Maldad y sed de venganza
El gran error lo cometieron el día que defenestraron al Sr. Sánchez de la Secretaría General del partido y a nadie se le ocurrió bajar a la calle a certificar la defunción. Y así les va
Sinceramente creo que lo que nos está ocurriendo a los españoles es una catástrofe nacional provocada por la tormenta perfecta nacida y evolucionada a causa del maridaje entre la maldad de un ser humano y la sed de venganza de ese ser en cuestión. Ya entiendo que las condiciones para el estallido se dieran apelando a la historia de cómo, cuándo y por qué se produjo en una débil y abandonada época del presidente Rajoy, pero eso es pasado a olvidar por la cruel situación actual.
Me llegó por boca de gente próxima al entonces partido socialista con nombres y apellidos que no citaré, pero de total credibilidad, la afirmación que el gran error lo cometieron el día que defenestraron al Sr. Sánchez de la Secretaría General del partido y a nadie se le ocurrió bajar a la calle a certificar la defunción. Y así les va.
No hubo cadáver, el occiso sobrevivió y ahí tenemos el primer componente de la bomba, una rabiosa sed de venganza ante su propio partido, contra el sistema político, contra lo establecido en un país de notable progreso y prestigio, contra los españoles, los que lo defenestraron y los que no, y definitivamente contra todo. Y compró, vendió, engañó, engatusó y sedujo a mucha gente para volver. Y volvió.
La aplicación de esa venganza ha sido matemática, hija de la rabia para saciar su sed. Con ello, nos guste o no, recuperó el poder y simplemente mintiendo a todos, llenando bolsillos de plata y estómagos de droga de lujo y de lujuria, prometiendo a comunistas un edén que esconde una feroz emboscada, a catalanes lo que no nos puede dar ni queremos la mayoría, a asesinos el perdón y los altares al cinismo de un falso fervor, así como a toda aquella escoria que cuelga del secadero, tuvo el componente necesario para completar el engendro.
Los ciudadanos o al menos la gran mayoría de los españoles hemos asistido impávidos a la preparación de los componentes, su ensamblaje, su lanzamiento sin obstáculos ni concesiones y ahora estamos asistiendo incrédulos a los devastadores efectos que están teniendo lugar, aunque con la mucha ingenuidad que demostramos jamás hubiéramos sospechado que las consecuencias llegaran tan lejos.
No hay que reproducir aquí pues es sobradamente conocida la lista de destrozos que se han producido en el país, en las instituciones, en la sociedad y en nuestra democrática convivencia, pero sí creo necesario advertir que recomponer los añicos del sistema va a ser largo, penoso, violento y todo ello confiando que todavía sea reversible pues hay cuestiones que a mi entender se han perdido para siempre.
Todo ello en el convencimiento de que aquellos que se queden sin juguete, sin oficio y lo que es peor sin beneficio para regresar a la nada de donde salieron, se lo van a tomar pero que muy mal y como ya es costumbre en esa gente y esos grupos, nos van a castigar con violencia callejera, parálisis, ataques furibundos de fuego y adoquines, así como todo tipo de destrucción de la convivencia social pacífica. Los sindicatos apartarán los langostinos del mantel y saldrán en tromba a protestar aunque todavía con la servilleta colgando del cuello. Estemos pues preparados para el nuevo escenario.
Yo no se hoy qué va a ser de mi país España, ni de Europa ni del mundo, pero si seguimos de perfil, mirando al tendido mientras la venganza y la maldad reúnen los componentes, ensamblan y lanzan la bomba devastadora, quizás hayamos sido merecedores de las consecuencias por nuestra pasividad.
Pero hay muchos movimientos hoy, iniciativas sociales, grupos de opinión y corrientes políticas que no están/ estamos dispuestos incluyendo a quién suscribe, a admitir más daños y humillaciones, que vamos a enarbolar la bandera de la resistencia, pacífica, que no vamos a permanecer silenciosos y silenciados, recuperando paso a paso y lo antes posible las ruinas que nos vamos a encontrar, la destrucción que lleva siempre consigo la venganza y la maldad.
Sabemos que vamos ahora a contracorriente del poder, contra el viento de la onda expansiva y sin protección, pero también sabemos y creemos en el péndulo y lo que hoy nos va en contra después lo tendremos a favor para iniciar la recomposición, para recuperar la libertad. Que nadie lo dude.
- Mariano Gomá es presidente de Foro España Cívica