarse parecen cada día más evidentes. Preguntas que están en el aire son si las medidas para corregirlos se están tomando con la rapidez e intensidad adecuada y si un mundo, que conoce sus problemas, tendrá el suficiente coraje, capacidad de sacrificio y valores como para resolverlos.

  • Andrés Muñoz Machado es doctor ingeniero Industrial