Mártires en Argelia
Los monjes de Tibhirine: siete vidas arrebatadas por el terrorismo islámico
En 1996 el GIA secuestró en Argelia a siete monjes trapenses y los asesinó, dejando sus restos en una cuneta. Xavier Beauvois narró su historia en De dioses y hombres, premio del Jurado en Cannes
Tibhirine es un pueblo a cien kilómetros al sur de Argel. Allí, una pequeña comunidad cristiana concentrada alrededor del monasterio cisterciense de Nuestra Señora del Atlas, siete monjes fueron secuestrados y posteriormente asesinados por el Grupo Islámico Armado, a quienes ya habían advertido la víspera de Nochebuena de 1993 sobre sus crueles intenciones. Pero ellos, por votación, decidieron quedarse en la abadía y no abandonar a los que dependían de la caridad de los trapenses para salir adelante en el día a día.
Pese a la amenazas, este pequeño gran gesto como comunidad, tomando una decisión colectiva y optando por el verdadero amor, aquel de saber que se da la vida por las personas del lugar, por los demás, fue llevado años más tarde a la gran pantalla por Beauvois en una preciosa pieza fílmica que cuenta sus últimos meses de vida.
Beatos por un `sí´ a los olvidados
Christian, el prior del monasterio; el cocinero, Michel; Christophe, el agricultor; Célestin, el responsable del albergue; y el médico que llevaba toda la vida en Argelia y que curaba gratis a los habitantes de la zona, Luc; junto a los monjes Bruno y Paul, de visita por el monasterio, fueron beatificados por el Papa Francisco el 8 de diciembre de 2018. Junto a ellos, fueron elevados a los altares otros 12 religiosos mártires cristianos de la guerra civil argelina, que se saldó con la muerte de 114 imanes y 150.000 víctimas de la barbarie del terrorismo islámico.
Ya en el Regina Coeli del domingo 26 de mayo de 1996, el Santo Padre Juan Pablo II se expresó así: «A pesar de nuestro profundo dolor, damos gracias a Dios por el testimonio de amor dado por estos religiosos. Su fidelidad y coherencia honran a la Iglesia y serán sin duda una semilla de reconciliación y de paz para el pueblo argelino, con el que fueron solidarios».
25 años después, los mártires de Tibhirine son un modelo de amistad, convivencia y fraternidad con el islam para todos. Así lo dejaba por escrito el prior, Chistian de Chergé, en el que fuera su testamento espiritual: «Si un día me aconteciera (y podría ser hoy) ser víctima del terrorismo que actualmente parece querer alcanzar a todos los extranjeros que viven en Argelia, quisiera que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia, recordaran que mi vida ha sido donada a Dios y a este país».