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El cardenal Bo el pasado día 29 de eneroVatican News

Un año después del golpe militar

El cardenal Bo, un año después del golpe de Estado en Myanmar: «Todo el país es una zona de guerra»

Este martes 1 de febrero se cumple un año del levantamiento en Birmania

Hace un año que el mundo vio como los tanques tomaban las calles y un convoy de militares llegaba al Parlamento detrás de una profesora de aerobic que impartía una clase en directo. El 1 de febrero de 2021 el Ejército de Myanmar dirigido por el general Ming Aung Hlaing depuso el Gobierno electo de Aung San Suu Kyi

Los obispos católicos del país han querido reiterar su cercanía con este pueblo que sufre, instando a todos los cristianos birmanos a ser «el sanador herido» y «un instrumento de paz». 

«Entendemos vuestra resistencia»

El cardenal y arzobispo de Rangún, Myanmar, Charles Bo, quien es también presidente de la Conferencia Episcopal del país, ha enviado un mensaje a Vatican News, la agencia de noticias de la Santa Sede, para toda la población: «Sentimos vuestro dolor, vuestro sufrimiento, vuestra hambre: entendemos vuestra decepción; entendemos vuestra resistencia. A los que solo creen en la resistencia violenta les decimos que hay otros medios». 

La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) estima que los disturbios en Myanmar han sumido en la pobreza a casi la mitad de los 54 millones de habitantes del país y que en 14 de los 15 estados y regiones del país se ha superado el umbral crítico de malnutrición aguda

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Respetar la libertad y los derechos

El cardenal Bo ha descrito la situación como un momento de «caos, confusión, conflicto y agonía humana en vertiginoso crecimiento. Todo Myanmar es una zona de guerra». Asimismo, el arzobispo de Rangún ha alentado a los obispos católicos del país a que no dejen de acompañar a su pueblo, «acompañando el acceso a la ayuda humanitaria e instando a todas las partes a recorrer un camino de paz y reconciliación». 

Bo ha querido también dirigirse a los líderes militares birmanos, a los que ha asegurado que la Iglesia está comprometida con el bien del pueblo y la resolución pacífica de los conflictos: «Hemos llamado constantemente al diálogo, a la liberación de los detenidos, a una mayor libertad de expresión y al respeto de los derechos fundamentales de todos». 

Ha apelado también a la comunidad internacional, ya que «tras un periodo inicial de interés, Myanmar parece haber desaparecido del radar mundial». Ha pedido también al mundo que ayude al país en su lucha por la paz, que puede llevarse a cabo, según ha explicado, poniendo fin al suministro de armas y garantizando un mayor acceso humanitario a los necesitados.