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TribunaJulio Borges Junyent

El primer enemigo de Occidente

Lo más grave que nos toca considerar es que todos los aspirantes al primer lugar trabajan de modo articulado y consolidado por lograr barrer los ingredientes que le han dado la textura y los valores occidentales

Al leer el título de este escrito, muchos de ustedes habrán saltado de inmediato a tratar de responder al título.

Quiza, lo más natural es haber dicho Vladimir Putin que con dos años de guerra ha ensangrentado a Ucrania y ha unido a Europa junto con América en una causa común.

Otros, con razón, habrán pensado en Hamás y Hezbolá unido a su aliado Irán para atacar a Israel y secuestrar ciudadanos europeos.

Pero otros, con una visión más panorámica, dirán que se trata de China, quien bajo un meticuloso plan de expansión comercial y financiero ha sembrado raíces de dominio profundo en buena parte del tercer mundo.

Pero de todos los lectores, muy muy pocos mencionarán a Maduro, pues lo ven como una persona grotesca (que lo es), primitivo (que lo es) y que no está al nivel de amenaza a los valores occidentales de democracia, dignidad humana y libertad de conciencia como Rusia, Irán y China representan.

Sin embargo, quiero darles varios elementos para que reconsideren sus opciones.

El primero de ellos se refiere a dos ingredientes vitales para el mundo: el petróleo y el gas que tanto pesan en nuestro día a día. La cifra oficial de reservas de petróleo venezolano es 304 mil millones de barriles y representa cerca del 20 por ciento de las reservas mundiales. La de gas natural es 202 billones de pies cúbicos que representa el 3 por ciento del mundo.

En otras palabras, un solo individuo maneja con total corrupción las más grandes reservas de petróleo del mundo y las octavas reservas de gas del planeta. Esta arma petrolera se ha usado decenas de veces para comprar gobiernos en el caribe, para financiar movimientos políticos como Podemos, o para desestabilizar las débiles democracias en América Hispana. Sin duda, eso seguirá y será cada vez peor. Igual que una Cuba en bancarrota sigue destruyendo libertades, una segunda Cuba con petróleo, gas, oro y un narco Estado tiene un poder mucho más letal.

El segundo elemento se refiere a la migración como arma de chantaje y extorsión. Más de 8.000.000 de venezolanos hemos sido expulsados por el infierno de Maduro, y eso, lejos de parar, va a continuar. Veamos el 2024 que apenas comienza: hay un aumento de 100 por cien en cuanto al flujo caminando de migrantes por el Darién (el Darién es una selva tupida y peligrosa entre Colombia y Panamá) si se compara con enero del año pasado, el año pasado 500.000 migrantes cruzaron el Darién, de ellos 320.000 eran venezolanos.

Para este año se espera que más de 600.000 personas crucen el Darién. En apenas dos meses del año ya lo han cruzado 70.000. En los últimos dos años y medio, 1 millón de personas ha cruzado el Darién. El crimen organizado se lucra de este flujo migratorio. Se estima que solamente el año pasado el crimen organizado obtuvo ganancias de 820 millones de dólares por el transito de migrantes por el Darién.

Nuestra tragedia migratoria implica para Maduro el mejor negocio: se van quienes lo adversan, una vez idos de Venezuela, las remesas subsidian a Maduro con cerca de 5.000 millones de dólares al año. Al mismo tiempo, muchos venezolanos sin nada de nada terminan generando violencia o una carga social en Nueva York, Bogota, Perú, etc.

En tercer lugar, encontramos el crimen organizado promovido y desarrollado desde la dictadura de Maduro: venta de petróleo en mercado negro, contrabando de oro, trata de blancas, tráfico de drogas, contrabando de gasolina, venta de armas, lavado de dinero convierten a Venezuela en La Meca del crimen mundial. Mucho de ese dinero termina corrompiendo y distorsionando los lugares favoritos de los capos: Estados Unidos y España; contagiando así de corrupción y mafia a distintas economías. Pero, así como hay corruptos de cuello blanco en Brickell en Miami o en Salamanca en Madrid, Maduro es también la causa de bandas como el tren de Aragua, que tiene tentáculos de crimen organizados en una docena de países.

Es muy importante que no pensemos que todo esto son temas aislados productos de un Estado fallido. Por el contrario, se trata de un modelo salvaje que busca demoler cualquier valor religioso, político o cultural que haga florecer la dignidad humana. Veamos a Daniel Ortega persiguiendo a la Iglesia, cerrando universidades o desmantelando las ONGs. Es el mismo ADN de Maduro, pero a otra escala.

Pero más allá del concurso: ¿quién es el primer enemigo de Occidente? Lo más grave que nos toca considerar es que todos los aspirantes al primer lugar trabajan de modo articulado y consolidado por lograr barrer los ingredientes que le han dado la textura y los valores occidentales. Incluso con aliados importantes dentro de movimientos políticos aquí en España.

  • Julio Borges Junyent fue presidente del Parlamento Venezolano