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TribunaSusana Pérez Quislant

La importancia de hacer política

Si el partido socialista no hace una buena lectura de dónde han ido sus votos, si ningún socialista salvo Page es capaz de alzar la voz y frenar esta locura, nos encontraremos con que poco a poco irán terminando con todas las instituciones

Hace años, cuando decidí dedicarme a la política, mi familia y mis amigos sintieron un gran orgullo porque entonces dedicarte a la política se entendía como algo bueno, era trabajar para la sociedad, prestar un servicio público, querer cambiar las cosas o querer una sociedad más justa. Sin embargo, también suponía renunciar a muchas cosas que, además de ser importantes, contribuyen a llevar una vida tranquila, perder parte de tu intimidad y la de tu familia, un trabajo estable, tener tiempo para el ocio, disfrutar de los fines de semana y un sinfín de cosas más.

Han pasado muchos años, desde que terminé mis estudios universitarios, que me dedico a la política y desde entonces lo hago y digo con mucho orgullo, aunque lo hago en estos tiempos en los que decirlo es exponerte al insulto, porque el mundo de la política ahora se ve como algo malo, lleno de gente vaga que no tiene forma de ganarse la vida fuera de ella. Nada más lejos de la realidad.

En todos estos años he conocido a muchos compañeros que son personas muy preparadas que, además de poder trabajar y vivir de sus profesiones, podrían ganar más dinero fuera, además de vivir más tranquilos. Sin embargo, quieren seguir aquí, trabajando para lograr todas aquellas cosas en las que creen. Y claro que me he encontrado vagos, por supuesto, pero no más que en el resto de trabajos. La gran mayoría es gente honrada, comprometida y trabajadora.

Debo reconocer que alguna vez he tenido la tentación de abandonar y dedicarme a mi profesión porque la política es dura y difícil cuando de verdad quieres cambiar las cosas, pero también debo confesar que la actualidad española con Pedro Sánchez y su sanchosfera me han hecho mantener las ganas de seguir peleando desde Madrid por nuestro país, porque ver cómo España está en almoneda en manos de aquellos que quieren destruirla y de aquellos que mataron sin piedad a todos los que pensaban distinto para reivindicar no sé que suerte de libertades e independencias me ha hecho mantener las ganas intactas, como el primer día, aunque por desgracia ya no es para poder cambiar las cosas si no para poder recuperar la España que construimos y que poco a poco están destruyendo. Recuperar la España del 78 y la Transición, la España hermanada y reconciliada, esa que destruyen cada día abriendo viejas heridas y enfrentando, siempre enfrentando a rojos y azules, hombres y mujeres, ricos y pobres, catalanes y madrileños, vasco y resto de españoles, recuperar la España del «Basta Ya» en la que todos fuimos una sola voz frente a la barbarie sin importar si eras catalán o andaluz, de derechas o de izquierdas, sin enfrentar.

Me pregunto qué pensaran aquellos que, como yo, hace muchos años decidieron dedicarse a la política con las mismas ganas que las mías, con la misma ilusión para cambiar el mundo, pero desde el Partido Socialista. Me niego a creer que puedan estar de acuerdo con el disparate de Sánchez y sus socios, con esta España enfrentada, herida y vendida sin dignidad a los independentistas que precisamente quieren romperla.

Tenemos que recuperar la unidad y la alegría que siempre nos ha caracterizado. Seguramente, Galicia ha sido un primer aviso para un partido socialista a la deriva porque no sólo es que se hayan quedado en un mínimo histórico de apenas 9 diputados, sino que los votos que han perdido se han ido precisamente al partido que representa el independentismo gallego y eso debería hacer pensar a los socialistas, y digo socialistas no sanchistas, que son cosas distintas.

El Partido Popular mantiene su mayoría absoluta después de 15 años de gobierno, un éxito rotundo, mientras que la izquierda radical se queda fuera del parlamento gallego. Si el partido socialista no hace una buena lectura de dónde han ido sus votos, si ningún socialista salvo Page es capaz de alzar la voz y frenar esta locura, nos encontraremos con que poco a poco irán terminando con todas las instituciones.

Algunos seguiremos con muchas ganas reivindicando nuestra España democrática, unida, moderna, monárquica, alegre y libre.

  • Susana Pérez Quislant es diputada y secretaria tercera de la Mesa en la Asamblea de Madrid