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Diálogo entre una actriz y una monja a propósito de Petra de san José: «Antes que religiosa soy mujer»

Con motivo de la última película de Pablo Moreno, la reconocida Marian Arahuetes y la madre Paloma charlan sobre fe, la historia de Petra y sobre lo que supone llevar a la gran pantalla la vida de la beata

Una imagen cada vez menos habitual pero no por ello menos verídica. Una religiosa, madre Paloma Ruiz, hablando de cine, fe, comisarías y jóvenes descarriados con una actriz, Marian Arahuetes, que ha pasado del teatro clásico a las novelas de las tardes de TVE.

Petra de San José, fundadora de la congregación Madre de los Desamparados, es la responsable de este encuentro gracias a que la vida de la beata ha sido llevada a la gran pantalla por el director Pablo Moreno.

A la pregunta sobre qué han experimentado, una y otra, al llevar al cine la historia de Petra, la madre Paloma señala «que es la culminación de una ilusión muy grande». «Ver a alguien que ha sido tan importante en tu vida, que te ha guiado, enseñado, y que sientes tanta viva dentro de ti, plasmada en de forma tan fantástica por Marian es algo que conmueve», señala Ruiz. «Yo me siento muy afortunada de haber podido trabajar en esta película porque no es un biopic más –dice la reconocida actriz que apareció en Gran Hotel, Amar es para siempre o Acacias 38– sino que es contar la historia de la que fundó una obra que las Madres de los Desamparados siguen desarrollando hoy en día», dice Arahuetes. «Me ha abierto mucho la mente poder conoceros, conocer la historia de Petra y aquello que me decíais de que sois religiosas, pero ante todo, mujeres». «Es que es así y, además, ese era uno de los objetivos de la película: bajar los santos a la tierra, que la gente vea que han sido personas normales que en un momento determinado han centrado su vocación y le han dado su vida a Dios», respondía a Marian la madre Paloma.

Marian ArahuetesThorun Javier Piñeiro

«Es un riesgo hacer estos papeles hoy»

Para Marian, este tipo de papeles, hoy en día son todo un desafío y, también, un riesgo teniendo en cuenta la dialéctica que hay establecida entre las `cosas de iglesia´ y el mundo artístico de hoy en día. «Tú lo que quieres es comunicar, contar una historia, y eso Pablo Moreno lo hace estupendamente porque resalta la humanidad de los personajes», señala. «Sí, hace estos papeles es un riesgo hoy. En cualquier caso, para mí, visibilizar todo aquello que no tenemos normalizado es muy importante. Y esto, curiosamente, engloba a temáticas como la homosexualidad, la transexualidad, o le hecho de que una persona religiosa esté haciendo una importante labor social. Es fundamental visibilizar y acercar esta realidad que para tanta gente le es del todo ajena».

Cuando le preguntamos sobre las etiquetas que se agolpan en torno al arte, para definirla y constreñirla a un público objetivo, Marian cree que «hay que hacer más por juzgar sin ver de reojo lo que se hace, rescatando la bondad del ser humano, sea lo que sea que la historia alberga».

Sobre lo que se ha llevado al terreno personal de haber caracterizado a Petra de san José, la actriz señala que ha valorado mucho «su carácter proactivo, tenaz, su confianza en la vida y en que las cosas iban a salir, y que iban a salir bien. Me quedo con eso, con levantarse, ponerse en pie y, aunque tengas miedo, seguir hacia adelante y enfrentar la vida», remataba Arahuetes.

Sobre la vida religiosa en la actualidad

Aprovechando el contexto de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, la madre Paloma nos cuenta su día a día en esta institución de la Iglesia que lleva más de siglo y medio junto a los últimos, los descartados.

Su tarea es trabajar juntos a los jóvenes y los ancianos, y desde hace diez años acompañan a las madres que piensan en abortar, habiendo abierto un hogar en Gijón para que estas familias monoparentales dispongan de una alternativa y un futuro para los dos. «Ya hay muchas ONG que hacen una labor estupenda. Nosotros estamos aquí porque hemos tenido una experiencia de Dios que luego, desde ahí, dándole mi vida, la entrego a los demás, pero con los pies en la tierra. Tenemos que desmitificar la figura de los religiosos, que somos gente que, igual que otras personas tan buenas, nos entregamos a los más pobres», señala la madre Ruiz.

Nos cuenta durante la conversación su experiencia en Barcelona en uno de sus hogares para menores. «He estado muchos años con chavales tutelados con los que tan pronto me ha tocado jugar al fútbol con ellos como ir a recogerlos en comisaría», quitándole hierro a lo que es estar en el día a día en contacto con el mundo desde su condición de religiosa.

La madre Paloma Ruiz pide para la vida consagrada «dar un mayor testimonio sobre el gran tesoro que es la Iglesia y las realidades que la componen».