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La voz de los `estigmatizados´

Samir Faranji, exmena: «Día tras día veo cómo se habla de nosotros, pero muy pocas veces con nosotros»

La ONG Cesal, vinculada al movimiento Comunión y Liberación, trata de aplicar los criterios de la Doctrina Social de la Iglesia en el acompañamiento a los más vulnerables y desfavorecidos, entre ellos, a los menas y exmenas que están en nuestro país 

Samir Faranji dejó Marruecos con 17 años. A esa edad, donde muchos de nuestros jóvenes no tienen claro qué hacer el próximo fin de semana y ni mucho menos qué van a estudiar o qué trabajo van a desempeñar el día de mañana, Samir tuvo que acometer la gran decisión de su vida: o bien se quedaba en su casa y trabajaba la tierra con su padre, sin tener más expectativa que abrazar la pobreza el resto de sus días, o probaba suerte saliendo de su país para hacer lo que fuera por salir adelante. 

Optó por lo segundo. 

Junto a unos cuantos amigos de su barriada, que eran pescadores, construyeron una balsa rudimentaria con la que arrojarse al agua. Estuvieron a la deriva 21 horas. 

«Podríamos habernos quedado en mitad del mar y morir. Ver que a tu alrededor no hay nada más que azul, que estás en una barca con siete personas más, nerviosos, con miedo de no saber cómo puede acabar nuestras vidas, es un riesgo enorme. Pero aún así, lo único que pensaba era en llegar a España», asevera Samir en el primer capítulo de Todo lo que querías preguntarme, una miniserie documental que pretende acabar con el estigma político y social que recae sobre los menores no acompañados, conocidos por el sustantivo mena o por el acrónimo MENA. 

«Al llegar a España, antes de cumplir la mayoría de edad, me esforcé en aprovechar todas las oportunidades que tenía. Aprendí el idioma, hice cursos de camarero, peluquería... Hacía todo lo que me decían los educadores».

Hoy, tres años después, gracias al apoyo de Cesal, entidad social vinculada con el movimiento católico Comunión y Liberación, Samir vive solo, tiene un trabajo estable, comparte sus vivencias por YouTube e Instagram, donde cuenta con más de 46.000 seguidores entre las dos redes sociales, y ha podido volver a visitar a su familia. «He conseguido mejorar mi vida y mi madre, al verme bien, lloró de alegría porque estaba cumpliendo mi sueño».

¿Qué dicen los menas sobre su realidad?

«Desde hace unos años, cada vez hay más noticias sobre los jóvenes inmigrantes. Han surgido muchas preguntas sobre la inmigración y qué pasa con los jóvenes una vez que ya estamos en España, por eso he pensado que sería de ayuda que la gente me conozca y que descubramos juntos cómo es la situación», comienza en el vídeo explicando Faranji.

Él mismo ha sufrido estos prejuicios por su origen y llegada a España como menor no acompañado y espera ayudar con esta serie, explican desde la ONG Cesal, a que la sociedad entienda de una forma más amplia la realidad «mostrando las dificultades que existen al dejar a la familia atrás y migrar con la incertidumbre de no saber qué será de nosotros, pero con la esperanza de poder aportar a la sociedad gracias a muchas personas que nos ayudan».

Samir FaranjiCesal

De este modo, Samir Faranji toma la palabra para narrar su historia, que es la de otros muchos jóvenes que han venido a nuestro país en busca de un futuro para sí mismos y sus familias. Conocedor de las diferentes situaciones y las facetas que hay que trabajar hasta alcanzar una estabilidad, esta serie no será un monólogo sino un espacio en el que se dará voz a otros protagonistas en el rol de entrevistador.

Mediante una serie de conversaciones con diferentes personalidades, el público podrá conocer cómo los jóvenes migrantes afrontan psicológicamente estos grandes cambios, su esfuerzo en la formación en oficios, la dificultad en la búsqueda de empleo y cómo el ocio, a través del deporte o la cultura, es una herramienta fundamental para integrarse. 

«Día tras día veo cómo se habla de nosotros, pero muy pocas veces con nosotros. Por esto, al recibir la propuesta de la ONG Cesal, vi una oportunidad de hablar directamente a la ciudadanía para que nos conozcan más allá de los prejuicios y mostrar en qué consiste la integración, poniendo rostro a quienes se esfuerzan para conseguir una sociedad mejor», señala Samir.

Entre las personas que este joven marroquí entrevistará se encuentran psicólogas, voluntarias, formadores, empresarios y otras personas comprometidas con la integración. Participan en el proyecto caras conocidas como el boxeador Jero García, la pintora Beatriz Zerolo, el chef Chema de Isidro y el periodista especialista en verificación de datos, Jesús Espinosa.

