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Entrevista al filósofo

Quintana Paz: «Para el pensamiento 'woke', la reconciliación no existe»

El filósofo y antiguo profesor de universidad expone cómo la ideología 'woke' se apropia de los ideales cristianos, deformándolos y eliminando a Dios

Ha sido profesor de universidad durante dos décadas: en la Universidad Pontificia de Salamanca entre 2004 y 2006, y en la Universidad Europea Miguel de Cervantes (Valladolid) entre 2006 y 2021. La cantidad de asignaturas que ha impartido resulta bien amplia: desde Pensamiento Contemporáneo hasta Ética Aplicada. En la actualidad centra su labor docente en el Máster de Liderazgo y Gobierno del Instituto Superior de Sociología, Economía y Política (ISSEP), y en otro título de postgrado de la Universidad Pontificia de Salamanca. En concreto, su materia se titula Comunicar el legado de la cristiandad hoy. En los últimos años se ha convertido en un habitual invitado a debates televisivos o radiofónicos, conferencias, así como publicaciones en prensa y diálogos amistosos o discusiones encendidas en Twitter. Pocas pistas más para situarlo: Miguel Ángel Quintana Paz (Salamanca, 1973).

Estamos siendo testigos de la desaparición de las humanidades en los planes educativos. Usted, que durante tantos años ha sido profesor de Filosofía, ¿a qué cree que se debe?

–Una clave básica para entender lo que está pasando es que tenemos una propuesta cultural muy diferente a la civilización de la cual vivimos, la civilización de raíces judeocristianas y grecorromanas. Esta propuesta cultural alternativa tiene varios nombres: ideología woke, progresismo, «Social Justice Warriors» (justicieros sociales)… Debido a su interseccionalidad, algunos prefieren denominarla «ideología invisible», que también me parece un buen nombre. Quizá la mejor definición sea «lo woke», a pesar del anglicismo. Supone una cierta referencia al «awakening», a todos esos despertares religiosos que ha habido en las sociedades anglosajonas. Lo de despertar religioso es interesante, porque es una nueva religión y pretende constituir una nueva cultura religiosa, viene a sustituir el mundo religioso y cultural judeocristiano y grecolatino. Viene a sustituirlo, pero, obviamente, no llega desde Marte, sino que aprovecha ciertas fallas, ciertas posibilidades que da la civilización occidental.

La ideología 'woke' desprecia el perdón

Desfigura la tradición judeocristiana; por ejemplo, se apropia de la importancia que se da al sufriente, a la víctima, y la modifica hasta el punto de convertirnos en una cultura del victimismo, que es una deformación del aprecio por la víctima. Otro ejemplo; la ideología woke modifica la solidaridad, hasta el punto de que la solidaridad sea fundamentalmente con determinados grupos identitarios: ciertos colectivos de mujeres, ciertas nacionalidades, grupos LGBTI, etc.

¿Esta deformación del cristianismo se da en todos los planos?

–No, hay una faceta que no imita. Y supone una diferencia clave; lo woke no se apropia de la idea de perdón, que es central en la tradición judeocristiana. La ideología woke desprecia el perdón. Si has cometido un error, si has lanzado un piropo inadecuado, si te has comportado de una manera incorrecta en un momento determinado de tu vida, aunque haya sido hace veinte o treinta años, eso puede siempre volver hacia ti. Serás condenado por ello, serás reprochado por ello, porque, con ese piropo o con esa palabra inadecuada –ofensiva para el grupo que se ve como víctima y al que hay que proteger–, hagas lo que hagas, lo único que te queda es pedir perdón, pero nunca se te concede. Tú te humillas. La humillación del que cometió el error resulta hoy esencial, cosa que, por cierto, no era tan importante en la tradición de la que procedemos. Y el perdón tiene que ver con que, si eres perdonado, se te acoge de nuevo, estás reconciliado. Esa noción de reconciliación no existe para lo woke. En este sentido, en lo que atañe al concepto del perdón, sí hay un corte radical entre la tradición cristiana y el pensamiento woke, porque, refiriéndonos al resto de elementos, ¿quién está en contra del cuidado del medio ambiente, o quién está en contra de la igualdad entre los seres humanos? El cuidado del medio ambiente y la igualdad entre los seres humanos es un mensaje cristiano, pero lo woke se apropia de ello para deformarlo.

¿Esa mecánica de deformación es, pues, lo que explica la crisis de las humanidades?

–Para implantar esta civilización alternativa, lógicamente hace falta socavar la otra, acabar con la tradición. A lo woke le viene muy bien que cortemos, que desconozcamos nuestra tradición. Porque las humanidades, tradicionalmente, eran el vínculo que nos permitía conocer de dónde venimos y qué es lo que somos. En la medida en que quitas todo eso, quitas ese vínculo con lo anterior, puedes implantar lo woke. En las universidades americanas se empieza casi por aquí, mediante una crítica a los cánones históricos, a los cánones literarios, diciendo que el canon, en realidad, solamente refleja la mentalidad de unos opresores blancos, patriarcales, colonialistas. Según el pensamiento woke, debemos anular el canon y sustituirlo por literatura lesbiana negra del barrio del Bronx, o estudiar la literatura gay de los 80 en el barrio de Chueca.

De modo que ¿la pretensión de este progresismo sería como aquello que decía Chesterton de que las ideas cristianas se han vuelto locas?

–Sí, exacto, esa es una idea premonitoria, es lo que he querido expresar. Por ejemplo, ese rasgo de humillación al que antes aludíamos sería una perversión del sacramento de la Penitencia. Han cambiado el perdón por la humillación, y también han eliminado a Dios. La cultura woke es, a final de cuentas, profundamente nihilista, carece de fundamento. Si tú preguntas por qué deberías o por qué no deberías comportarme de tal modo, la respuesta que te dan es que eso es lo correcto, y que eso es lo que tienes que hacer. Se hace el deber por el deber, no hay nada detrás. En el caso de Kant, había toda una visión sobre la libertad humana, pero no aquí en lo woke; es simplemente algo que se impone porque sí.

Nihilismo, desaparición de Dios… en cierto modo, ¿sería el cumplimiento de lo que decía Nietzsche de la muerte de Dios? Dios ya no es operativo, ha sido desalojado…

–Claro, lo que pasa es que Nietzsche para mí es un aliado en la lucha contra la cultura woke. ¿Por qué? Porque Nietzsche no solamente detecta eso; Nietzsche detecta eso y detecta también los sustitutivos que van a venir. Nietzsche describe al último hombre como un personaje bastante ridículo que erige esta especie de sustitutivos del antiguo Dios. Nietzsche, en algunos párrafos sobre los viejos templos que han quedado vacíos, muestra respeto. En Aurora hay un texto delicioso sobre el confesor que está aguardando en su confesionario a que alguien venga, y Nietzsche lo pone como modelo de la virtud a la cual él aspira, es decir, alguien que está oculto, que dona, que enriquece las vidas de los demás, pero que nadie podrá ni siquiera recompensarle, porque ha quedado oculto, ha quedado tapado. Nietzsche prevé que, después de la caída de Dios, van a venir esos sustitutivos opresores y ridículos. La figura del camello de Nietzsche –esa necesidad que tenemos de imponernos cargas– coincide con lo woke. Lo woke nos ha impuesto muchas más cargas, porque son cargas que, cuando las incumples, nunca te permitirán reconciliarte, nunca te permitirán ser perdonado.

Miguel Ángel Quintana Paz