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TribunaJosé F. Martín Cinto

Las vacaciones

Nuestro insigne presidente, con gran visión de estadista, ha encontrado una solución original, inimaginable para los demás mortales, para ahorrar energía: prescindir de la corbata

En España, aunque en el año 1931, durante la II República, el ministro de Trabajo, Francisco Largo Caballero, estableció siete días naturales de vacaciones al año, la realidad es que por lo convulso de la situación durante todo el periodo republicano, no se pudo aplicar en la práctica y menos aún con el estallido de la Guerra Civil. Fue con el Gobierno del general Franco, cuando coincidiendo con el gran desarrollo en España en los años sesenta, tanto industrial como turístico, se establecieron por primera vez, de manera oficial, las vacaciones anuales, por un periodo de treinta días naturales o veintidós días hábiles. Otra cosa más que agradecer a ese Gobierno en ese periodo de nuestra historia.

Pues bien, a mi familia y a mí nos toca pasar las vacaciones, desde hace más de veinticuatro años, en la costa de Almería, concretamente en Mojácar y más concretamente, en las afueras de Mojácar en una pequeña colina frente a la playa de Macenas, que está todavía sin descubrir de manera importante por el turismo, que se encuentra entre Mojácar y el bonito pueblo de Sopalmo.

Este año, se puede decir que es el año de volver a la casi total normalidad, después de dos años de pandemia, ya que prácticamente se ha suprimido el uso de la mascarilla en todas partes con las excepciones de farmacias, servicios públicos, hospitales y poco más.

Desde que hemos llegado, da gusto la verdad, ver funcionando a tope otra vez todos los servicios turísticos como restaurantes, chiringuitos de playa, bares de copas, etc. También merece la pena destacar el crecimiento de las excursiones por todas las sierras de la zona y realmente hasta la propia Almería. Se pueden descubrir sitios maravillosos; merece la pena destacar la zona donde se ha desarrollado una gran industria de aceite de oliva de extraordinaria calidad.

Una vez que he desarrollado este pequeño retrato estival de la zona de Mojácar en vacaciones, me voy a centrar, aunque estemos en periodo vacacional, en la situación que estamos viviendo, tanto a nivel mundial, como a nivel nacional, siendo muy preocupantes para todos los españoles, las dos situaciones.

Por una parte, se ha establecido como una situación permanente la guerra de Ucrania, donde de verdad, quien pagan el pato, y de manera dramática, es la población civil, hombres, mujeres y niños, que no quieren saber nada de esta guerra de tintes políticos claros y que, sin embargo, son los que más muertes han sufrido con diferencia, amén de haber tenido en muchísimos casos que abandonar el país en busca de seguridad, fuera de su patria y que a día de hoy, son más de diez millones los desplazados fuera de Ucrania a países extranjeros. No deja de ser una situación un tanto extraña, ya que mientras estoy escribiendo, los varios frentes en Ucrania en guerra se mantienen prácticamente inamovibles desde el principio, con unas informaciones sesgadas de ambos bandos, que nos hacen poco comprensible lo que está pasando, ya que al mismo tiempo se siguen reuniendo los diplomáticos en busca de soluciones que nunca llegan y menos el contenido de lo que hablan, pero no dejo de reflejar que me llama la atención que ha empezado desde el puerto de Odesa la exportación del grano de Ucrania. que es vital para todos, ya que se les considera como el granero del mundo. Por otra parte, nos hemos encontrado de repente con la visita no deseada por China de la señora Pelosi a la isla de Taiwán, que ha supuesto una indudable tensión casi prebélica, entre China, Taiwán y EE.UU. Aunque no sean el motivo de este artículo, considero que no era posible dejar de mencionarlos, por la preocupación que nos generan y porque de verdad creo que estamos en una situación muy grave en prácticamente todo el mundo.

No me resisto a dar un giro y referirme a nuestro insigne presidente del Gobierno, Pedro I el Mentiroso, ya que con la que está cayendo, se ha trasladado de vacaciones en Falcon a la finca la Mareta en Lanzarote, acompañado, como siempre, con su familia y ciertos amigos. Lleva prácticamente tres semanas sin dar señales de vida y mientras escribo este artículo parece que la cosa sigue igual. Un inciso para recordar a los desmemoriados que esa finca fue un regalo personal del Rey Hussein de Jordania a nuestro Rey Juan Carlos I, que lo cedió con elegancia a Patrimonio Nacional. Hasta la llegada de Pedro I el Mentiroso a La Mareta, no había hecho falta levantar los muro de cuatro metros que ha exigido el insigne presidente para asegurar la privacidad de él y de su esposa. Tal es su intimidad en época de vacaciones, que aunque Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, le haya exigido abordar el pleno sobre el ahorro energético planteado por el Gobierno, con todos los consejeros autonómicos, no parece vaya a haber una solución definitiva y coherente hasta septiembre, en que ya estará descansado y a tope nuestro presidente, para seguir mintiendo a los españoles

Tenemos que recordar que mientras en Francia se siguen construyendo minicentrales nucleares, en Alemania siguen funcionando las centrales térmicas a base de carbón y la Unión Europea busca respuestas a lo que estamos viviendo en materia de energía, y que parece que va para largo, nuestro insigne presidente, con gran visión de estadista, ha encontrado una solución original, inimaginable para los demás mortales, para ahorrar energía: prescindir de la corbata.

Espero que a la vuelta de vacaciones, con la vida diaria de trabajo y responsabilidades de cada uno, podamos de verdad liberarnos lo antes posible de Pedro I el Mentiroso y de toda su inútil cohorte de aduladores, que oficialmente se llaman asesores personales del presidente ¡Dios lo quiera!

  • José Fernando Martín Cinto es licenciado en Ciencias Físicas