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TribunaJosé F. Martín Cinto

La Iglesia católica en España

No creo que la Iglesia deba levantar una tribuna muy sonora en la situación actual, sino más bien seguir haciendo lo que hace, que no es otra cosa que tratar de trasmitir la Palabra de Dios

Empiezo definiendo qué es la Santa Madre Iglesia: la Iglesia es Una, Santa, Católica y Apostólica y la fundó el Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, el tesoro inamovible de la Iglesia Católica es la Palabra de Dios revelada al hombre desde el principio y recogida en la Santa Biblia, donde sin duda están incluidos el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento, además de salmos, proverbios, etc. Pues bien, me decido a escribir sobre la situación en algunos aspectos de la Iglesia Católica en España, a raíz del artículo firmado por don Francisco Marhuenda en el periódico La Razón, con el título: «La triste irrelevancia de la Iglesia», refiriéndose desde luego a la Iglesia Católica en España. Nos indica el señor Marhuenda que en estos momentos ha desaparecido del escenario público; no está y, por usar un tópico, no se la espera. Además juzga no sólo a la Conferencia Episcopal, sino que asegura que no se sabe quién es su presidente y de paso también critica al cardenal arzobispo de Madrid, asegurando que viven instalados en el silencio. Pues bien, antes de darle algunos datos a este buen señor, le indico que, desde hace más de 2.000 años, la Iglesia Católica sigue firme y con el mensaje primitivo intacto, porque primero: la fundó Nuestro Señor Jesucristo y segundo, porque toda la Sagrada Escritura, la Santa Biblia, es la Palabra de Dios, revelada al hombre, desde el principio de los tiempos, teniendo Dios su triunfo más sonado con el abajamiento a la condición de hombre del Hijo de Dios, con la Encarnación a través de la Virgen María, su Pasión, Muerte en la Cruz y Resurrección al tercer día, dándonos a los hombres lo que necesitamos para volver otra vez al seno de Dios y gozar para siempre de su amor infinito. Dicho esto y para su información, que no dudo habrá sido importante, antes de publicar un artículo tan dañino para la Iglesia Católica en España y que a mí, personalmente, me ha dolido mucho, por no decir ofendido, ya que con una intención puramente materialista de interpretar lo que es la Iglesia, algo así como si fuera un partido político más, con el cual no se está de acuerdo, se atreve a dar por seguras ciertas informaciones que están muy lejos, por no decir en las antípodas, de la realidad.

Todos los años, la Iglesia Católica en España publica :

La Memoria Anual de Actividades, con carta del presidente de la Conferencia Episcopal y siempre con algún mensaje positivo, sobre el interés de la Iglesia y de todos los laicos, que por supuesto somos también Iglesia. A modo de ejemplo, le transcribo uno de estos mensajes: «Vivir con los ojos y el corazón, abiertos a los que sufren: cultivar el corazón compasivo, ser capaces de ir a contracorriente; ser sujeto comunitario y transformador».

Sin ánimo de ser exhaustivo y con datos pertenecientes al año 2020, año difícil por estar en plena pandemia, la Iglesia desplegó 680 nuevas acciones motivadas por la covid que fueron asistenciales, sanitarias, educacionales y pastorales. Más de 4 millones de personas fueron atendidas en 2020 en centros asistenciales y sanitarios de la Iglesia. Así mismo, sacerdotes, religiosos y seglares dedicaron más de 4 millones de horas a la actividad pastoral de la Iglesia, tanto en formación como en celebraciones, catequesis y acompañamiento. Con los 2.419 centros educativos de la Iglesia, el Estado se ahorra 3.819 millones de euros al año y se da educación a más de 1,5 millones de alumnos. Se realizan 471 proyectos de conservación y rehabilitación del patrimonio, etc. Es decir, que aunque podría dar muchos más datos, creo que esta pequeña muestra nos indica que la Iglesia Católica en España es una Iglesia viva, en continuo contacto con los problemas de todos los ciudadanos, sin reparar si son o no son cristianos.

Por otra parte, no creo que la Iglesia deba levantar una tribuna muy sonora en la situación actual, sino más bien seguir haciendo lo que hace, que no es otra cosa que tratar de trasmitir la Palabra de Dios a través del contenido de la Sagrada Escritura y en especial del Evangelio; todo hecho desde la humildad y tratando de llegar a los más necesitados, manteniéndose firme en el mandato de Jesús, respecto a las atrocidades y leyes que se están produciendo en nuestro país y que son totalmente contrarias a la Palabra de Dios. Nunca la Iglesia aceptará el matrimonio entre homosexuales, si bien los homosexuales son muy queridos como todos por el hecho de ser hijos de Dios; nunca se admitirá el divorcio de un matrimonio católico por haber recibido un Sacramento instituido por Jesús nuestro Señor, etc. Y la razón es, precisamente, que la Iglesia Católica la fundó Nuestro Señor Jesucristo y sólo a Él debemos obediencia, en todo lo que nos dejó, como el Tesoro de la Iglesia, que es el buen camino para llegar alegres a la Vida Eterna en el Cielo.

No quiero extenderme más, pero por favor, Sr. Marhuenda, no ofenda más a la Iglesia considerándola un partido político más, con las especulaciones clásicas de estas formaciones que muchas veces no se paran en barras para conseguir sus propósitos. Termino con algo que es sencillo, pero maravillosamente cierto: Dios nos ama con amor infinito, como lo demuestra que no dudó en revelarse a través de su Hijo, Jesús nuestro Señor, que se abajó a morir en la Cruz y resucitar al tercer día, para indicarnos el camino de la salvación y la Vida Eterna; en este contexto, la Iglesia, que somos todos, sacerdotes, religiosos y laicos, es la depositaria del Tesoro de la Fe y tiene por misión la evangelización continua del mundo que, desgraciadamente, en cuanto te descuidas, descarrila del verdadero camino a seguir.

  • José Fernando Martín Cinto es licenciado en Ciencias Políticas