Kiko Argüello: «Judíos y cristianos debemos ayudarnos en la batalla contra la negación de Dios»

Ayer por la tarde tuvo lugar en la Universidad Francisco de Vitoria, en Madrid, la investidura como doctores honoris causa de Francisco José Argüello, pintor, compositor y miembro fundador del Camino Neocatecumenal, y David Shlomo Rosen, director internacional de Asuntos Interreligiosos del Comité Judío Americano; reconocido en 2005 por el Papa Benedicto XVI con el rango de Caballero de la Orden de San Gregorio Magno por su contribución a la promoción de la reconciliación entre católicos y judíos.

De este modo, la UFV reconocía la labor de los dos nuevos doctores en el campo del diálogo judeocristiano, cuyas contribuciones han sido esenciales en el acercamiento de las dos tradiciones durante las últimas décadas.

El acto académico contó con una nutrida asistencia con cerca de 1.300 personas de forma presencial y hasta 4.000 de forma telemática. Tanto Argüello como Rosen estuvieron arropados por el claustro de profesores, autoridades académicas y por los cardenales y arzobispos de Madrid, Carlos Osoro y el emérito Rouco Varela.

«Una revolución en la relación entre judíos y católicos»

El Rabino Mayor David S. Rosen, después de la laudatio del doctor Florentino Portero, colaborador de El Debate, y tras dar las gracias al centro universitario a todos los asistentes y deshacerse en elogios hacia el trabajo de Kiko Argüello y la fallecida Carmen Hernández en favor del diálogo interreligioso desde el Camino Neocatecumenal, habló de cómo «la transformación de las actitudes y enseñanzas católicas hacia los judíos y el judaísmo que ha tenido lugar a lo largo del último medio siglo no tiene paralelo histórico». «Un pueblo comúnmente presentado durante casi dos milenios como colectivamente culpable de Deicidio, maldecido y rechazado por el cielo, condenado a vagar hasta `el cumplimiento de la historia´, es ahora referido por los Papas –citando en este punto a san Juan Pablo II–, como `el muy amado hermano mayor de la Iglesia de la Alianza Divina Original que nunca se ha roto ni se romperá´».

Para Rosen, esta «revolución» comenzó en el contexto del Concilio Vaticano II con la promulgación del documento Nostra Aetate en 1965. «Si bien reflejó un deseo creciente dentro de la Iglesia de recuperar sus auténticas raíces históricas y teológicas –continuaba el Rabino Mayor–, no hay duda de que el impacto de la Shoá –el holocausto judío durante la II Guerra Mundial– fue fundamental».

«Esta transformación –proseguía el nuevo doctor honoris causa– que ha llevado a judíos y cristianos de siglos de hostilidad y alienación mutua a una de tal positividad, diálogo y colaboración que tenemos la bendición de disfrutar hoy es verdaderamente notable y seguramente un signo providencial en sí mismo», aseveró Rosen. Citando de nuevo a san Juan Pablo II, en su discurso ante el Comité Internacional de Enlace Judío Católico en el Vaticano en diciembre de 1990, este proceso de reconciliación manifiesta «nada menos que la misericordia Divina que está guiando a cristianos y judíos a la conciencia mutua, el respeto, la cooperación y la solidaridad».

Por último, Rosen ha considerado «este honor» que la Francisco de Vitoria le ha otorgado como un sincero homenaje al proceso histórico de reconciliación.

«Tenemos la misión de llevar el Concilio a las parroquias»

Por su parte, tras la lectio de Ángel Barahona, director de estudios Humanistas de la UFV y colaborador del diario El Debate, el fundador del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello, recordó sus orígenes en la barriada de Palomeras Altas, donde comenzó su camino de evangelización junto a Carmen Hernández, a cuya mención, el auditorio le ha dedicado un sentido aplauso en su memoria.

«Todos somos como Abraham –dijo Argüello–, que sale de su tierra sin saber a dónde va: Dios elige a Abraham, le hace una promesa y la Palabra de Dios fecunda, da vida a la historia, la pone en marcha y Abraham debe continuar siguiendo al Señor. Así enseñamos a nuestros hermanos del Camino Neocatecumenal –porque todos somos hijos de Abraham– que éste es el camino de la fe: vivir día a día respondiendo a los acontecimientos de la historia, donde Dios se manifiesta».

En esta situación histórica en la que nos encontramos, creo que debemos ayudarnos mutuamente, cristianos y judíos, a estrechar profundamente nuestros lazos para hacer la voluntad de DiosKiko Argüello

En una referencia a los vínculos de todo el pueblo de Israel, Kiko Argüello destacó que «tenemos una batalla común que librar contra la bestia, la bestia que quiso Auschwitz, que sigue actuando en el mundo y que prepara un nuevo ataque contra la Iglesia y el pueblo judío, un terrible ataque de ateísmo, de negación de Dios. En esta batalla, en esta situación histórica en la que nos encontramos, creo que debemos ayudarnos mutuamente, cristianos y judíos, a estrechar profundamente nuestros lazos para hacer la voluntad de Dios, para redimir esta sociedad, para salvar la familia judeocristiana y la transmisión de la fe a los hijos».

«En esta relación de amistad con el pueblo judío, la Domus Galilaeae –centro internacional de formación y retiro espiritual fundado por el Camino en 1999– ha desempeñado un gran papel. Nunca habíamos pensado en construir un centro internacional en la cima del Monte de las Bienaventuranzas, en Israel, y que llegara a ser tan importante para la relación con los judíos: cada año 150.000 judíos pasan por esa casa para visitarla. Varios seminaristas, procedentes de los distintos seminarios Redemptoris Mater de todo el mundo, aprenden hebreo y dan la bienvenida a los judíos, cantan el Shemá, Israel, y les enseñan la casa».

Por último, antes de despedirse, Argüello ha presentado a un pequeño grupo de músicos y parte del coro que conforma la orquesta del Camino Neocatecumenal. La Sinfonía de los Inocentes, compuesta de cuatro movimientos (Getsemaní, ¡Abba, Padre!, Perdónales y La espada), emocionó a los asistentes y contó con la participación a coro de muchos de los allí citados. Definitivamente, un acto atípico dentro del protocolo académico pero que dio un tono distinto a una jornada en la que Argüello y Rosen, como indicaba el rector de la Universidad Francisco de Vitoria, Daniel Sada, «se incorporan de manera solemne a nuestro claustro».