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TribunaGonzalo Ortiz

De la Pax británica a la Pax sínica

He tomado el calificativo de «Pax sínica» del sugerente libro de Paulo Duarte, y lo he puesto en relación con el extraordinario trabajo de Niall Ferguson «El Imperio Británico» (en adelante IB). Vamos a eso, es decir, a un largo período en el que el «Imperio del Centro» (China/Chungkuo) recupere la hegemonía mundial, tras 150 años en los que los EEUU han ocupado (y siguen ocupando) un lugar central en términos económicos y militares y también en la estructura de las organizaciones internacionales (Breton Woods, ONU, OMC, Banco Mundial, etc).

El auge del IB obedeció a una sociedad segura de sí misma (como lo es ahora el modelo chino) tras los triunfos de Inglaterra sobre Francia en el siglo XVIII que permitieron la exportación de un «modelo Westminster». En la actualidad, la crisis occidental abre paso a regímenes iliberales alejados de la democracia, del sistema multipartidista y de los check and balances. El IB como China muestran, al menos, siete concomitancias que a continuación enumero: gran extensión territorial, potente idioma común, emigración mundial, poderío militar, modelo político, expansión comercial y financiera, y colaboración público-privada.

1. Enorme extensión territorial. En un determinado momento la Corona británica incorporaba «un continente, 100 penínsulas, 500 promontorios, 2.000 ríos y 10.000 islas» (St. James Gazette).

El Imperio del Centro se extiende por 9 millones y medio de km² de la China continental y Hainan, con la pretensión de recuperar Taiwán, y los islotes de la extensa lengua de mar que llaman el «Mar del Sur de China». Y un rosario de bases logísticas en el Índico y Pacífico (el llamado «collar de perlas».)

2. El idioma inglés fue para el IB un potente instrumento unificador, que se extendía por más de 500 estados principescos en India y los Dominios (Canadá, Australia, y Nueva Zelanda), y en África en el eje Ciudad del Cabo-El Cairo, o en la serie de bases en el Mediterráneo (Gibraltar, Malta, Chipre).

En China el idioma mandarín en un poderoso elemento centralizador, obligatorio en todas las escuelas y universidades. Centralización que es completada gracias al poder omnímodo del Partido Comunista, y que se exporta a través de los institutos Confucio, y con sistemas propios en la web.

3. Emigración global. Desde 1900 a 1914, 2 millones y medio de británicos se desparramaron por el mundo, continuación de un millón y medio de continentales que se desplazaron a América del Norte entre 1689 a 1815. Había un exceso de población que salió hacia el Nuevo Mundo y las posesiones británicas.

En China ha ocurrido también, y desde los años 80 ha habido una gran corriente de emigración económica hacia los cinco continentes. El caso de España es emblemático con casi 250.000 chinos residiendo en nuestro país.

4. Poderío militar. El IB era sostenible por los ingresos que venían de las colonias, el carácter limitado de sus fuerzas armadas y sobre todo por su dominio del mar («Britania rules the waves»). En 1860 la Armada británica contaba con 240 barcos y 40.000 efectivos. En India una gran parte del Ejército «británico » era local: los llamados cipayos de origen pastun, sikh o bengalí.

China cuenta en la actualidad con un formidable ejército, muy numeroso y muy desarrollado tecnológicamente. A pesar de que los gastos de defensa chinos son muy inferiores a los de EEUU, llevan creciendo ininterrumpidamente en los últimos 30 años y en 2023 alcanzaron la cifra de 300.000 millones de dólares

5. Exitoso modelo político. El modelo imperial británico se jactaba de una democracia parlamentaria muy exitosa que incorporaba innovaciones como la máquina de vapor, el telégrafo, el ferrocarril o el teléfono. Es un modelo de cristianismo anglicano y calvinista, y de libre comercio, con la convicción de ser una raza superior «con derecho divino a dominar el mundo». Se trataba no sólo de dominarlo, sino de civilizarlo.

El imperio chino del «sueño chino» de Xi Jinping se basa también en un sólido modelo de sociedad. La fortaleza que da lo conseguido en los últimos 30 años. China pretende volver a la antigua gloria de los Han, Tang, Yuang, Ming o de los primeros Ching.

6. Enorme apetito comercial y buena financiación. El IB contó desde 1694 con el Banco de Inglaterra para gestionar los préstamos del Gobierno. La penetración británica financiera alcanzó en 1930 los 18.000 millones de dólares, según Niall Ferguson.

China ha creado el Banco Asiático de Inversión e Infraestructuras para financiar proyectos en el extranjero, en especial los de la «Franja y de la Ruta», como ariete de esta penetración. Tiene una gran cantidad de bonos del tesoro americanos.

7. Colaboración privada-pública. El imperio inglés se fue forjando por etapas implicando a emigrantes que se extendieron hacia América, y en Asia con el apoyo de la Compañía de las Indias Orientales primero, y después del Ministerio de Colonias.

La expansión china actual implica una masiva exportación de capital y de personas, con la cooperación de los países receptores. Sólo en el último mes se ha anunciado una inversión en Cataluña, para producir vehículos eléctricos, o el nuevo puerto chino de carácter logístico, en Chancai, a 75 km de Lima, a cuya inauguración asistió el presidente Xi.

Se basa, en definitiva, de una combinación de ideología comunista con el nacionalismo chino, o si se quiere de un novedoso comunismo capitalista.

  • Gonzalo Ortiz es embajador de España