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En primera líneaMarqués de Laserna

Política laica

Esta sociedad inmersa en lo digital que ahorra esfuerzos, que solo quiere comodidad y busca la felicidad de los sentidos, añora a veces la falta de espíritu: ¿No sería ocasión de volverse a la Verdad?

Los medios conservadores, a veces, se preguntan si el PP está suficientemente lejos del PSOE y sin entrar en disquisiciones que serían como discutir el sexo de los ángeles, a mí me parece evidente que en lo económico, el Partido Popular defiende la iniciativa privada y el partido Socialista la gestión estatal, y esa distinción no es poca cosa.

Lu Tolstova

No es baladí porque refleja toda una filosofía: para los socialistas el Estado es omnímodo y omnipotente, puede y hasta debe inmiscuirse en la actividad de los ciudadanos, controlar la educación de los hijos, influir en el pensamiento de todos, decidir sobre la vida de los nasciturus y de los ancianos, hasta zanjar en materia de sexo, en definitiva, según mi entender, disminuir las libertades hasta el punto de sojuzgarlas o anularlas.

El programa del Partido Popular reconoce el humanismo cristiano y por lo tanto que el Estado es subsidiario, es decir que sólo puede entender en aquello que, por su naturaleza, queda fuera de la acción de las personas individuales y como ese principio abarca toda actividad, los ciudadanos ven reconocidos sus derechos y libertades. La educación corresponde a los padres y el Estado solo regulará los títulos que reconocen saberes; los sexos son los dos que impone la naturaleza y a la Administración corresponde solo reconocer y respetar las tendencias y voluntades sexuales de las personas y por último la vida, toda vida, es sagrada.

Dicho lo anterior, hay que reconocer la realidad y no buscar utopías y la realidad hoy es que España ha seguido el movimiento laicista europeo y gran parte de la población no es hoy cristiana. La conferencia episcopal ha dado unas cifras que sobrecogen: se bautiza el 38 % de los nacidos y solamente el 12 % de los matrimonios son religiosos.

La España de santo Domingo, san Ignacio y santa Teresa ha perdido su fe, pero ¿Cómo ha ocurrido? La victoria americana en las dos espantosas guerras del siglo XX ha propiciado rendida admiración hacia su cultura en la que la economía es básica, más que las ideas, aportando materialismo a la vida; es verdad que su constitución habla constantemente de Dios, pero es un dios acomodaticio a medida individual, un Dios del libre examen. Con el tiempo la paz trajo abundancia y la técnica mejoras que han vencido las distancias, revolucionado la comunicación y sojuzgando el clima. Todo ha contribuido a rehuir esfuerzos y cultivar disfrutes reduciendo la felicidad a goces sensitivos. Al final Dios ha sido relegado a lo privado, esto es, a lo opcional.

Los partidos políticos responden a esos nuevos modos, son aconfesionales y como las creencias no son de su incumbencia, actúan olvidando que muchos ciudadanos sí tienen una religión y viven una moral. Es cierto que la política no debe estar dirigida por la religión, pero olvidar que las personas la tienen es igualmente erróneo.

Ni quienes gobiernan, ni los que son gobernados pueden quejarse de la falta de principios, unos y otros han escogido un horizonte sin luz; tampoco pueden escandalizarse porque sin religión ¿dónde bebe la moral?

Esta sociedad inmersa en lo digital que ahorra esfuerzos, que solo quiere comodidad y busca la felicidad de los sentidos, añora a veces la falta de espíritu: ¿No sería ocasión de volverse a la Verdad?

  • Marqués de Laserna es académico de honor de la RA de la Historia