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Música para olvidar el terror de ETA: 40 años del asesinato de Enrique Casas

El 23 de febrero de 1984, tres días antes de las elecciones al Parlamento vasco, ETA asesinó al cabeza de lista del PSE por Guipúzcoa

«Uno emplea lo que puede ante una cosa así», reconoce Ricardo Casas, hijo de Enrique Casas, mientras cuenta cómo el piano le sirvió de refugio cuando en 1984, hace ya 40 años, la banda terrorista ETA asesinó a su padre. Quedaban tres días para que se celebrasen elecciones al Parlamento vasco y Casas era el cabeza de lista del Partido Socialista de Euskadi por Guipúzcoa.

El hijo de Enrique Casas, Ricardo, tenía 17 años cuando los terroristas irrumpieron en su casa y mataron a tiros a su padre. Al poco tiempo del asesinato se marcho a Alemania, país en el que había vivido antes de irse a San Sebastián, para continuar con su formación musical de piano. Eso le hizo distanciarse del shock que vivió junto a la entonces mujer de Enrique, Bárbara Dührkop, y sus dos hermanos pequeños.

Con el tiempo, a pesar de haber estudiado Medicina en Zaragoza, Casas siguió anclado al piano, fue su vía de escape y terminó convirtiéndose en su profesión. «El piano pues me da. Me da mucha inspiración y distracción. Y también olvido». De hecho, su amigo y compañero de colegio en la infancia en San Sebastián, Francisco Uzcanga, piensa que fue gracias a la música que pudo «transformar la tristeza en melancolía y en consuelo».

Actualmente Ricardo Casas es músico e intérprete y se ha convertido en pianista de cine mudo. Su historia, marcada por el terrorismo de ETA, llamó la atención de Francisco Uzcanga, compañero suyo de colegio de San Sebastián, que terminó plasmándola en el libro 'Eso que llamabas paraíso. Una historia sobre los ecos del terrorismo' que acaba de editar Libros del K.O..

El asesinato de Enrique Casas supuso un punto de inflexión en el terror de ETA. Se produjo durante los llamados años de plomo, cuando los terroristas asesinaron a más de 100 personas al año. De hecho, no se había asesinado a ningún política en plena campaña electoral desde los años de la Segunda República. A partir de entonces, ETA empezó a fijar minuciosamente sus objetivos políticos.