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TRIBUNAfernando ramos

Temor de que Sánchez entregue Alhucemas y Chafarinas a Marruecos

Por qué, en plena crisis con Marruecos, se decidieron estas exhumaciones, cuando ni los propios familiares lo habían pedido. Cabe recordar que se actuó de modo semejante con los españoles enterrados en el Sáhara antes de entregarlo a Marruecos y Mauritania

En medios militares de las guarniciones de Ceuta y Melilla, y entre los familiares de personal que sirvió en las guarniciones del peñón de Alhucemas y las Chafarinas, existe el temor de que el Gobierno de Pedro Sánchez prepare la entrega de estos y otros enclaves al reino de Marruecos, que no ha dejado de reivindicarlos, junto con Ceuta y Melilla, dentro de la política de cesiones y apaciguamiento que lleva a cabo el ejecutivo. Ese temor viene justificado porque desde el pasado mes de julio, a partir de una orden del Ministerio de Defensa, se ha dado traslado a las familias que en su caso estuvieran interesadas, y se ha procedido a exhumar los cadáveres de los españoles, militares en su mayoría, y civiles también, enterrados en aquellos enclaves de soberanía española. Con frecuencia, desde territorio cercano marroquí se celebran concentraciones en las que se reclama la devolución de lo que se considera territorios ocupados.

Conviene recordar que, hace ahora dos años, el Parlamento marroquí declaró por ley la posesión de «los derechos soberanos y exclusivos» sobre los recursos naturales marinos de aguas cercanas a Canarias que España reclama ante la ONU desde 2014. En medios diplomáticos españoles se consideró un desafío que Rabat tomara posesión oficial de las aguas del Sáhara Occidental y delimitaba como de explotación exclusiva marroquí aguas al suroeste del archipiélago canario. En esta ocasión, la reacción del Ministerio español de Asuntos Exteriores, a cuyo frente estaba Arancha González, fue de insólita levedad y se comunicó que «se tomaba nota y estudiaba la medida». En la zona que Marruecos entiende suya se halla el monte submarino «Tropic», localizado en 2016, que constituye la mayor reserva conocida de telurio, mineral estratégico por su gran valor en la fabricación de alta tecnología. Para exponer sus aspiraciones sobre esta parcela marina, España optó por reclamarla dentro de la comunidad internacional, pero Marruecos se la adjudica sin más. Dada la nueva política de Pedro Sánchez con respecto al Sáhara, Marruecos refuerza sus derechos sobre estas aguas y su riqueza ante las cesiones españolas. Marruecos pretende ahora explotar el subsuelo de estas aguas en sociedad con Israel.

Pero no para ahí el asunto, en noviembre del pasado año, se tuvo conocimiento de que Marruecos había instalado jaulas marinas para una piscifactoría en aguas de las islas Chafarinas. El Ministerio de Exteriores de España protestó y ahí quedó la cosa. Las jaulas fueron instaladas por una empresa española especializada en piscifactorías, que habría vulnerado la normativa medioambiental y de seguridad marítima debido a que las Chafarinas y las aguas que las rodean están declaradas Zona de Especial Protección de las Aves (ZEPA) y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) de la Red Natura 2000. Las Chafarinas se encuentran a 3,5 kilómetros de la costa marroquí, para la medición de la frontera marítima se toma de referencia la mediana. La piscifactoría se encuentra instalada a menos de 300 metros de la isla del Congreso.

En cuanto a la exhumación y el traslado de los restos mortales existentes en los cementerios de los islotes y peñones de soberanía española a Melilla corresponden a personas que, en algunos casos, están allí desde hace 280 años. Curiosamente, se dijo entonces que estas exhumaciones no cuestionaban la soberanía española sobre los referidos islotes. Pero lo cierto es que el levantamiento de los cadáveres se publicó en el Boletín Oficial del Estado por la Unidad de Servicios de la Base Discontinua «Teniente. Flomesta» de Melilla, dependiente de la Segunda Subinspección General del Ejército (Sur). En él se explica que se trata de un acuerdo del jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra (JEME) y que todos los restos serían trasladados al cementerio de la Purísima Concepción de la ciudad autónoma de Melilla, salvo que sus familiares elijan otro. Pero, ¿por qué? Que la iniciativa no partió de los propios familiares, es prueba de que el Ejército instaba a «quienes acrediten su condición de familiares del fallecido» a manifestar por escrito la «solicitud de exhumación para su traslado al cementerio de la Purísima Concepción de Melilla u otro de su elección», con un plazo de veinte días.

Estos territorios pertenecen a España desde antes de que existiera el reino de Marruecos: desde 1564 (Vélez) y 1673 (Alhucemas). En el caso de Vélez de la Gomera, de apenas 412 metros de largo por 140 de ancho y 87 de altura, llegaron a vivir cerca de 1.000 personas. Mientras, Alhucemas llegó a contar con prácticamente medio centenar de habitantes. Lo sorprendente fue por qué, en plena crisis con Marruecos, se decidieron estas exhumaciones, cuando ni los propios familiares lo habían pedido. Cabe recordar que se actuó de modo semejante con los españoles enterrados en el Sáhara antes de entregarlo a Marruecos y Mauritania.

  • Fernando Ramos es periodista