Dignidad. Ya nada es lo que fue
Acabo de ver el espectáculo de la toma de posesión de los nuevos consejeros de RTVE y todavía no me he recuperado del susto pensando en cómo hemos llegado hasta aquí
Hubo un tiempo, durante y después de la Transición democrática en que la política fue mayoritariamente una escuela de dignidad, salvo quizás algunas excepciones, pueslla fauna de parásitos y oportunistas se halla por doquier, en cuyo escenario se movían profesionales de alta cualificación, personas que aceptaban la contienda política según ideologías y partidos, puesppara empezar asumían su voluntad de servicio al país aportando sus conocimientos, sabiduría y experiencia para el progreso de todos, y en muchos casos en notable detrimento de sus economías profesionales. Modestamente reconozco que yo no acepté alejarme de mi mundo de la arquitectura para entrar en algunos escenarios que se me ofrecieron.
Era una época en que la oratoria era razonablemente respetuosa, se hablaba y se escuchaba, el decoro y las formas prevalecían sobre la bronca, la astracanada, el patio de coliseo enfebrecido, así como los atuendos y actitudes más próximos a los chulos de barrio que a representantes del pueblo español. Dicho sea de paso, acabo de ver el espectáculo de la toma de posesión de los nuevos consejeros de RTVE y todavía no me he recuperado del susto pensando en cómo hemos llegado hasta aquí.
Hoy día la política y los partidos no son ni más ni menos que una agencia de colocación y empleo en donde cabe todo aquel o aquella en paro político o rebotado de otros lugares que en su momento se cuadraban brazo en alto, o puño en alto o simplemente ahora con la sumisión y referencia al capo o jefe de la tribu. Claro está, quienes acceden al puesto, sillón o a lugar preferente salen a matar o a morir por el líder, aunque solo sea porque saben que si no matan morirán a manos de sus propios vecinos de redil. Consecuentemente, los elegidos se califican en máquinas de insultar, habitantes de balneario, incapaces compulsivos o maleantes aforados, normalmente de baja estofa o de satisfacción fácil ante un sobre o unos langostinos, sin entrar en otras golosinas que atentan contra el pudor de género. (Defensoras de la mujer no me oigan.)
Y por eso tenemos lo que tenemos, asistimos a una infame obra de teatro además mal interpretada en la que se mueven actores fracasados, aficionados expulsados de otras aventuras o programas, o simplemente parásitos de barriada. No pretendo ofensas colectivas ni insultos personales, pero cuando el jefe de la banda es un bandolero declarado con su imagen en carteles se busca o wanted nada se puede esperar de la tropa que lleva colgando y tan solo en una reflexión que invito a hacer al lector como es el simple repaso de la lista de quienes componen la tropa.
Hemos tenido conocimiento, que no asistido al festival, romería, aplec en catalán o esperpéntica función aclamatoria del Ser Supremo Su Persona, que no un congreso serio por supuesto dónde han enseñado el careto el grupo de monaguillos entre los que se encontraban el rey de las gambas o su eminencia el enviado papal de eterna bufanda roja al que la ciudadanía puede encontrar en unos premios, en un combate de boxeo, en cualquier alfombra roja, o no tan roja, en un pase de modelos o pasarela de moda o finalmente en cualquier ágape pagado y demás farándulas.
Se ha reventado cualquier aplausómetro para premiar y quizás agradecer a investigados, imputados, juzgados y ambiente carcelario, sonrisas y abrazos en el patio de Alcatraz. Hemos podido escuchar que el líder anda sobrado de energías, más fuerte que nunca, tanto es así que ha anunciado una ley de vivienda de protección oficial al estilo de la franquista, en cuya placa a empotrar en los futuros edificios en lugar del yugo y las flechas se grabará la hoz y el martillo. Risa contenida por el dramático concepto.
Entre tanto, en el entorno político de partido van a tener que comprar una nueva y múltiple guillotina, puesto que la que tienen anda colapsada de trabajo y además desafilada, mientras en otro lado se acumula ya la gente en la cola del empleo barato de obligada obediencia y sumisión. Veremos dónde hay más cola si en la guillotina o en la oficina de empleo.
Nada es ya lo que fue en aquel partido socialista de necesaria alternancia ni nada queda ya de aquellos tiempos. La izquierda radical maleducada, corrupta y podrida se ha apoderado de aquel espacio y se nos han llenado las instituciones y altares del estado de vivales pendencieros, ineptos y parásitos. El mundo entero sabe los dramáticos resultados del paso de la extrema izquierda por el poder que sin excepción han acarreado pobreza económica y miseria social sometiendo al pueblo y sus voluntades al dictado de un sanedrín, un politburó, una stassi y recientemente a un grupo de puebla o a un bunker monclovita.
A España solo le queda hoy la dignidad y la fortaleza del conjunto del pueblo español que jamás va a permitir el derribo de nuestra soberanía, el olvido y manipulación de nuestra historia y mucho menos la destrucción de nuestra nación por una simple plaga de mequetrefes y no por causas necesarias de un nuevo orden mundial.
Permanezcan los lectores atentos a la pantalla, pues se acerca un movimiento que como en las playas de Dunkerque va a establecer y fijar un objetivo común como es el rescate de nuestro país por parte de la propia sociedad sin distinción de tamaño o ideología asociativa en los vehículos de rescate. Tan solo y tan simple como un objetivo común.
- Mariano Gomá es presidente del Foro España Cívica