España, el mar Rojo, la Armada
El actual Gobierno de España se ha opuesto hasta el momento a que la Armada tome parte en operación alguna en el estrecho de Bab el Mandeb, sea de origen estadounidense o europeo
El Gobierno de España no permite que nuestra Armada garantice la libertad de paso por el estrecho de Bab el Mandeb junto a las de otras democracias. Pietro Calamia, embajador de Italia ante la entonces Comunidad Europea, decía: «En nuestro oficio, como en la vida, el cerebro es el filtro intelectual que usamos para separar la realidad de la apariencia». Filtro que diferencia ser y parecer, derecho y fraude de ley, nación y tribu. Revela aquellas rebajas de la legitimidad democrática con que alguno pretextaría integrar en ella a quienes deciden situarse al margen, aunque en realidad sólo pretenda sus votos. Usemos esa misma claridad.
1.- Por Bab el Mandeb –ruta Suez-Mar Rojo-Mar de Arabia-Océano Índico– circula el 12 por ciento del tráfico planetario o el 30 por ciento del comercio internacional en contenedores, pues ahorra la circunvalación de África y quince o veinte días de navegación. Precisamente ese estrecho es clave para el comercio español de bienes con Asia y su protección defiende nuestros puestos de trabajo derivados de la libertad de trafico por esa vía.
2.- En mi análisis, algunos países del estrecho son Estados fallidos, incapaces de garantizar las necesidades de sus pueblos. Entre ellos, el Yemen –528.000 km2 y 29 millones de habitantes– vive de la ayuda exterior. Dos tercios de los yemeníes necesitan asistencia y no quieren guerras que los líderes hutíes del norte –chiíes de la fracción zaydí– mantienen desde 2015. Sin duda, la contribución de España debería impedir que esa población inerme se vea sometida a un menosprecio injustificable.
3.- Hamás –siempre en la lista U.E. de organizaciones terroristas– con su atentado de 7 de octubre de 2023 contra israelíes civiles obtuvo mil doscientas víctimas mortales y doscientos cincuenta rehenes, hoy unos ciento cincuenta. Cruel declaración de guerra ligada a su peculiar estrategia que integra armas y hombres entre la población civil o bajo hospitales gazatíes. Resultado: tétrico fracaso de los terroristas con más de veintisiete mil palestinos fallecidos, sesenta y seis mil heridos y Gaza abandonada por el 85 por ciento de sus habitantes.
Los demócratas de España apoyamos la solución «dos Estados», pero sin corrupción, ni terror estructurales. Conocedores de las facetas de aquella realidad mediterránea, los españoles hemos de cooperar siempre en su pacificación con medios legales, también con nuestro freno a las metástasis de la perversa lógica hamasí.
4.- En Bab el Mandeb no se da un choque intramusulmán, ni un presunto enfrentamiento opulentos-menos prósperos, sino una oposición feroz al Occidente democrático, que procura ganar para su relato «anticolonial» y «antiisraelí» tanto el ámbito musulmán como el mundo en desarrollo. Ese espantapájaros tiene su público: las bolsas antidemocráticas de los Maduro, Ortega, Putin, Xi Jinping y los castrismos caribeños, no pocos fundamentalismos subsaharianos y algún radicalismo en la India, alentados por extremismos de cierta izquierda europea y estadounidense.
Entiendo que la mayor parte de la sociedad española da la espalda a ese relato de neo-guerra fría y tampoco quiere proyectar la imagen de que lo asume.
5.- Sobre este telón de fondo, la búsqueda de protagonismo internacional por los mandos hutíes del Yemen y su proximidad con Hamás recibe ayuda material de la Guardia Revolucionaria iraní: en el mar con lanchas rápidas, en el aire con drones y por todas partes con misiles antibalísticos de crucero. Así dominan la propia capital, Saná, mientras atacan en «su» estrecho cargueros civiles de las democracias para impedir supuestos suministros a Israel.
Irán infiltra movimientos antioccidentales. En mi análisis, tan racional y libre como posible, España defendería sus propios principios y valores si contribuyera a limitar por todos sus medios legítimos el alcance de los ayatolás y sus colaboradores.
6.- Que los líderes tribales hutíes y sus aliados menosprecien elementales normas jurídico-internacionales genera peligro. El art. 45.2 de la Convención de Derecho del Mar dispone que «no habrá suspensión alguna del paso inocente» a través de los estrechos internacionales y el art. 44 que «no habrá suspensión alguna del paso en tránsito». La diplomacia y la Armada españolas con las de nuestros amigos europeos y estadounidenses deben colaborar para impedir agresiones armadas a buques civiles en Bab el Mandeb, que, interpretadas como intento de bloqueo del Estrecho, pasarían a calificarse como acto de guerra.
En suma, como los aliados parsimoniosos en la asunción de su propia defensa tienen cada día peor fama y el apaciguamiento o el abandono de responsabilidades no funcionan nunca, en diciembre pasado nacía de las democracias la operación Guardián de la Prosperidad, dirigida a garantizar la libertad de navegación y la seguridad de todos, coordinada por Estados Unidos. Pero el actual Gobierno de España se ha opuesto hasta el momento a que la Armada tome parte en operación alguna en el estrecho de Bab el Mandeb, sea de origen estadounidense o europeo.
Así quedaría el cubo de Rubik: el juicio pertenece al lector.
- José-Andrés Gallegos del Valle es embajador de España