El ministro de Transportes es un habitual de esta sección porque ha hecho del exceso verbal su modus vivendi. Aunque ayer fingió algo de moderación en una entrevista radiofónica, Puente ha dejado una reflexión que denota el sentido que tiene de la democracia. Se ha permitido criticar al Tribunal Supremo (está en su derecho) para después adelantar la decisión del Tribunal Constitucional con respecto a la amnistía a Puigdemont. Ya ni se molesta en disimular la inexistente separación de poderes.
El líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Daniel Sirera, ha instado este lunes al alcalde, Jaume Collboni, a empezar los trámites para organizar los Juegos Olímpicos de 2040. Es un debate interesante, pero seguramente sea más urgente devolver a Barcelona el esplendor que algún día tuvo en vez de fiar su regeneración a 15 días de competición deportiva. Los problemas que afectan a la Ciudad Condal no se curan con unos Juegos Olímpicos.
La exministra de Igualdad, cuyo legado es una ley que mejoró la situación procesal de miles de violadores, se ha dado el lujo de criticar a uno de los consejeros de Salvador Illa tachándolo de «antiabortista». Irene Montero, a la que le duele mucho más la muerte de un toro que de un bebé (como a buena parte de la izquierda), asegura que el PSOE «usa el voto de las feministas y de la izquierda para que mande un tránsfobo y antifeminista». ¿Le cuento un secreto? Las feministas de verdad votan a aquellos que no ponen en peligro a las mujeres. Y ahí no está el PSOE.
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