¿Por qué Malta resiste como país provida en Europa?

El reciente nombramiento de Roberta Metsola como presidenta del Parlamento de la Unión Europea ha puesto el foco en Malta, su país de procedencia, y en el hecho de que no se permita la práctica del aborto. En este conjunto de islas con 500.000 habitantes el movimiento provida ha defendido con fuerza la identidad nacional y el apoyo a las mujeres embarazadas sin recursos.

Una de las responsables del respeto a la vida en la isla es la dentista Miriam Sciberras, presidenta del mayor grupo provida de Malta, el Life Network. Un pequeño grupo de personas que se empeñan en ofrecer casas refugio y asistencia a las mujeres que no tienen apoyo para sacar adelante a sus hijos. La eficacia de sus acciones ha hecho que en los últimos años hayan nacido más de 60 niños respaldados por su organización, lo que confiere autoridad a sus planteamientos.

Una batalla cultural

Life Network no solo se dedica a atender a las mujeres, también desarrolla una amplia campaña educativa con los más jóvenes. Las sesiones informativas en colegios son fundamentales para consolidar una mentalidad favorable a la vida en estas islas del Mediterráneo. Junto a ello, la habilidad comunicativa en redes sociales y medios informativos ha favorecido esta causa.

El grupo que lidera Sciberras lucha no solo contra los abortistas de la isla, sino sobre todo contra una cultura que se impone en las series de televisión y de plataformas de entretenimiento internacional que llegan a los más jóvenes. En esas circunstancias, mantener la causa provida en un país de Europa es todo un logro.

Una de las condiciones que puso el presidente para aceptar el cargo es que su partido no legislara a favor del aborto

El aborto, inconcebible

Hay que decir que entre los profesionales sanitarios del país, el aborto se considera una práctica inconcebible. El presidente de Malta, del Partido Laborista (socialdemócrata), es el médico George Vella. Una de las condiciones que puso para aceptar el cargo en 2019 es que su partido no legislara a favor del aborto. En caso contrario presentaría su dimisión.

Aunque hay quienes relacionan la oposición al aborto con la influencia de la Iglesia en el país, la realidad es que, como ocurre en gran parte de Europa, el prestigio de la institución ha caído en los últimos años. Sí que hay en el transfondo de esta mentalidad un resquicio del orgullo maltés, como pueblo que resistió la ocupación británica desde el 1800 hasta 1964 sin perder su identidad católica. Más de un siglo de dominación en el que la mayoría de la población mantuvo una práctica religiosa distinta a la de la élite.

El rejuvenecer de la cultura provida ha tenido este último año fruto con una nueva asociación juvenil, llamada I See Life (Veo la Vida), que ha promovido varias campañas en colaboración con Life Network. Entre los aciertos de esta rama juvenil está el haber organizado a través de redes sociales una campaña de recogida de regalos navideños para los menores que viven en refugios o con madres sin recursos. El éxito de esta iniciativa entre las nuevas generaciones permite confiar en el futuro de la isla.

Amenazas a las causas provida

Uno de los grandes eventos anuales del movimiento provida en Malta es la March for Life (Marcha por la Vida) que todos los años se realiza a finales de año, con un carácter festivo y celebrativo. En la última edición, en el pasado mes de diciembre, cientos de personas desfilaron por la capital y recalcaron el mensaje de apoyo a las embarazadas. El hecho de mostrar con hechos su respaldo a quienes no tienen recursos para sacar adelante a sus hijos constituye uno de los grandes activos del movimiento.

Las amenazas para la causa provida en Malta provienen de fuera y de dentro del país. Desde el exterior, los lobbies pro-aborto de la Unión Europea o líderes como Macron, tratan de impulsar esa práctica incluyéndola como un derecho. Desde dentro, la propia pérdida de valores que se ha difundido en Europa también cala en parte de la sociedad. De momento, Malta resiste y permite mantener la esperanza en una Europa más humana.