El director de Cesal, Pablo Llano, atiende al diario El DebateCesal

«Historias así dan esperanza»

En la actualidad, Cesal cuenta con varios pisos de acogida para los exmenas, que una vez cumplen la mayoría de edad y abandonan los centros de internamiento a menores extranjeros, se ven abocados, en muchos casos, a vivir en la calle. 

A su vez, trabajan con los menores no acompañados, entre los 16 y 18 años, mediante cursos de formación no reglada para aprender cocina, servicio en sala y jardinería. Son jóvenes de todas las edades y nacionalidades, algunos de ellos en condición de refugiados.

Pablo Llano es director de Cesal. Le preguntamos por esta nueva iniciativa audiovisual y sobre el trabajo con los MENA. 

–¿Qué implicaciones ha tenido para Cesal el uso ideológico y político del término MENA? ¿Qué veis vosotros detrás de cada historia que acogéis y acompañáis?

–El uso ideológico y político del MENA ha provocado una mayor estigmatización de estos menores que ya de por sí lo tienen difícil para salir adelante en España. Esta estigmatización sobre todo provoca que se hable de forma abstracta de estos jóvenes o, en el mejor caso, simplemente como un `problema´ a resolver. No se mira a la cara a esos chicos, no se empatiza con las difíciles situaciones que vivían en sus países de origen y la traumática experiencia del viaje que tuvieron que emprender sin un horizonte claro. Así como tampoco se valora la fortaleza y las ganas que tienen de salir adelante cuando se les brinda una oportunidad. La historia de cada uno de ellos es única, pero quizás lo que más llama la atención es su necesidad de afecto y de generar vínculos, probablemente por la separación prematura de sus familias. Cuando perciben una acogida y un abrazo sincero, cuando sienten que realmente se apuesta por ellos y se les acompaña, responden muy positivamente con un agradecimiento y una disponibilidad que cuesta ver en chicos españoles de su edad.

–¿Cuál es el trabajo que se hace desde Cesal con los menores no acompañados que llegan hasta nuestro país?

–A nosotros nos llegan estos chicos, menas o exmenas por muy diferentes vías. En la mayoría de las ocasiones después de haber pasado ya un cierto período por centros de menores, en algunos casos viviendo en la calle o tras cumplir medidas judiciales en centros de menores infractores. La falta de oportunidades, sobre todo en su transición a la vida adulta, los lleva a una vida dura en la calle en la que se van degradando poco a poco: consumo de sustancias, pertenencia a bandas, infracciones…

Les proponemos un itinerario de formación adaptado a sus circunstancias para que aprendan un oficio y consigan un empleoPablo Llano - director de Cesal

Por suerte, no todos estos chicos se sumergen en esta espiral, pero nosotros atendemos de forma preferente a estos, a los que nadie va a dar otra oportunidad. Por eso, nuestra respuesta en primer lugar es un abrazo y una acogida, porque sólo a través de un rostro amigo estos jóvenes son capaces de recobrar su dignidad, su autoestima y las fuerzas para reemprender sus vidas. A partir de ahí, les proponemos un itinerario de formación adaptado a sus circunstancias para que aprendan un oficio y consigan un empleo. Sin olvidar que, durante todo este proceso, los acompañamos de manera integral porque tienen muchas heridas y necesidad de crecer también humanamente.

–Hablamos siempre de las ONG y asociaciones dentro del proceso de integración, destacando su papel predominante. ¿Qué nos corresponde al resto de la ciudadanía en esta tarea?

–Integrar a estos chicos en nuestra sociedad es tarea de todos, porque comparten espacios educativos, deportivos o centros de trabajo con personas españolas y la forma en la que nos relacionemos va a contribuir a su integración o, por el contrario, a su estigmatización.

Nosotros, por ejemplo, hacemos un gran trabajo con las empresas para hacerles ver que estos chicos no sólo merecen una oportunidad, sino que pueden ser excelentes trabajadores. Por suerte, podemos decir que luego muchas empresas no sólo confían sino que nos lo agradecen y vuelven para pedirnos más jóvenes que salen de nuestros procesos de formación pues son trabajadores comprometidos, motivados y con ganas de aprender.

Por poner otro ejemplo que no tiene que ver con nuestro trabajo, tengo un amigo que organiza partidos de fútbol los domingos desde hace muchos años y, poco a poco, ha ido incorporando a chicos del barrio que se han ido encontrando, menas en muchas ocasiones, para que además de pasar un buen rato jugando al fútbol sea ocasión de conocerlos, de tomarse unas cañas después del partido… y, en muchas ocasiones, ha surgido una amistad inesperada, hasta sentir suyas las vidas de estos chicos. Historias así dan esperanza.

Samir FaranjiCesal