Eduquemos en valores y en conocimientos
Los periódicos, la televisión gastan cantidad de recursos y tiempo en cosas baladíes, que importan poco para conformar la solidez cultural de la población. Puede ser que a la corta tengan más audiencia y parece que esto es lo que importa, pero es seguro que a la larga los resultados obtenidos son peores
Este caliginoso verano debería servir para cambiar el rumbo de las personas implicadas que, a mi juicio, son todas en la sociedad. Me refiero a todas las que tienen responsabilidades como políticos, profesores, periodistas principalmente que deberían ser los protagonistas de un cambio radical en la dirección de la educación. No podemos seguir gastando tanto dinero en proyectos superfluos cuya enumeración harían este artículo muy largo y, sin embargo, no preocuparse por la educación en valores y en conocimientos. Los que llevamos más de medio siglo preocupados por estos aspectos, nos llevamos las manos a la cabeza al ver como se despilfarra el dinero a costa de los contribuyentes con una frivolidad extrema. Ya sabemos que el dinero no es de nadie, como aseveró una persona de gran capacidad intelectual con el mismo cuajo que otra destina miles de euros a campañas que solo ella va a rentabilizar y que solo defiende políticas inclusivas. No existe medida ni mesura en esos gastos y si falta dinero se suben los impuestos. Una barbaridad que solo busca el parasitismo social de las pocas cabezas pensantes que aún existen. Esta no es la solución por más que se intente desde la perspectiva progresista defenderla. Así se puede orientar el pensamiento único. Es necesario cambiar el «chip» y tratar de volver a la solución opuesta. Hay que invertir en conocimiento, en educación. Si se destinaran todos esos millones de euros que se tiran con otro enfoque se conseguiría más y mejores resultados. Los políticos tienen una gran responsabilidad en estos temas. No se dan cuenta o no quieren darse cuenta, porque así les va mejor, de la importancia que tiene cambiar de óptica. Cuánto dinero se ahorrarían las generaciones futuras si estuvieran preparadas en valores y en educación. Los periódicos, la televisión gastan cantidad de recursos y tiempo en cosas baladíes, que importan poco para conformar la solidez cultural de la población. Puede ser que a la corta tengan más audiencia y parece que esto es lo que importa, pero es seguro que a la larga los resultados obtenidos son peores. Si las empresas de publicidad se opusieran a ciertos programas que, con cierto eufemismo dicen que tiene un alto share (audiencia) y colaborarán más intensamente en otro tipo de programas con menos visibilidad, pero con más solidez educativa, tendríamos parte del problema solucionado.
La responsabilidad del marketing es importante pues su fuerza puede orientar la línea editorial de unos programas frente a otros. Me da náusea ver como se expone de una manera fría, como se desnuda a una persona con comentarios acerca de con quién se acuesta y a quién pone los cuernos, como si eso nos importara. Lo triste es que sí importa a una parte de la sociedad, que ve esos programas. Por ello las empresas que se anuncian deberían escoger, sino exigir una calidad en aquellos programas que representan su logo. Si lo hicieran a la larga los resultados serían los contrarios. Serían buenas ideas hacer series históricas sobre España, sobre su papel en Hispanoamérica, sobre la importancia del estudio, del tesón, de la meritocracia, de la educación dando las gracias, dejando el asiento a una persona mayor o una señora embarazada. Se me ponen los pelos de punta ver en el tren como un chico de quince años está sentado jugando con su teléfono y una persona de setenta años está de pie agarrado a la barra intentando no caerse con las frenadas y los vaivenes. ¿Es esto cultura? ¿Es esto educación? Si este chico hubiera recibido una enseñanza, acorde con estos valores, estoy seguro que se levantaría del asiento y lo cedería gustoso con una gran sonrisa. Esto solo lo puede aprender desde los primeros años.
La familia tiene también gran parte de la responsabilidad, pues no se ha preocupado que el niño no tire los papeles al suelo, que se ocupe de los excrementos del perro, que se implique en la defensa del medio ambiente. Esto es lo verdaderamente importante y no tanta agenda 2030 que nadie sabe lo que es y que muchos progres defienden a ultranza. Que defiendan los valores y la educación y desaparecerán muchos problemas. Que no hablen tanto de la agenda y se ocupen de defender la verdad, el mérito en el trabajo, la alegría de lo conseguido por el esfuerzo individual, en una palabra el tesón. Los deportistas saben mucho de esto, pero es necesario que salgan a los medios a difundirlo. Tenemos una sociedad bastante enferma y no sólo en España. Una rápida mirada nos indica que esta plaga está globalizada. El mundo ha cambiado, pero lo malo es que ha sido a peor. Lo ha hecho en tan poco tiempo que eso es preocupante. ¿Qué pasará si siguen estos cambios? Lo de los Juegos Olímpicos de París es un ejemplo. Junto con escenas de una gran altura intelectual hubo otras de una gran bajeza moral, de una hedionda cultura woke.
Deberíamos pensar en ello.
- Antonio Bascones es presidente de la Real Academia de Doctores de España