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TribunaSayde Chaling-Chong García

Ser español y nacer el día de la Constitución

Una parte de los mismos que ayudaron a separar a Cuba de España, son los mismos que están tratando de destruirla hoy, en contubernio con potencias extranjeras que quieren destruir a España y Europa

Conservo en mi memoria el recuerdo borroso de muchas caras de complacencia, cuando digo orgulloso que nací el 6 de diciembre, y por esas caras de satisfacción, y utilizando el vernáculo campesino cubano: «Imagino a algunos pensando pa´ sus adentros, qué día más bonito pa´ nacer». Luego escuchan mi nombre y mi acento, y me preguntan: ¿eres canario? Tantos años en España han curtido mi trancao acento habanero, un dialecto del español que se queda engolao en el cielo de la boca, y gracias a la nula falta de vocalización, no termina de salir un concepto de los labios, porque se queda medio atrapao entre los dientes y la nariz. A esto sumarle un tono grave que hace mucho más difícil la comprensión para el oído no acostumbrado, a estas versiones de la lengua de Cervantes.

Claro, luego dices que eres cubano de origen, y entonces viene la cara de preocupación, la pena, y por supuesto la pregunta de rigor: ¿cómo está Cuba? Resulta que a los españoles por osmosis popular, todavía les duele la isla antillana, algunos no saben explicar el porqué, pero les duele. Cuba fue una de las últimas provincias del Reino donde no se ponía el sol, y en mis investigaciones, resulta que en parte, por causa de la clase vasca y catalana, el último proceso separatista cubano, que como bien saben tuvo lugar de 1895 a 1898, ya no tuvo marcha atrás, metiéndose los norteamericanos por el medio, y el resto es historia que ya conocemos. De ahí también esa manía popular a Estados Unidos, que se ha acrecentado más con los años, gracias a la hegemonía del relato comunicativo que la zurdera patria mantiene sobre una gran parte de la comunicación, la educación, y la cultura española.

En Cuba existió un partido político denominado «Partido Liberal Autonomista de Cuba (PLAC)». Esta organización con representación en las cortes españolas abogó hasta el último instante para que las provincias de ultramar tuviesen un Gobierno autonómico. Finalmente la Carta Autonómica de Cuba fue promulgada en 1897 y puesta en funcionamiento del 1 de enero de 1898, al 15 de diciembre de 1898, dos semanas antes del traspaso de poderes a USA. El PLAC sufrió muchísimo en las cortes españolas, por la férrea oposición a las aspiraciones autonómicas de la isla. La clase política catalana, que representaba los intereses de su malcriada casta empresarial y su proteccionismo ridículo, en una ocasión al menos, tildaron al PLAC de traidores a la corona, y otras lindezas. Pero 1898 era demasiado tarde, ya la guerra estaba a punto de acabar, y los independentistas cubanos a punto de lograr lo que nos llevó a una república. Luego algún separatista catalán –como me ha pasado– te habla de Cuba como ejemplo a seguir, cuando ellos sí que tienen estatuto de autonomía. En la República cubana nuevamente los españoles jugaron un papel importantísimo en el crecimiento de un país que en 1958 ocupaba los primeros puestos en muchas clasificaciones mundiales, y continentales. El PLAC fue responsable de que ese irrompible hilo entre españoles y cubanos no se quebrara, y continuó participando de la política republicana haciendo grandes aportes y obteniendo representación en las cámaras insulares, hasta que llegó la tiranía comunista.

Más de cien años después, este descendiente de chinos, africanos y españoles, es un españolazo, y tuvo la bendición de nacer el día que el soberano e indestructible pueblo Español ratificó la carta magna que le ha permitido el mayor periodo de estabilidad política, y social de su historia, como estado nación. Y ante los peligros que acechan al Reino en este momento, me ha parecido prudente hablar sobre el pasado y el presente de los cubanos, porque en cierto modo es el pasado y el presente de los españoles.

El relato oficial cuenta que los cubanos automáticamente se arrodillaron ante régimen comunista de los Castro y no, no fue así. La mal llamada revolución no fue tan popular como el relato oficialista dice, lo cierto es que muchos de los que lucharon en el movimiento terrorista 26 de julio junto a los Castro, cuando le vieron las orejas al lobo, volvieron a las armas durante al menos 7 años. Fidel Castro no lo tuvo nada fácil para anquilosarse en el poder, y por el camino dejó un tétrico e incontable reguero de sangre, torturas, desalojos, deslocalizaciones forzosas, cadáveres, expropiaciones, y éxodos.

A fecha de hoy, ya son 1.100.000 cubanos los que emprendieron el camino del éxodo, haciendo un total de 1.300.000 cubanos fuera de la isla, eso son 300.000 personas menos que la población de Barcelona. Cuando yo nací, ya la dictadura comunista estaba impuesta a sangre y fuego, y el relato de los «triunfadores» imperaba dotado de una especie de orla mesiánica que no es tanto, Sánchez aspira a convertirse en una especie de «Sánchez Castro, mesías del pueblo español, por obra y gracia del globalismo.» Las pretensiones eugenésicas son las mismas, también sus acompañantes, y el burdo intento de imposición de una moderna dictadura del proletariado. Pero este pueblo indócil, del que me siento un orgulloso súbdito, no se va doblegar ante los enemigos de la patria. La libertad está en peligro, pero aún en pie. Una parte de los mismos que ayudaron a separar a Cuba de España, son los mismos que están tratando de destruirla hoy, en contubernio con potencias extranjeras que quieren destruir a España y Europa. La fábula se repite, pero tenemos historia, valores, y ni una pizca de miedo, tengan por seguro que resistiremos hasta el final.

¡Viva España!
¡Viva El Rey!
¡Viva la Constitución!

  • Sayde Chaling-Chong García es periodista hispano-cubano