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TribunaIgnacio Catalá

Los platos combinados de Koldo y Ábalos en el Ministerio

En un ministerio no existen los secretos y pronto cualquier actuación sospechosa comienza a correr por los pasillos, tal y como sucedió con los consejos de administración

El Ministerio de Fomento, ahora llamado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, tiene algunas peculiaridades físicas. Ubicado en el Paseo de la Castellana, ocupa la mayor parte del complejo de Nuevos Ministerios. Cuenta con kilómetros de pasillos, agencia de viajes y una peluquería propia que gestiona una empresa privada. Y, al igual que los demás ministerios, tiene una cafetería-restaurante en la que comparten espacio funcionarios y altos cargos. Un lugar en el que, cada día, coinciden los empleados públicos con quienes dirigen el departamento.

Por eso, la cortina de humo que el Partido Socialista está desplegando en torno al caso Koldo-Ábalos-PSOE podrá confundir a muchos, pero no a los cientos de funcionarios que durante años vieron en primera persona la relación entre el ministro y su asesor.

La llegada de Ábalos a Fomento supuso el desembarco de un número de asesores hasta entonces inédito en la casa. Fiel a la doctrina Sánchez que ha multiplicado por cuatro el coste en asesores y altos cargos, tal y como ha publicado este diario, el ministro-secretario de organización del PSOE inició una política de contrataciones a dedo en los gabinetes del ministerio y sus empresas.

Sin embargo, lo que causó mayor estupor entre los funcionarios no fue el ingente número de asesores o la falta de justificación curricular de su contratación sino el desvergonzado reparto de puestos en los consejos de administración de las empresas estatales (RENFE, ADIF, SENASA, Puertos del Estado etc.) a los recién llegados.

En un ministerio no existen los secretos y pronto cualquier actuación sospechosa comienza a correr por los pasillos, tal y como sucedió con los consejos de administración.

Estos puestos vienen determinados por la ley y son necesarios. Por ello, lo habitual, es que sean ocupados por funcionarios conocedores de la materia o por asesores que tienen experiencia en el sector. La función principal de los consejeros es participar de las reuniones mensuales del consejo de administración, deliberar sobre las decisiones estratégicas de la empresa y votar sobre las mismas. La contraprestación a esta labor es un pago que oscila entre los 500 y los 1.000 euros mensuales.

Lo inédito de Ábalos fue el reparto de estos puestos entre amiguetes, compañeros de partido o conocidos a los que, además de poner en nómina, decidió complementarles con esos pluses de las empresas.

De entre todos, el más escandaloso de los repartos fue el de Koldo como consejero de RENFE a razón de mil euros al mes.

Koldo García llegó con Ábalos desde el primer día. Sin experiencia en el sector ni conocimientos en materia de transporte o infraestructuras, fue colocado en el gabinete del ministro donde sus funciones nunca fueron explicadas. Koldo no tuvo nunca un cometido concreto ni realizó labores de asesoramiento demostrables. Sólo acompañaba a su jefe como una sombra a visitas y actos institucionales. Le recogía a mediodía en la vivienda pública y le dejaba cada noche tras las cenas de copa y cigarro a las que era tan aficionado el ministro.

El campechanismo de Ábalos le hacía pasar de manera recurrente por la cafetería-restaurante del ministerio donde todos los funcionarios asistieron en primera persona a la relación de amistad y complicidad que había entre ambos.

Hoy el PSOE y su maquinaria de propaganda podrán aspirar a que muchos ciudadanos crean que entre ambos sólo había una relación profesional, pero quienes vieron cada día como Ábalos y Koldo compartían un plato combinado con huevos fritos y un bocadillo de lomo-queso, saben que entre ambos había una lucrativa amistad.

  • Ignacio Catalá es administrador civil del Estado ydiputado del PP en la Asamblea de Madrid y diputado del PP en la Asamblea de Madrid