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En primera líneaJosé Ignacio Palacios Zuasti

Un 'Guion de la Cruzada' se nos ha esfumado

«Esta obra es una recreación basada en datos y publicaciones existentes sobre los hechos que se narran» por lo que es un perfecto instrumento para el adoctrinamiento que persigue la Memoria Histórica

Estas pasadas fiestas, buceando en internet, he dado con una película de la que no sabía de su existencia. ‘La conspiración’, dirigida por Pedro Olea, guion de Elías Querejeta, financiada por RTVE y ETB, gestada en la etapa de Zapatero (2004-2011), que se refiere a las actividades llevadas a cabo por el general Emilio Mola Vidal desde su llegada a Pamplona en marzo de 1936 hasta el 18 de julio de ese año.

En ella me ha llamado la atención que, desde su inicio, en el mismo acto de la toma de posesión de Mola, se presentan a este dos capitanes, Vicario y Lastra, y el ayudante, comandante Fernández Cordón, le dice: «Son los cabecillas de los que se reúnen en secreto». Y al preguntarle Mola: «¿dónde se reúnen?», responde: «en casa de Lastra». Sí, es curioso que ni en ese momento, ni en los 83 minutos que dura el film, se cite al capitán Moscoso porque, como es sabido y lo cuenta en sus libros Félix Maíz, el ayudante civil de Mola que aparece en la película, para cuando este llegó a Pamplona, esos tres capitanes (Vicario, Lastra y Moscoso) ya habían decidido poner en marcha la ‘Conspiración’ porque, decía: «no hacemos nada con seguir hablando y es necesario obrar, porque se pierde un tiempo precioso viendo cómo el peligro aumenta». Y ya, el 8 de febrero habían celebrado su primera reunión secreta, no en casa de Lastra, como se indica en el film, sino en la de Moscoso, en la calle General Chinchilla, 14. Y fue en una de esas reuniones, la del 20 de abril, a la que asistieron siete capitanes que representaban a los oficiales de las guarniciones de Logroño, Burgos y Pamplona, en la que vieron que era urgente despejar la incógnita del Mando de la Conspiración y decidieron que «había llegado el momento preciso de que una organización directora asumiese la responsabilidad de la Organización».

Por eso, como dice Maíz, los allá reunidos acordaron llamar por teléfono al comandante Fernández Cordón, al que le pidieron que se personara en el domicilio de Moscoso. A él llegó diez minutos más tarde y le dijeron: «Estamos reunidos porque queremos salvar a España. Deseamos exponer nuestro proyecto y manifestar la firme decisión de la oficialidad de distintas guarniciones a quienes representamos de que dicho proyecto llegue a conocimiento del general Mola. De nuestro general esperamos su consejo y sus órdenes». Maíz narra que el comandante Fernández Cordón escuchó, se hizo cargo de su deseo y partió hacia el gobierno militar, para hacer su exposición a Mola. Y que treinta minutos más tarde estaba nuevamente en el domicilio Moscoso para informarles: «El general no solamente aprueba su decisión, sino que aplaude el proyecto … Debo adelantarles, en su nombre, que desde hoy tendrán su consejo y dirección». Y a partir de ese momento los capitanes Manuel Vicario, Gerardo Díez de la Lastra y Carlos Moscoso del Prado se convirtieron en los hombres de confianza de Mola y desplegaron una actividad conspiratoria frenética.

Su trabajo no quedó reducido a Pamplona, sino que se extendió por las guarniciones de Logroño, Estella y San Sebastián, y no acabaría hasta el 19 de julio cuando, como narra el que fuera primer alcalde republicano de Pamplona en 1931, Mariano Ansó, en su libro de Memorias 'Yo fui ministro de Negrín': «La plaza del Castillo de mi Pamplona natal se cubrió de las boinas rojas carlistas en pie de guerra. A ellos se unieron inmediatamente los jefes y soldados de Mola. Se arrió la bandera tricolor primero en las formaciones carlistas y después en todas partes». Por eso, como dice Maíz, «estos tres capitanes formaron en la guarnición de Pamplona lo que se puede llamar la Plana Mayor de la Conspiración y realizaron un trabajo de gran responsabilidad y sacrificio por lo que en los libros sobre la guerra civil se lee «nunca deben ser olvidados en la historia del Alzamiento, ya que fueron unos capitanes que por su valentía en medio del constante peligro deben ser considerados como Guiones de la Cruzada»».

Ante el protagonismo y relevancia que tuvo el capitán Moscoso, cualquiera dirá que es sorprende que en esta película no se le mencione, pero cuando uno sabe que es el padre de Javier Moscoso, ministro socialista de Justicia y fiscal general del Estado con Felipe González, y abuelo de Juan Moscoso, diputado socialista cuando la cinta se realizó, las incógnitas se despejan y se entiende que este 'Guion de la Cruzada' se haya esfumado.

El contenido de esta cinta es tal que, aunque estaba preparada para su estreno cuando Rajoy llegó a la presidencia, los populares la dejaron en vía muerta y no fue emitida en TVE hasta siete años después –7.04.2019–, cuando la moción de censura de Sánchez ya había triunfado y Rosa María Mateo, administradora provisional del ente público, le dio luz verde, y a partir de ese momento fue llevada a los circuitos comerciales. En uno de los créditos iniciales del film se dice: «Esta obra es una recreación basada en datos y publicaciones existentes sobre los hechos que se narran» por lo que es un perfecto instrumento para el adoctrinamiento que persigue la Memoria Histórica. Eso sí, siempre que de ella se han suprimido de un plumazo a los familiares de los actuales socialistas.

  • José Ignacio Palacios Zuasti fue senador por Navarra