Jornada de la vida consagrada
El Sínodo, la oportunidad para «cambiar el lenguaje de la vida religiosa»
Uno de los retos de la vida consagrada es la manera de presentarse a la sociedad
Este miércoles, 2 de febrero, se celebra la fiesta de la Presentación del Señor en el Templo, un día dedicado en la Iglesia a quienes optan por el estado religioso. El cardenal Joao Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para la Vida Consagrada ha animado a los religiosos a participar y ser responsables del camino sinodal de toda la Iglesia.
En una carta abierta de la congregación insisten en que este año haya una implicación general de los religiosos en este proceso, con «la riqueza de nuestros carismas y nuestras vidas, sin ocultar las dificultades y las heridas». Una participación que supone responsabilidad de la misión que todos en la Iglesia tenemos entre manos.
Los retos de la vida religiosa
Por su parte la religiosa española María Luisa Berzosa, consultora general del Sínodo de los Obispos, asegura que «es importante que las estructuras que tenemos sinodales de participación sean participativas de verdad, revitalizarlas. No basta con que esté la estructura. Hay que vivir y hay que ser parte. Es algo que tiene mucho que ver con la pertenencia a cada congregación, de forma abierta a todos los demás, sin cerrarnos a nuestra propia familia carismática».
Uno de los retos de la vida religiosa, según Berzosa, es la forma de presentarse a la sociedad, «la capacidad de anunciar el mensaje con el lenguaje de hoy, para ser entendidos». El Sínodo permite replantear cómo se transmite la realidad de la vida religiosa en nuestra sociedad.
Llegar a quien se siente fuera
Una forma de comunicar la vida consagrada y el Evangelio que «debe facilitar el que lleguemos a personas que se sienten fuera, que hasta ahora no se sentían escuchados en la Iglesia», asegura Berzosa. A su juicio, la experiencia de tantos religiosos que trabajan con personas sin hogar, con marginados o enfermos puede ser enriquecedora en este proceso.
La celebración de este año llega en un momento en que el número de personas consagradas en la Iglesia Católica disminuye, especialmente en Europa y América. Los últimos datos del Anuario Pontificio reflejan que en la actualidad hay 680.000 religiosos (este número no incluye a los sacerdotes) en todo el mundo, lo que supone un descenso del 1,8 % respecto al año anterior.
Las vocaciones en el mundo
La esperanza en el mundo religioso proviene de África, donde hubo un incremento del 1,1 % en el último año, con vocaciones muy jóvenes y un gran futuro por delante. También presenta una realidad luminosa la Iglesia del Sudeste Asiático, con un aumento del 0,4 %, con 170.000 religiosas profesas en ese área del mundo.
Por contra, la realidad en Europa es preocupante, sobre todo por la elevada edad media en la mayoría de las órdenes y congregaciones. En el último año que analiza el Anuario Pontificio, las personas consagradas pasaron de 224.246 a 216.846, una tendencia de reducción acentuada en los últimos años.