Entrevista
Marcela Szymanski: «En Europa hay diez iniciativas de ley que acotan el ejercicio de la libertad religiosa»
La responsable del último Informe sobre Libertad Religiosa en el Mundo, desgrana algunos datos sobre la persecución a los credos minoritarios, el ciber-califato y otros riesgos para la fe
Un informe de 864 páginas sobre la Libertad Religiosa en el Mundo. Esto es lo que trajo bajo el brazo Marcela Szymaski, la responsable de coordinar a un equipo de 70 personas que cuentan el estado de este derecho, reconocido por la ONU en el artículo 18 de la Declaración de Derechos Humanos, en cerca de 200 países de todo el mundo.
Las principales conclusiones de este documento, elaborado por Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), recoge que en 2021 la libertad religiosa se vulnera prácticamente en un tercio de los países de todo el globo (31,6 %), que el ciber-califato y el terrorismo yihadista se está extendiendo por la línea del ecuador, que a las minorías religiosas se las culpa de la pandemia y que los gobiernos autoritarios y fundamentalistas –entre los que se encuentra la India– han intensificado durante el último año la persecución religiosa.
–¿Está siendo el cristianismo perseguido en Europa?
–En Europa tenemos diez iniciativas de ley que acotan el ejercicio de la libertad religiosa. Por el momento, en el Parlamento Europeo, estamos enfrentando desafíos que competen a la libertad de expresión, la limitación de la manifestación pública de un credo, la educación de los hijos según las creencias de los padres y una serie de situaciones, por ejemplo, en que se está buscando redefinir los términos. Una de las cosas que hemos detectado en el Informe es que hemo sido demasiado complacientes pensando que el texto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos era inamovible y nos hemos dado cuenta de que no es así. El artículo 18, sin ir más lejos, que habla de la libertad de pensamiento, conciencia y religión está siendo atacado por todos los flancos, penalizando la subversión de las conciencias. Ahí está un grupo de 60 parlamentarios europeos deliberando sobre la importancia de impedir el paso a las instituciones europeas a cualquier agencia, organización, plataforma o grupo que esté, por ejemplo, en contra de lo que ellos consideran el nuevo derecho al aborto o el nuevo derecho al cambio de sexo. Si alguien no está de acuerdo sobre esta cuestión se arriesga a ser proscrito de las principales decisiones relativas a la vida en Europa.
–Desde la ACN han alertado en numerosas ocasiones que «el cristianismo es la religión más perseguida hoy en día en el mundo». A los occidentales les cuesta asumir este hecho. ¿En vuestro último informe os reafirmáis en esta cuestión?
–Sí, es un hecho fáctico. Cada vez que voy a hacer gestiones con distintos gobiernos del mundo me dicen: «Esto es porque ustedes son los más numerosos». Un ejemplo clarísimo es Francia. Las estadísticas de ataques, de crímenes, de odio por motivos religiosos están muy bien recogidas por el Ministerio del Interior de Francia. Son muchísimo más numerosos los ataques contra los cristianos que contra cualquier otra religión. Sin embargo, en todos los titulares de prensa que saca el Ministerio, lo primero que se dice es los ataques a las otras religiones y los ataques a los cristianos, dicen, «no aumentaron de manera significativa, apenas 500 ataques más». Eso es algo que tenemos que luchar. Hace falta hablar más de Cristo. Decir: esto es cristiano. La búsqueda de la verdad y de la trascendencia, que es la esencia del derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión es un derecho que tenemos que seguir defendiendo.
–El Papa Francisco solicitó a todas las diócesis del mundo, especialmente a las del continente europeo, abrir sus puertas y trabajar codo con codo con las administraciones públicas para la acogida a migrantes. ¿Es factible que esa directriz se pueda llevar a cabo en el contexto actual?
