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tribunaGonzalo Cabello de los Cobos Narváez

Los Genoveses: sobreviviré

Las alimañas que acariciaban con sus hocicos los tobillos de sus amos durante los primeros capítulos por fin han enseñado sus dientes. Pero, ¡cuidado! Ahora más que nunca están dispuestas a morder para contagiar su inconmensurable rabia

Me dicen mis amigos en Argentina que la carcajada de Pedro Sánchez el 17 de febrero pudo escucharse en el Aconcagua. Desde ese día, en La Moncloa aseguran que el presidente está tan risueño y vivaracho como la primera vez que lo vieron aparecer por el palacio del brazo de doña Begoña. Y se preguntarán ustedes qué clase de nuevo brebaje ha encontrado el señor Sánchez para encontrarse de un humor tan impecable.

Pues ya les adelanto que ninguno. De tratarse de una libación mágica les aseguro que ya me habría hecho con su secreta fórmula. Es algo más trivial. El presidente del Gobierno simplemente se ha dado cuenta de que lo único que tiene que hacer para volver a ganar las elecciones es comprar un bol de palomitas mientras asiste a la primera temporada de la nueva serie adolescente de Los Genoveses: sobreviviré. Es comprensible que esté tan a sus anchas. La trama es bastante enrevesada.

Durante los primeros capítulos, como suele pasar con las grandes series como Los Soprano o Breaking Bad, parecía que no pasaba nada. Alguna intriga pasajera, una acusación lanzada al aire, pero poco más. Pero estarán conmigo en que el último capítulo del día 17 de febrero ha sido la leche. Pocas veces hemos visto tantos sentimientos concentrados. Lo que ha pasado con la reina Isabel Díaz Ayuso se ha convertido en uno de los episodios más emocionantes que recuerdo. Ni William Hamleigh, el malvado lord de Los Pilares de la Tierra, ni el malvado Fagin de Oliver Twist han conseguido despertar en mí un nivel de ira semejante.

Pero si no lo han visto, siento el spoiler, les cuento. El Gran Poder de los «alfas», la facción más agresiva de los genoveses, por fin se ha despertado de su estudiado letargo y busca sangre desesperadamente. La reina Díaz Ayuso es su objetivo y está en peligro de muerte. Aunque la situación no es fácil, y los genoveses son muy poderosos, la reina se está rearmando.

Afortunadamente tiene cosas a su favor que los malos no han tenido en cuenta. Para empezar, el cariño del indefenso pero numeroso pueblo. Un pueblo que la quiere por haberse preocupado tanto por ellos durante la terrible peste; un pueblo que la quiere por defenderlo contra los abusos de Pietro I 'El Guapo'; un pueblo que la quiere, en definitiva, porque sabe que en ella hay verdad.

Y esto lo deberían tener claro los genoveses: nunca deberían subestimar la fuerza de un pueblo enfurecido.

Además, lo que no saben los «alfas», es que, bajo la apariencia dulce de la reina, en realidad, se esconde una astuta loba dispuesta a defender a su manada hasta las últimas consecuencias.

¿Ven lo que les digo? La temporada promete. Lo que sí les recomiendo es tranquilidad. Recuerden que, después de todo, no es más que una serie de ficción. Si, finalmente, la facción genovesa gana la partida y la reina cae muerta, lo peor que puede pasar es que Pietro I 'El Guapo' vuelva a ser elegido por el Consejo como Canciller Supremo. ¿Qué hay de malo en eso? Si lo miran con cierta actitud deportiva, emoción no nos va a faltar. Cuatro años más de Pietro pueden dar para muchas más temporadas.

Pero no perdamos la esperanza. El pueblo está con la reina y será difícil que los malvados genoveses consigan quitársela de en medio.

Además, por ahora tenemos una ventaja. Los malos, después de esconderse tanto tiempo tras su egocentrismo titánico y su envidia insaciable, por fin han saltado a la palestra y nos han mostrado su mediocre y verdadera cara. Ya sabemos quiénes son y cuáles son sus propósitos. Algo es algo. Las alimañas que acariciaban con sus hocicos los tobillos de sus amos durante los primeros capítulos por fin han enseñado sus dientes. Pero, ¡cuidado! Ahora más que nunca están dispuestas a morder para contagiar su inconmensurable rabia.

Tendremos que ver cómo se desarrolla la trama. Yo ahora mismo no me decanto por ningún ganador. Recuerdo los disgustos que me llevé en Juego de Tronos. Mejor no apostar por nadie, ni siquiera por los buenos, pues es bien sabido que los guionistas juegan con nuestros sentimientos y solo buscan lucirse.

La batalla entre los genoveses y la reina Díaz Ayuso ha dado comienzo.

  • Gonzalo Cabello de los Cobos Narváez es periodista