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Cómo responder a la situación de España

Pensemos que tenemos una gran ventaja los católicos y es que a la larga y a la corta quien nos ayuda y no nos deja solos nunca es Dios nuestro Señor, así que manos a la obra y sin descanso

En mi último artículo titulado Los españoles, hacía referencia a varios de los problemas realmente graves que están ocurriendo y desarrollándose en España y que, decía, era necesario abortar lo antes posible. Me referí en concreto a la memoria histórica, la educación y el ataque a la conquista de América, hecha por los españoles. Por supuesto que tenemos muchas más cosas que están ocupando la vida de los españoles como la falta de moral, el aborto, la eutanasia, el ataque furibundo a la Iglesia, etc. Es decir, es un panorama que creo se está desbocando últimamente al calor de tener un Gobierno Frankenstein, de corte filocomunista que, por supuesto, ve con buenos ojos todo lo que expuse en mi anterior artículo, así como con las pinceladas que acabo de indicar más arriba.

Un lector me ha comentado que todo lo que digo está muy bien, pero que, en definitiva, no propongo nada concreto y así todo lo que se escriba al respecto será como un brindis al sol.

Por mi parte, no creo que sea este medio el lugar para proponer acciones concretas al respecto, pero sí el lugar adecuado para incidir en las conciencias de muchos españoles de bien que, por circunstancias muy diversas, están en un momento de adormecimiento respecto a lo que realmente creen y en lo que quieren para España, ahora y en un futuro próximo.

Voy a tratar de remover un poco esas conciencias, con la humildad más absoluta y desde luego con la mejor intención como español de a pie que ama profundamente a su patria.

No tengo más remedio que empezar refiriéndome a la Segunda República Española, donde desde el principio hasta el inicio de la Guerra Civil en el año 1936, hubo una sistemática actuación contra la Iglesia Católica, en todos los ámbitos y aspectos, que sufrieron nuestros mayores y que trajo como consecuencia de lo anterior expuesto que, acabada la Guerra Civil con la derrota del comunismo, se produjera un movimiento pendular completo que nos llevó a una imposición oficial de la Religión Católica en todo tipo de ambientes. Hubo muchas cosas muy buenas en este cambio radical que, lógicamente y con el tiempo, se fue estabilizando en su justa medida. Esto permitió tener claro a partir de la Transición lo que significa la libertad religiosa y cómo debe interpretarse. Esto no quita que muchos españoles estemos orgullosos de nuestra Fe, que llevamos al mundo entero y que, gracias a ello, podemos decir que más de quinientos millones de personas en el mundo son cristianas.

Una vez expuesto de manera resumida lo anterior, creo que tenemos un campo de batalla inmediato en España para defender con entusiasmo nuestra Fe y la tradición cristiana de España en todos los medios y foros posibles.

Lo importante, creo yo, es no pensar que la religión es un tema privado e incluso de mala educación el hablar de ella en público. Esta es la táctica sibilina del maligno, que es, realmente, el que se ha enseñoreado del mundo.

Por lo que a mi respecta, hace un tiempo que he iniciado ciertas iniciativas que estoy dispuesto a compartir y ampliar con quien quiera conocerlas y, así, tener conocimiento a su vez de otras posibilidades que puedan remar siempre en la misma dirección: «La nueva evangelización de nuestra patria».

Pensemos que tenemos una gran ventaja los católicos y es que a la larga y a la corta quien nos ayuda y no nos deja solos nunca es Dios nuestro Señor, así que manos a la obra y sin descanso.

Como se pude ver, considero fundamental el exponer en público sin miedo alguno nuestras creencias y nuestros ideales como hombres, ya que el ser cristiano lleva implícito el respeto a la institución fundamental desde el origen del hombre, la familia, cuyo modelo perfecto es La Sagrada Familia, el respeto profundo a la vida y por tanto al no nacido y la defensa del matrimonio cristiano, instituido por Jesucristo nuestro Señor.

No puedo extenderme más, pero como colofón a lo anterior me pongo a disposición de todo aquel que crea que juntos y teniendo a Dios con nosotros, seguro que podremos incidir de muchas formas en contraste al rumbo negativo y desconcertante de nuestra querida España.

  • José Fernando Martín Cinto es licenciado en Ciencias Físicas