–Lo que hay que tener en cuenta respecto a esta cuestión son las razones, las situaciones desesperadas, que están viviendo muchas personas en puntos calientes del mundo. Hablamos de gente que se siente amenazada, como en Nicaragua, por el Gobierno, porque les han quitado sus casas, su vida. La Iglesia no hace demasiadas preguntas a la hora de ayudar. Actúa. Se pone manos a la obra. Lo que el Papa ha indicado con este gesto a los gobiernos es que la Iglesia nunca se va. Las hermanas, las religiosas, los sacerdotes, haya un tifón o una guerra como Ucrania, no se van a ir. En Ayuda a la Iglesia Necesitada gestionamos 35 millones de euros para la reconstrucción de Irak. Y cuando llegamos allí nos dimos cuenta de que hacían falta 100 millones más no para arreglar los templos sino para poder reasfaltar, alumbrar las calles. E íbamos a Alemania, a Hungría, a Polonia, a Sudáfrica en relación a las necesidades de Mozambique. Estuvimos dando la lata por espacio de dos años hasta que respondieron y pudimos atender a las necesidades del país colaborando con las Cáritas locales. Nosotros no podemos percibir dinero de ningún Estado pero sí que les podemos orientar hacia dónde destinar los fondos porque tenemos socios fiables sobre el terreno para paliar las urgencias del momento.
–¿Qué está pasando con los cristianos en la India?
–Lamentablemente hemos podido ver que la información que teníamos respecto a 2021 ha queda desactualizada a la vista de los acontecimientos de los últimos meses. Estamos asistiendo a una supremacía etnoreligiosa hinduista, que discrimina a quienes no profesan en su grupo. Luego está la arbitrariedad de las leyes anticonversión que cada vez están asumiendo más estados y que es en realidad el principal enemigo de los cristianos en la India. Allí se promulga el «todo el mundo es libre de convertirse al hinduismo», pero no viceversa. Ahora mismo, si tú dices que algún cristiano está tratando de convertirte, esa persona va automáticamente a la cárcel, le expropian las tierras, los animales que tengan, sus comercios e incluso a su familia o mujeres, dejándola desprovista. Los abusos cometidos contra las Hermanas de la Caridad y otras tantas organizaciones cristianas a las que se le ha privado de los donativos procedentes del extranjero. A ellos les da igual que, por haber rellenado mal unos papeles donde no han dado tiempo a la rectificación o a las alegaciones, miles de personas se mueran por no ser atendidas. Les da igual.
–Mientras en Europa languidecen las vocaciones religiosas en Asia o África no dejan de crecer. Curiosamente, en estos países, es donde en el Informe han detectado más abusos contra la libertad religiosa. ¿Cuál es el rol de ACN en este escenario tan cambiante?
–Para Ayuda a la Iglesia Necesitada uno de nuestros principales objetivos, que tenemos muy claro desde nuestra fundación, es el apoyo a seminaristas y estudiantes dentro de la vida religiosa. En Suecia, por ejemplo, si les dices la explosión de vocaciones que está habiendo en África, Asia o en Europa Oriental –que incluye Rusia y Ucrania–, piensan que esa gente está perfectamente loca. Van de la mano de Dios. Es algo difícil de creer y que a la mayor parte de occidentales se nos escapa, pero no al ISIS. Porque saben la apuesta que está haciendo la Iglesia en lugares de persecución. Toda la zona del Sahel, Nigeria, Níger, Mozambique... Lo primero a lo que atacan los yihadistas son la Iglesia, el dispensario médico y la escuela. También hay que señalar el nivel de desprotección que tienen las personas que están allí, el papel de China en la extracción de minerales, las tropelías que se están cometiendo para sacarlos de esos territorios a tiros, machetazos o lo que haga falta para seguir abasteciendo la cadena de suministro de minerales raros.
–Habláis también del ciber califato...
–Sí. Es una cuestión que los países occidentales se está tomando bastante en serio. Francia es un ejemplo. Ahora mismo tiene la Presidencia del Consejo de la Unión Europea y hace dos semanas mandó un cuestionario a los Estados miembro de la UE preguntándoles sobre cómo se manifiesta la radicalización en sus países. En Francia no tienen ningún reparo para hablar de islamismo extremo porque ven día a día el eco que va teniendo y su expansión en redes sociales. Es un bomba de relojería de una dimensión considerable.