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En primera líneaGustavo de Arístegui

La geopolítica de la Inteligencia Artificial

Actualizada 01:30

El corresponsal jefe del New York Times en la Casa Blanca (no precisamente un Trumpiano de la primera hora) David E. Sanger, destaca en su último y excelente libro 'Las nuevas guerras frías' una conversación entre el presidente chino Xi Jinping y su homólogo ruso Vladimir Putin en el Kremlin el 22 de marzo de 2023: Xi dice: «Se avecinan profundos cambios como no se habían visto en los últimos 100 años. Vamos a pilotarlos juntos». Putin le responde: «Estoy de acuerdo». A pesar de las complejas relaciones sino-rusas, como el hecho que los chinos no disimulen que ven a Rusia más como una potencia regional y no global, para profunda irritación de los rusos. Han podido más los intereses convergentes y la coincidencia de adversarios y enemigos, para forjar una coordinación de acciones, más que una alianza, contra Occidente. Esto ha sido ignorado durante años por Occidente agravando este desafío.

La geo

Lu Tolstova

El mundo ha entrado desde el final de la última guerra fría en una etapa de intensa y despiadada competencia por los vectores más importantes de poder, dominio, control e influencia del mundo. Materias primas de valor estratégico (uranio, titanio, cobre, vanadio, cadmio, fosfatos entre otras muchas), fuentes de energía (petróleo y gas) y Tierras Raras, de la que China es el mayor exportador del mundo, si bien las mayores reservas las tiene EE. UU., con permiso del subsuelo marino canario y Groenlandia. Además de lo anterior, la carrera por dominar las rutas marítimas y la estratosfera, la exosfera y el espacio exterior no ha hecho más que empezar. La carrera tecnológica está en el centro de la rivalidad sino-estadounidense, que según Marco Rubio va a dominar el siglo XXI. Esta competencia feroz es la que apenas se ha asomado con el terremoto provocado por la puesta de largo de la Inteligencia Artificial china «low cost» y en código abierto.

China es un actor de primer nivel en tecnología de punta, la invención propia proviene de la investigación de sus científicos en sus universidades e institutos especializados, muchos de ellos muy punteros. Otra parte proviene de fuentes legítimas y abiertas, patentes libres o de pago que pueden adquirirse. Pero otras son completamente ilegítimas y son fruto del espionaje industrial chino a gran escala que es uno de los objetivos principales de sus servicios de inteligencia e incluso de agentes libres, ingenieros y ejecutivos chinos o de origen chino, comprometidos con la ideología del Partido Comunista chino, o incluso los que han sido coaccionados, extorsionados o sobornados para espiar para la madre patria. Estudian la tecnología del enemigo o adversario por medio de la ingeniería inversa, para copiar y si pueden, mejorar la tecnología robada. El caso más flagrante fue el primer Airbus A 320 que compró China y que nunca llegó a volar, desapareció en los hangares de mantenimiento y nunca más se supo de él. Parece evidente que se desmontó para eso.

Hace 10 años había más empresas chinas específicamente dedicadas a la IA que estadounidenses. Los europeos estábamos y seguimos estando a la cola de esta tecnología. Hoy son los americanos los que llevan ventaja, todas las grandes tecnológicas usan y tienen divisiones o filiales de Inteligencia Artificial, Amazon, UBER, Meta, Google (que es el embrión de todo, el buscador es la primera y más simple forma de IA)

No se puede avanzar en ningún ámbito de la tecnología de vanguardia sin IA, sobre todo en los ámbitos del espacio exterior, tecnología aeroespacial, defensa, nanotecnología, medicina robotizada, industria farmacéutica, gestión de compras (Amazon, por ejemplo), distribución y logística (DHL FedEx UPS etc.)

En el ámbito de la defensa se está estudiando que drones y misiles, por ejemplo, acaben siendo autónomos y guiados por IA. Las armas autónomas con capacidad de decisión y selección de objetivos es un salto cualitativo extraordinariamente peligroso para la Humanidad. Otros sistemas de defensa, como los caza-bombarderos de 6ª generación, submarinos de última generación, satélites de defensa antimisiles o de carácter ofensivo, acabarán estando controlados por la IA. La carrera de armamentos corre paralela a la tecnológica y este ámbito es ya de los más importantes.

La ciber-guerra estará dominada por la IA y los hackers la utilizarán, o será la propia IA que se convierta en la nueva legión de ciber-guerreros. La IA combinada con ciberguerra, es una de las muchas tormentas perfectas que nos acechan. La presentación de DeepSeek ha acelerado esta carrera provocando un «momento Sputnik» de competencia entre adversarios.

La Inteligencia Artificial combinada con ciberataques puede destruir o inhabilitar infraestructuras críticas, sistemas de navegación (GPS, Galileo etc.), bloquear, saturar o controlar Internet. Podría manipular, dominar o estrangular sistema bancario mundial (SWIFT por ejemplo…) o los mercados bursátiles más avanzados del mundo por protegidos que estén. La IA podrá manipular información, las fuentes y los medios, y con ello a las personas. Con la IA se podrá espiar muy eficazmente a estados, instituciones, empresas, individuos, la IA que sabrá más de cada uno de nosotros que nosotros mismos.

Hasta ahora una bomba nuclear detonada en la parte alta de atmósfera, podría generar un pulso electromagnético nuclear (Nuclear EMP) que provocaría la destrucción de cualquier sistema o aparato con componentes eléctricos o electrónicos, en un radio variable dependiendo del tipo de bomba y su potencia. La IA podría lograr un efecto similar sin recurrir a armamento nuclear.

Ahora la carrera por el dominio de la IA es otra parte de la rivalidad y competencia chino-estadounidense, o más correctamente el empeño de China por superar a los EE. UU. como primera potencia mundial, y a Occidente como vanguardia del mundo. Por ello es extraordinariamente irresponsable coquetear con la idea que se puede colaborar con China en temas tan sensibles como tecnología punta, telecomunicaciones (5G de Huawei) o la Inteligencia Artificial, sería darle entrada a un peligroso y eficaz caballo de Troya entre nosotros, teniendo en cuenta que hay alternativas tecnológicas occidentales o capacidad de desarrollarlas. Esto no es competencia y supervivencia.

  • Gustavo de Arístegui San Román es diplomático y fue embajador de España en la India
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