El último film de Cotelo
`Tengamos la fiesta en paz´: una película familiar y navideña de verdad
Con un guion fresco, ingenioso y lleno de situaciones hilarantes Cotelo consigue, en su última cinta ,hablar del matrimonio y la familia, de la epidemia del divorcio y de la necesidad de volver al amor
En estos días se dan cita en nuestras pantallas al menos tres comedias españolas que se presentan como familiares y navideñas: Cuidado con lo que deseas de Fernando Colomo, El refugio de Macarena Astorga y Tengamos la fiesta en paz de Juan Manuel Cotelo, que se estrena este 3 de diciembre. Todas tienen en común que se desarrollan en una casa perdida en las montañas, en una especie de confinamiento catártico para sus habitantes. Pero en lo demás son radicalmente diferentes. La primera arrastra un guion sin gracia, a pesar de sus buenas intenciones, y sustituye el sentido de la Navidad por «la magia». La segunda tampoco tiene gracia, ni Navidad, ni magia, a pesar también de sus buenas intenciones. Pero a la tercera va la vencida, y la cinta de Cotelo es divertida, desinhibidamente navideña y, además, cuenta con el aliciente añadido de ser un brillante musical.
Tres niños para salvar un matrimonio
Un joven matrimonio está a punto de separarse, pero no se lo quieren comunicar a sus tres hijos –Belén, Irina y Ángel– hasta después de las fiestas navideñas, que están pasando juntos en una casa que tiene la abuela materna en las montañas. Debido a una indiscreción del padre, los niños se enteran de la inminente ruptura y deciden obligar a sus padres a replantearse su relación, y para ello utilizarán métodos poco ortodoxos.
Conseguir que funcione una comedia musical con este argumento es un reto muy difícil para un realizador. Primero, hay que atinar con un guion que enganche y que resulte suficientemente divertido. Después, hay que acertar con el casting, especialmente el infantil, y encontrar unos niños que actúen con naturalidad, con gracia… ¡y que canten bien! Y es que otro elemento fundamental es conseguir buenas canciones, que no sean cursis, que sean pegadizas, y ¡por Dios! que se entiendan. En cuarto lugar, y no menos importante, es que la película tenga sustancia, chicha, que no se limite a los tópicos previsibles y políticamente correctos. Pues Juan Manuel Cotelo, que ya demostró sus dotes para la ficción hace treinta años con El sudor de los ruiseñores, confirma su talento al conseguir que estos tres elementos se resuelvan satisfactoriamente.
Guion fresco, ingenioso e hilarante
El guion es fresco, ingenioso, lleno de situaciones hilarantes, simpáticas y chispeantes. El reparto de adultos es acertado, llamando la atención el trabajo de Mamen García en el papel de abuela, tan extravagante como encantadora. Pero el peso cae en los tres niños. Eva Bravo, que encarna a la hija mayor, Belén, es realmente sorprendente, y si sigue la carrera de actriz, podrá llegar muy lejos. Su hermana en la vida real y en la ficción, Ana (en el papel de Irina), es la benjamina del reparto, y se atreve incluso con números musicales en solitario. Los otros dos niños, Ángel –el hermano– y Chusmari –el negociador– son resueltos y espontáneos. Las canciones son estupendas, musicalmente y en su letra, interpretadas y coreografiadas sin un solo error por todos y cada uno de los actores.
Pero lo más importante es el cuarto punto, los temas que aborda la película. La cinta habla fundamentalmente del matrimonio y la familia, de la epidemia del divorcio y de la necesidad de volver a las razones del amor, pero también pone el dedo en la llaga de la dependencia de móviles y ordenadores, de lo destructivo de la telebasura, de la importancia de los abuelos y de la urgencia de recuperar una verdadera comunicación entre las personas, sin prisas ni distracciones. Y la gran diferencia con las otras películas citadas es que esta es realmente navideña. Habla del sentido cristiano de las fiestas, de la necesidad de la oración, de la Sagrada Familia, y de los olvidados Reyes Magos.
En definitiva, una buena propuesta de cine familiar, sin concesiones a la galería, divertida, y sin que el espectador que va con sus hijos tema encontrarse con alguna sorpresa desagradable. De momento, es la película navideña del año.