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TribunaSayde Chaling-Chong García

Para que no nos lleven a la más profunda e infinita oscuridad

A la zurdera patria con Pedro el enemigo del pueblo de cabecilla, le encantaría que la Monarquía, que es la cabeza del Estado de derecho del Reino de España, se apagara, para intentar sustituirla por una pandilla de incompetentes funcionales

«Deberíamos tomar mayor conciencia del gran país que tenemos, para así sentirlo más, y cuidarlo entre todos».

Esta fue una de las magníficas frases de su Majestad en el discurso de navidad. Disertación que hizo una tomografía computarizada sobre aquellos que son los auténticos, e irremediables enemigos del Reino de España. Por eso, como toscos seres nocturnos de rapiña, en medio de todo aquel resplandor de verdad, justicia y el imperio de la ley que fueron las palabras del Rey, quedaron los beligerantes contra el Reino de España dilapidados, y en total evidencia. Fue por eso que los vimos a todos ladrar como animalitos asustados, en las redes sociales, panfletos, y folletines baratos de esquina. Estos grotescos seres con forma humanoide están contagiados con una letal e irreversible rabia. El padecimiento de estos seres nimios es el resultado de un burdo intento de proyección en los demás, tratando de forma estéril en muchísimos casos, y hasta legislando para ello, con el claro objetivo de que todos seamos convivientes obligados de sus funestas y fracasadas existencias. La gente normal va a psicólogos. Estos fracasados acomplejados se hacen comunistas y/o separatistas, su odio a España deriva de no comprender que ellos también forman parte de la gloria pasada, presente y futura de nuestra gran nación, por eso pretenden desde el más visible acomplejamiento, atacar todo aquello que en sus mentes degeneradas, tape lo que en realidad son. Hay una parte minoritaria de los españoles que se odia, por eso tratan de destruir el entorno que les rodea, creyendo que si cambian el mundo exterior, podrán cambiar su mundo interior. Y es ahí donde les ves presumir de una falsa gloria, inventando teorías de la conspiración como que Cervantes o Colón son catalanes, y hablar de esas entelequias utópicas como los países catalanes, Euskadi, o el estado plurinacional con autonomías complejas que defienden algunos blanditos.

Imaginaos por un momento, con todo este personal quinto columnista en el poder, qué clase de país tendríamos, si no tuviésemos un jefe del Estado. Con lo superiores que se sienten, porque para ellos no existe la variedad de pensamiento, sencillamente el que no piense como ellos tiene que tener algún tipo de afectación mental porque lo suyo es perfecto, de verdad que no quiero ni pensar, si no estuviese el Estado configurado de la manera en que está, cómo sería el mundo para aquellos que no compartimos el pensamiento de estos «distinguidos» frikis. Y es triste que esta gente pretenda acabar con el pacto del 78, para llevarnos a un periodo de barbarie, porque es allí, en la oscuridad y el odio, donde ellos se sienten hermosos y realizados. Su Majestad también tuvo palabras para la importante labor que tiene España con Hispanoamérica. Labor que ahora mismo está bastante descuidada, porque el continente americano está bajo la influencia de Pekín, Teherán, y las organizaciones supranacionales del Foro de Sao Paulo, El Foro de Puebla y la Internacional progresista, y su majestad entiende la importancia y la fuerza que tiene Hispanoamérica. Por eso es tan importante mantenerla en las tinieblas, y en el fomento del odio a la madre patria. Los que estamos despiertos sabemos que esto es una fuerza arrolladora, por eso tratan de silenciarnos, mayorales incluidos, y cuando el Rey dedica un capítulo especial a los pueblos de ultramar, que algunos tontos locales, les parezca amenazadora nuestra presencia, y nuestra contribución, es realmente de juzgado de guardia.

A la zurdera patria con Pedro el enemigo del pueblo de cabecilla, le encantaría que la Monarquía, que es la cabeza del Estado de derecho del Reino de España, se apagara, para intentar sustituirla por una pandilla de incompetentes funcionales. Y aunque algunos desequilibrados tienen sueños húmedos con la bastilla, la Monarquía Borbónica de hoy, no tiene nada que ver con aquellos tiempos en que los reyes tenían el poder absoluto. La figura de la Monarquía parlamentaria es una forma de mantener una tradición democrática, que se convierte en el andamiaje del Estado, y en mi opinión es la fórmula perfecta para frenar intentos de balcanización como el que estamos viviendo. Yo veo a su Majestad como el dueño de una casa, que de noche va a la cocina a beber un vaso de leche, y cuando enciende la luz, se encuentra con un aquelarre de blatodeos, y roedores, que buscan desesperadamente meterse debajo de los armarios, y lugares oscuros, para seguir dañando estructuralmente la casa, y es que la Monarquía parlamentaria es eso, resplandor, orden, y ley en la vivienda de todos los españoles. Como propietario de una morada, cuando tienes una plaga de estas características que ya se envalentonó, y hasta salen de día, tomas las medidas necesarias para que no se sigan reproduciendo, y eso es lo que ha venido haciendo Su Majestad con importantes discursos, como el de la jura de la constitución de la Princesa de Asturias y otros, disertaciones que hicieron a estos buenos cobardes agnósticos de la libertad, salir a blasfemar.

Hoy más que nunca, es vital para la existencia de la España del 78 la figura y el liderazgo de Felipe VI. Estamos hablando, de que la no efectividad del Estado como está va a llevar a nuestro país a una especie de siniestro mengelismo social de consecuencias inimaginables. Todavía hay gente que no entiende que Su Majestad, como obediente siervo de la constitución, es aquello que nos separa de ser una democracia fallida, por eso el Rey tiene que estar, para que los blatodeos, roedores y salvajes no nos lleven a la más profunda e infinita oscuridad.

¡Dios Salve a España!
¡Dios Salve al Rey!
¡Viva la Constitución!
¡Viva la Libertad!

  • Sayde Chaling-Chong García es periodista hispano-cubano