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Soy sacerdote y no soy pederasta

Os animo a preguntar a curas que conozcáis si alguna vez les han insultado por la calle, o si les han mirado con recelo, o si les han hablado con suspicacia. Veréis las respuestas. No será raro que os encontréis con relatos de cómo les han hecho ataques gratuitos

La pederastia es asquerosa y deleznable. En los últimos años la Iglesia está sufriendo y arrastrando consecuencias de lo ocurrido hace décadas por esta lacra, y está actuando para destapar y reparar los daños producidos a las víctimas. Es enormemente doloroso ver la magnitud de lo sucedido en algunos lugares del mundo. Y dicho esto: ¿habéis pensado alguna vez cómo esto nos está afectando a los sacerdotes?

No es ningún secreto que en las últimas semanas hay una campaña muy fuerte contra la Iglesia y los curas en algunos medios de comunicación, con varias noticias a diario en los titulares y las secciones destacadas. Las noticias además de informar pueden moldear la opinión pública, por eso, ¿qué pensáis que sucede cuando de forma sistemática aparecen noticias que ponen a la Iglesia bajo sospecha?

Estos días ha habido ataques contra la Iglesia por decir que se había adueñado de propiedades que no eran suyas, lo cual la Conferencia Episcopal Española se encargó de demostrar que era falso y justo al revés de cómo se decía. Las aclaraciones apenas salieron en los medios. El daño quedaba hecho.

La presión para que se establezca una comisión parlamentaria de investigación de casos de abusos en la Iglesia de España es básicamente que veamos a políticos metidos a jueces, escaldando públicamente a sacerdotes y obispos

También hemos visto acusaciones de encubrimiento de pederastia a Benedicto XVI hace 40 años. El Papa emérito fue un enorme luchador contra la lacra de los abusos, estableciendo penas canónicas muy fuertes contra los abusadores y vigilando que los casos fueran llevados a los tribunales civiles. Ha habido explicaciones de por qué él desconocía la situación de la que se acusa pero tampoco han salido en la mayoría de medios. Nuevamente el daño quedaba hecho.

Lo último que está saliendo en los portales es la presión para que se establezca una comisión parlamentaria de investigación de casos de abusos en la Iglesia de España. Esto es básicamente que veamos a políticos metidos a jueces, escaldando públicamente a sacerdotes y obispos.

Con todo esto, lo que se quiere es causar a la opinión pública la impresión de que la Iglesia no está haciendo nada, lo cual es rotundamente falso. Y otro efecto, el cual no es colateral sino buscado con esta campaña: el escarnio de toda la Iglesia, especialmente de nosotros, los sacerdotes. Esto lo piden los mismo políticos que curiosamente se han negado a que haya comisiones de investigación en casos de abuso cometidos en centros de menores dependientes de las administraciones civiles, por poner un ejemplo. Me temo que todo parece indicar que lo que les preocupa a quienes llevan a cabo esta campaña de acoso a la Iglesia no es conocer la verdad y establecer justicia sino seguir asestándole golpes con campañas de descrédito para influir en la opinión pública.

Se lleva años creando la mentalidad en la gente de que los sacerdotes somos todos pederastas

Estos días estoy leyendo el libro de memorias del cardenal George Pell, australiano, que fue acusado falsamente de abusos y encarcelando durante mas de un año. Es el cargo eclesiástico más alto que ha sufrido esta caza de brujas en la que todos nosotros somos sospechosos. Se lleva años creando la mentalidad en la gente de que los sacerdotes somos todos pederastas. Repito, que haya un solo caso en la Iglesia es horripilante, pero qué triste es la sospecha que con toda la intención están haciendo recaer sobre nosotros. Me pregunto a cuántos sacerdotes más les habrá sucedido lo mismo, o incluso peor, que lo acontecido al cardenal Pell.

Os animo a preguntar a curas que conozcáis si alguna vez les han insultado por la calle, si les han mirado con recelo o si les han hablado con suspicacia. Veréis las respuestas. No será raro que os encontréis con relatos de cómo les han hecho ataques gratuitos. ¿Os imagináis que por haber un profesor pederasta todos los profesores del mundo fuesen señalados como tales? ¿Os imagináis que ante un caso de abuso en el entorno familiar todos los papás y mamás fueseis acusados de abusadores por la gente de alrededor? Impensable, ¿no? Pues nosotros lidiamos con estas situaciones en muchas ocasiones y lo cierto es que están aprovechando la leña de los árboles caídos para derribarnos a todos, hiriendo a los pastores, lo que equivale a dispersar y confundir a las ovejas.

Solo me queda pediros una oración por las víctimas de este horror que necesita ser reparado de una vez por todas y un rezo por las decenas de miles de sacerdotes buenos que sufrimos tanto por la gravedad de los hechos como por la continua campaña de desprestigio. La paz.