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TribunaLuis Peral

La cultura de la Defensa en la educación (I)

Deben abordarse los valores militares tradicionales, vigentes en nuestros Ejércitos de hoy, junto con aquellos aspectos en los que éstos constituyen un referente a imitar en la sociedad civil

Parece que esta vez va en serio, a pesar de los remilgos y mohines de parte del Gobierno, los mismos que no denuncian que en los países donde gobiernan sus correligionarios o sus financiadores se gaste en defensa un porcentaje desmesurado del PIB y se exhiba ese músculo militar en fastuosos desfiles.

España se dispone a cumplir el objetivo propuesto en la cumbre de la OTAN en Gales del 2014, y reiterado en la reciente cumbre de Madrid, de dedicar a Defensa el 2 por ciento del PIB. Un compromiso no fácil de alcanzar pues, a pesar del 25 por ciento de incremento previsto en los Presupuestos para el 2023, será necesario aumentar el gasto en defensa un 8,9 por ciento cada año para llegar a ese 2 por ciento en 2029, y eso sin tener en cuenta los eventuales incrementos del PIB. Existen sistemas de colaboración público-privada que ayudarían a financiar capacidades militares para lograr ese objetivo, pero este no es el objeto de este artículo.

La defensa no sólo necesita más dinero, sino también que la sociedad civil se conciencie mucho más de su importancia para la salvaguardia de los principios y derechos consagrados en nuestra Constitución. Al igual que otros valores cívicos, como el patriotismo y el respeto de los derechos humanos, la cultura de la seguridad y la defensa debe promoverse desde el sistema educativo.

En mi opinión, el punto de partida debe ser un conocimiento mejor de nuestra Historia, del papel que jugaron nuestras Fuerzas Armadas en la evolución histórica de España a lo largo de muchos siglos, pues no en vano estamos hablando de una de las naciones más antiguas del mundo y que ha dejado una impronta imborrable en la Historia Universal.

Al igual que se hace en otras grandes naciones, ese conocimiento debe incluir necesariamente el de los grandes protagonistas y figuras heroicas de nuestra Historia militar: Viriato, El Cid, Los Almogávares, Guzmán el Bueno, El Gran Capitán, Carlos V, Hernán Cortés, Pizarro, Almagro, Orellana, Magallanes, Elcano, Álvaro de Bazán, Oquendo, el Duque de Alba, Alejandro Farnesio, Don Juan de Austria, Spínola, el Marqués de la Ensenada, Blas de Lezo, Bernardo de Gálvez, Churruca, Gravina, Alcalá Galiano, Daóiz, Velarde, el teniente Ruiz, Castaños, Agustina de Aragón, Méndez Núñez, el Almirante Cervera, Eloy Gonzalo, Vara de Rey, el cabo Noval, los últimos de Filipinas, Fernando Primo de Rivera, Francisco Franco (¿porqué no?, 5 ascensos por méritos de guerra, de teniente a general en 14 años, durante el reinado de Alfonso XIII), Teodoro Palacios…

También deben conocer y valorar los alumnos hechos históricos en los que sus compatriotas mostraron las más altas virtudes de valor, patriotismo y entrega personal: las Navas de Tolosa, Otumba, Mühlberg, Lepanto, los Tercios de Flandes, la defensa de Cartagena de Indias, el sitio de Pensacola, Trafalgar, el Dos de Mayo, Bailén, los sitios de Gerona y Zaragoza, la defensa de Chiloé, El Caney, el Regimiento Alcántara en la retirada de Annual, Krasny Bor…

Debemos fomentar el que los jóvenes españoles se sientan legítimamente orgullosos de ser herederos de quienes les precedieron con tantos méritos, sin ningún tipo de complejos ni prevenciones ideológicas, como durante tantos años se ha hecho en las grandes naciones de la Historia como en el Reino Unido, Francia, Alemania o Estados Unidos.

Deben abordarse a continuación los valores militares tradicionales, vigentes en nuestros Ejércitos de hoy, junto con aquellos aspectos en los que éstos constituyen un referente a imitar en la sociedad civil:

-Las Fuerzas Armadas como institución genuinamente democrática, en la forma de acceso y promoción de sus miembros, donde el mérito, el respeto, la disciplina y el compañerismo son valores prevalentes. Nuestras Fuerzas Armadas nos demuestran cada día cómo los superiores saben mandar con el ejemplo y con la competencia profesional –más que con la imposición de la autoridad– a soldados y marinos voluntarios que han elegido su profesión y conocen muy bien su misión y los medios, armamentos y equipos que la nación les confía para cumplir aquella.

-Nuestras Fuerzas Armadas son un ejemplo de eficiencia en el planeamiento y en la gestión de recursos limitados, tanto humanos como materiales. También ha sido muy destacable su adaptación a los nuevos requisitos de la evolución tecnológica, de los nuevos retos estratégicos y de la coordinación entre los tres Ejércitos y con otros países. Y en la atención a emergencias y catástrofes la UME es hoy un referente a nivel mundial.

-En las misiones internacionales los militares españoles han acreditado reiteradamente profesionalidad, eficacia y –lo que es muy importante– buenas relaciones y empatía con la población civil, sin que jamás esta calidad humana se haya visto empañada por conductas individuales reprobables, lo que no pueden decir todos los países.

(Continuará)

  • Luis Peral Guerra es doctor en Historia. Diplomado del Curso de Defensa Nacional (CESEDEN)