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tribunaCarlos Alonso Ausin

Cumbre de la OTAN

Nuestra nación debe brillar no solo en el aspecto organizativo y de protocolo, sino también en la sustancia, en lo importante, como es el análisis y exposición de nuestras amenazas y en propuestas valientes y oportunas que defiendan nuestros intereses nacionales

La cumbre de jefes de Estado y Gobierno de los 30 países miembros de la OTAN que se celebra en Madrid el 29 y 30 de junio tiene como principal tarea adoptar el nuevo concepto estratégico de la Alianza para los próximos años. El concepto actual se suscribió en la cumbre de Lisboa en 2010 y el anterior en 1999, es decir, suele marcar la estrategia de la Alianza para unos 10 años. Es el documento político más importante de la organización. Describe el contexto actual de seguridad, identifica las principales amenazas y desafíos y señala cómo responder ante tales amenazas.

El concepto suscrito en Lisboa contemplaba un equilibrio entre estas tareas principales: refuerzo de la defensa colectiva (principio consagrado en el articulo 5 del Tratado de Washington), comprometiéndose a presupuestos de defensa nacionales del 2 por ciento del PIB; gestión de crisis y cooperación en seguridad, que hacían posibles los despliegues en Afganistán, Siria, Irak, Libia, entre otros escenarios. Incluso abogaba por una relación de cooperación con Rusia. Esto fue antes de la invasión de Crimea en 2014.

La invasión y guerra en Ucrania, otro asunto central en la cumbre, va a hacer primar en el nuevo concepto la defensa colectiva, que está ligada a la integridad territorial de cada Estado miembro, con aplicación automática del referido articulo 5, por el que un ataque armado contra uno o mas, que tenga lugar en Europa o en América del Norte, será considerado como un ataque dirigido contra todos ellos. Ahora la Alianza vuelve a mirar hacia el este y no solamente Rusia, sino también a China. En cierto modo se vuelve a la estrategia principal fundacional para contener cualquier invasión de la extinta Unión Soviética. Es previsible que en la cumbre se acentúe todavía más que los Estados gasten el 2 por ciento en defensa, compromiso que la mayoría de los miembros no habían cumplido. De esta manera se refuerza la deterrence para contener posibles nuevas invasiones.

Sin embargo, mirar solo hacia el este sería un peligro. En el análisis de las amenazas, los países del sur de Europa deben exponer claramente las amenazas actuales, a saber: los movimientos migratorios provenientes de países de África, que son utilizados por gobiernos como armas políticas que, por ejemplo, afectan significativamente a España; el terrorismo internacional, las consecuencias de la inestabilidad en el Sahel; y las repercusiones del conflicto latente en Siria y de la inestabilidad en Libia, entre otras.

Adicionalmente, es previsible que se incluyan asimismo en el nuevo Concepto aspectos relacionados con la resiliencia de la OTAN en los nuevos dominios del espacio y el ciber-espacio, ante las campañas de desinformación y emergencias por crisis energéticas y el cambio climático.

También se tratará la incorporación de Suecia y Finlandia, países invitados a la cumbre, junto con otros europeos como Austria, Irlanda y Malta. Se ha invitado así mismo a cuatro países de Asia, como Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur, todos ellos aliados preferentes de Estados Unidos. La expansión de la OTAN hacia Asia Pacífico está en el alero.

Llegamos a la posición de España. Nuestra nación debe brillar no solo en el aspecto organizativo y de protocolo, que a buen seguro lo hará, sino también en la sustancia, en lo importante, como es el análisis y exposición de nuestras amenazas y en propuestas valientes y oportunas que defiendan nuestros intereses nacionales.

Ningún territorio español puede quedar fuera del principio antes descrito de la defensa colectiva. Del mismo modo que las Islas Canarias están incluidas, Ceuta y Melilla, que son parte de España, y por tanto de Europa, deben de serlo también. Es hora de proponer esta inclusión, aquí en Madrid, donde se va a defender la integridad territorial de todas las partes signatarias del Acuerdo de Washington.

En un tiempo de crisis económica y de perspectivas oscuras ante las consecuencias de una guerra larga en Ucrania, como el secretario general de la OTAN acaba de señalar, no sería entendible para el contribuyente español que el esfuerzo que va a suponer aumentar en gran medida el presupuesto de defensa hasta el 2 por ciento del PIB, como quiere la OTAN, no tuviera la contrapartida de que todo el territorio español, sin excepciones, esté bajo el paraguas de la defensa de la Alianza Atlántica.

  • Carlos Alonso Ausin es coronel retirado y exfuncionario de NN.UU. en Nueva York