La ACdP estrena la serie ‘Leotardos’ con un simpático corto sobre la belleza de estar vivo

«No eres Black Panther, ¡eres Black Panties!», le suelta la joven superheroína a su hermano al inicio del primer capítulo de Leotardos. Se trata de la nueva serie online creada en colaboración por La Casa de Totoro y la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y forma parte de la campaña Vividores, una iniciativa que la asociación desarrolló a lo largo del curso pasado para mostrar la belleza de la vida frente a amenazas como la ley de la eutanasia.

Leotardos recoge esta intención y explora la cuestión con ojos de niño, a través de dos pequeños superhéroes que debaten sobre si merece la pena acudir en ayuda de quienes no la han pedido. «Imagina que estás dormida y pasas mucho frío: si yo lo veo, te tapo para que no te pongas enferma», explica uno de los protagonistas. Ambos recuerdan el mensaje que les legó su abuela: «La vida a veces es dura, pero siempre vale la pena».

El director de Leotardos, Ignasi Guerrero, cuenta cómo fueron los comienzos de este proyecto. «Cuando me llegó el encargo, tuve dudas, porque la eutanasia no es un tema fácil de abordar, pero acepté porque hay que hablar de que la vida vale la pena». Para el catalán, es necesario comprender todos los factores al hablar del final de la vida: «Muchas veces, las personas que optan por la eutanasia están cegadas por circunstancias muy duras y no son conscientes de que necesitan ayuda», añade.

Creatividad en familia

Además de una reflexión pertinente, Leotardos también es –de alguna manera– un juego en familia. Los dos pequeños protagonistas están interpretados por los propios hijos de Guerrero, y no son los únicos vídeos de La Casa de Totoro en los que demuestran sus capacidades actorales o musicales. «Me parece fundamental educar su sensibilidad –insiste el cineasta–, hacer que crezca en ellos el amor por la belleza, por las cosas bien hechas».

El primer episodio de Leotardos está disponible en el canal de la ACdP, y Guerrero adelanta varias ideas para próximas entregas. Asegura, eso sí, que los dos pequeños protagonistas ya tienen ganas de volver a calzarse los leotardos. Nos advierten al final del primer capítulo: «Creo que salvar el mundo se puede considerar actividad Montessori».