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tribunaGonzalo Ortiz

¿Inminente invasión de Taiwan?

No resulta sorprendente, aunque sí chocante, desde el punto de vista diplomático, que el recientemente designado embajador de la Unión Europea en Pekín, Jorge Toledo, se haya pronunciado por una «reunificación pacífica» que implique la integración de Taiwan en la «Madre Patria»

En las últimas semanas, se han producido dos hechos relevantes con respecto a Taiwan: por una parte, la presidenta de la Cámara de Representantes norteamericana, Nancy Pelosi, ha cursado una visita oficial a la isla, con lo que parece que su país ha abandonado la strategic ambiguity y se ha comprometido con su defensa; y por otro lado, la República Popular China ha realizado unas largas maniobras militares con imponente exhibición de poderío naval, misiles y fuego real.

En un artículo publicado en El Debate recientemente, anotaba cinco tropiezos en el año pasado de la diplomacia norteamericana, que reflejan su actual debilidad estratégica: la salida de Afganistán, el parón absoluto en el proceso de desnuclearización de Corea del Norte, los avances del castrismo-chavismo en Iberoamérica, el fracaso de la opción Guaidó en Venezuela y la guerra de Ucrania.

Al mismo tiempo, se ha reforzado un cierto eje China-Federación Rusa con algunos hitos importantes como los acuerdos Xi-Putin que precedieron a los últimos Juegos Olímpicos de Invierno, las fuertes compras chinas de petróleo y gas rusos, y el hecho de que en el nuevo Plan Estratégico de la OTAN, China y Rusia fueran señaladas, la primera, como potencia disruptora del actual orden internacional y la segunda como potencia invasora en Ucrania.

En su libro 21 lecciones para el siglo XXI el pensador israelí Juval Noah Harari señala que antes las guerras eran un asunto de daños reducidos y grandes beneficios. Y añadía que hoy las guerras resultan muy gravosas, aunque creía que los éxitos de Putin en Georgia, Ucrania y Siria habían servido para alentar sus ambiciones. Pero concluye: «Jamás subestimemos la estupidez humana». En definitiva, que con la guerra, algunos gobernantes aspiran a grandes beneficios con daños reducidos.

China ha pasado en las últimas tres décadas, gracias a su crecimiento económico espectacular, de ser un país pobre en desarrollo a ser el segundo PIB mundial. Los «contratiempos» de Putin en Ucrania no creo que le hayan desalentado en su ambición nacional de reunificación. Ahora que se ve bien armada, rica y poderosa, ve, por el contrario, que las posiciones defendidas por Estados Unidos retroceden a lo largo y ancho de la geografía mundial.

El fallecido político japonés Shinzo Abe, recientemente asesinado, ya había preconizado una mayor implicación de los Estados Unidos en la defensa de Taiwan. La visita de Pelosi es oportuna en ese sentido pero, al mismo tiempo, puede ser utilizada por China casus belli que encienda un conflicto de proporciones considerables.

¿Cuál es la posición internacional de Taiwan en este momento? ¿Conserva íntegra su importancia estratégica? Sin duda. Es, además, un gran fabricante de semiconductores y, desde un punto de vista tecnológico, es uno de los más avanzados del mundo. Pero, sin embargo, ya no es reconocido como Gobierno legítimo de China más que por media docena de países, sin peso alguno. La renta per capita taiwanesa, que hace treinta años multiplicaba por veinte la del continente, tiende ahora a equipararse, y su población, de unos 25 millones de habitantes, nada tiene que ver con los 1.300 de la República Popular. No resulta sorprendente, aunque sí chocante, desde el punto de vista diplomático, que el recientemente designado embajador de la Unión Europea en Pekín, Jorge Toledo, se haya pronunciado por una «reunificación pacífica» que implique la integración de Taiwan en la «Madre Patria».

¿Es inminente la invasión de Taiwan por parte de China? No hace tanto tiempo, Rusia organizaba unas maniobras militares en la frontera con Ucrania que luego desembocaron en la invasión real. Esto mismo puede ocurrir en Taiwan porque el momento actual de debilidad norteamericana es propicio para que el ataque se produzca. Otra cosa será que resulte para China (y para el mundo) mucho más costosa de lo imaginado, y sin perder de vista que en el próximo Congreso del Partido Comunista Chino en otoño Xi Jin Ping aspira a la reelección.

Entretanto, las maniobras militares que concluyeron el pasado 10 de agosto han llevado en el interior de China a una ola de «fervor patriótico». Se han producido distorsiones importantes en el tráfico aéreo mientras se multiplicaban los sobrevuelos de cazas chinos y se habla de que China quiere alistar cien mil voluntarios para engrosar sus efectivos militares, en particular, especialistas informáticos y con la vista puesta en nuevas armas, como los misiles capaces, de forma electromagnética, de desconectar todos los aparatos del enemigo.

En el año 1985 visité el Museo Nacional de Taipeh, que contiene los tesoros más importantes de arte chino que se llevó el ejército nacionalista en 1949. En aquel momento, la mayoría de visitantes eran europeos, japoneses y norteamericanos. Cuando en 2015, treinta años después, volví a visitar este museo, el 90 por ciento de las entradas eran para chinos continentales. Los vientos de la historia soplan, nos guste o no, en esa dirección.

  • Gonzalo Ortiz es embajador de España