Abascal y Díaz Ayuso deben unirse
El pasado miércoles tuve el estómago de ver un rato la comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso para dar explicaciones sobre la gestión de la DANA. Hacía ya más de un mes que no me acercaba a la política y volver a ella, aunque solo fuesen 15 minutos, me hizo recordar la razón exacta por la que decidí darme un respiro.
No comentaré las palabras de Sánchez porque entiendo que los informados lectores de este diario no necesitan saber más de lo que ya conocen sobre el personaje. La historia lo juzgará.
Sí me gustaría detenerme en las comparecencias de Núñez Feijóo y Abascal. O más bien en sus figuras políticas actuales.
Lo primero que debo decir es que, según mi opinión, el presidente del Partido Popular está amortizado. Salta a la vista que no está a la altura de las gravísimas circunstancias que viven los españoles. No tiene ni la claridad de ideas ni el empuje necesario para este momento.
Alberto Núñez Feijóo vale para estar en el poder en tiempos tranquilos, pero no sirve para presentar una batalla como la que España necesita ahora. Su gran fallo ha sido no comprender que la confrontación directa y sin ambages no es contraria a la moderación.
En un momento de alerta máxima para España en el que Sánchez, a pesar de sus pesares, amenaza con perpetuarse en el sillón de la Moncloa, lo que necesitan los españoles son personas con garra a las que no les importe enfrentarse a la realidad que representa Pedro Sánchez con todas las armas a su alcance. Por eso Feijóo debería marcharse pronto. La política de «no hacer nada» ya no sirve.
Y, por otro lado, está Santiago Abascal que, por enésima vez, tendía la mano al PP desde la tribuna de oradores del Congreso instando a sus miembros a encontrar algún tipo de entendimiento para acabar con el verdadero enemigo.
Abascal es de los pocos políticos, por no decir el único, que comprendió desde el principio el peligro que suponía Sánchez para España y sus instituciones democráticas. Se le pueden achacar muchas o algunas cosas, depende de quién lo haga, pero nunca nadie podrá recriminarle que no denunció esta gravísima amenaza cuando pudo. Lo hace todos los días a todas horas y desde hace varios años.
En circunstancias como las que vivimos, la única aspiración posible es que nadie sea cautivo de ninguna sigla para poder ser libres de actuar como hay que hacerlo; con contundencia. Ha llegado el momento de plantear muy seriamente una alianza entre Isabel Díaz Ayuso, sucesora natural de Feijóo, y Santiago Abascal, si es que de verdad la derecha, todo su espectro, quiere volver a ganar unas elecciones alguna vez.
Da igual si unas siglas fagocitan a otras o si las otras a una, o si quieren renombrar sus partidos o formar uno nuevo o si quieren simplemente pactar o si quieren aparecer los dos montados en un monociclo. Lo importante es que ambos partidos se presenten unidos en las próximas elecciones de una forma o de otra.
Si esta alianza no se produce tengan por seguro que Sánchez volverá a ganar las elecciones. Sí, ya sé que las últimas no las ganó en votos, pero mediante sus pactos ganó el premio final y eso es lo que realmente cuenta, por mucho que Cuca Gamarra diga lo contrario.
Sean conscientes de que si nadie hace nada por remediarlo Pedro Sánchez volverá a ser nuestro presidente del Gobierno. Es así de sencillo. Y si eso sucede, den por seguro que la próxima legislatura será todavía peor que esta.
Si para asegurar el éxito en esta empresa Abascal y Díaz Ayuso tienen que aparcar sus diferencias y deshacerse de todo el lastre clientelar que ambos partidos llevan endosados al lomo, que lo hagan sin pestañear. La mayoría de los ciudadanos no entenderían la falta de acuerdo en algo tan obvio y, lo que es peor, demostrarían una vez más que los partidos piensan más en sus propias estructuras que en el bien del país. Y ese no es el objetivo de la política. Los partidos políticos están al servicio de España y no al revés.
Si los intereses de España demandan una alianza de todo el centroderecha para las próximas elecciones, los líderes del PP y Vox tendrán que hacer lo que esté en su mano para que esta se produzca. Todo lo que no sea intentarlo y trabajar denodadamente en ese sentido será una negligencia imperdonable que agravará nuestros problemas de forma notabilísima.
Hay que echar a Pedro Sánchez.
Gonzalo Cabello de los Cobos es periodista