Por qué se ayuda a las familias numerosas (como la de Ossorio)
En medio de nuestro grave invierno demográfico, su actitud es un gesto de generosidad para el conjunto de la población
Lo que le ha pasado al consejero de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio, en el ojo del huracán porque su familia, numerosa, se acoge a la ayuda para familias numerosas en materia energética era crónica de una muerte anunciada. La sociedad ha perdido de vista el motivo por el que se ayuda a las familias numerosas, que no es económico (para eso hay otro tipo de ayudas) sino social. Las familias numerosas contribuyen al futuro del país porque luchan contra la crisis demográfica.
Pero este cambio de sentido de las ayudas a las familias era un problema previsible, acrecentado por la nueva «Ley de Protección a las Familias con mayores necesidades de apoyo a la crianza» que viene a sustituir a la Ley de Familias Numerosas. Lo más grave del cambio de normativa es que, al asociar el concepto de «familia numerosa» con el de vulnerabilidad, se pierde la referencia de cuál es el motivo por el que cualquier sociedad debería favorecer con todas las medidas a su alcance a aquellas familias que tienen tres o más hijos. Y la razón no es que lo necesiten, sino lo que aportan. El conjunto de la ciudadanía agradece, aplaude y reconoce a esas familias que, contra viento y marea, traen más hijos al mundo. Y lo hace porque, en medio de nuestro grave invierno demográfico, su actitud es un gesto de generosidad para el conjunto de la población.
Pero ahora, a base de golpe institucional en el BOE, se ha perdido el sentido original del apoyo a la familia como agradecimiento por su labor para convertirse en un nuevo subsidio que el dueño del dinero, sea cual sea la administración competente, repartirá a su antojo en función de sus necesidades electorales. La familia pierde entidad y pasa a ser sujeto de ayudas solo en su calidad de vulnerable. Y la definición de «vulnerable» quedará al arbitrio de la autoridad competente (o incompetente) según sus intereses.
Además, el nuevo modelo pone bajo sospecha a los hogares como entorno vulnerable y, más aún, califica a las familias numerosas como «familias con mayores necesidades de apoyo a la crianza». Hasta tal punto es perverso el lenguaje que consolida esta nueva legislación que daría la impresión de que esas familias son unas desdichadas cuando no unas temerarias por traer al mundo hijos a los que parece que no pudieran criar sin la ayuda de «papá Estado». Por eso la anterior ley de familias numerosas era sensiblemente mejor. Por eso lo sigue siendo el bono social de electricidad al que se acoge la familia Ossorio: es una forma de agradecimiento del conjunto de la sociedad a aquellos que, porque han tenido más hijos, contribuirán más a pagar las pensiones del mañana, descontado todo el esfuerzo presente para criarlos.
- María Solano Altaba es decana de la Facultad de Humanidades en la Universidad CEU San Pablo