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'Pietà' de Silvia FlechosoS.F.

Del pie de la Cruz al píxel: ¿por qué la Pietà nos sigue interpelando?

Fotógrafos, cineastas y hasta grafiteros han versionado en clave pop el icono que Miguel Ángel esculpió por partida triple

Frente a la Casa Blanca, una mujer afroamericana llora la muerte de su hijo, tendido en su regazo con el pecho descubierto. La imagen forma parte del proyecto artístico Stranger Fruit, una serie de retratos con los que el fotógrafo estadounidense Jon Henry invoca la memoria de la Pietà, la obra maestra de Miguel Ángel que reposa en otra casa blanca, la Basílica de San Pedro.

Esta semana, no obstante, la celebérrima escultura no se encuentra en su pedestal habitual: el jueves se inauguró una exposición en el Museo dell’Opera del Duomo, en Florencia, que reúne por primera vez las tres Piedades del florentino. La Bandini, la Rondanini y la del Vaticano podrán verse juntas hasta el 1 de agosto, una oportunidad privilegiada para re-descubrir un motivo que nunca ha dejado de capturar la imaginación de los creadores.

La Pietà de Miguel Ángel en el VaticanoPexels

Beyoncé y el Open Arms

Jon Henry no es el único artista contemporáneo que ha versionado la Pietà, ni mucho menos. Los ejemplos van desde el Olimpo del pop -ese guiño de Beyoncé en el videoclip de Mine- hasta el costumbrismo cañí, con el remix de Isabel Díaz Ayuso, William-Adolphe Bouguereau y C. Tangana que la pintora Silvia Flechoso presentó en la última edición de la feria Art Madrid. «La Piedad expresa el dolor máximo, una madre que pierde a su hijo, pero con una dimensión trascendente: Cristo paga el precio para redimirnos a todos», reflexiona Sirga de la Pisa, profesora de la Universidad CEU San Pablo y doctora en Historia del Arte.

Con todo, para la estudiosa de la iconografía cristiana María Rodríguez Velasco, la relación que se establece entre estos remakes y la obra original se queda en un nivel estético. «No veo un vínculo claro con el significado espiritual de las Piedades originales, creo que se trata más bien de una asimilación formal para representar una idea de dolor», reflexiona la también doctora en Historia del Arte y profesora de la Universidad CEU San Pablo.

Ten Piedad es un enemigo en el videojuego español 'Blasphemous'T.P.

Esta suerte de admiración descreída por la Pietà ha inspirado también grafitis -el italiano Salvatore Benintende trasunta al fundador de Open Arms en Virgen María frente al Mediterráneo- y películas, como el próximo proyecto del actor y cineasta Eduardo Casanova. De hecho, la lista de series, películas o videojuegos que referencian la pose esculpida por Miguel Ángel es tan larga que tiene entrada propia en el portal TV Tropes.

Una mirada original

Rodríguez Velasco señala que, para comprender el fenómeno de todas estas pietàs es necesario remontarse al origen de estas imágenes, que aparecieron en Alemania a finales del siglo XIII, coincidiendo con la expansión de una gran religiosidad mariana por Europa. «El motivo de la Piedad nació vinculado a la liturgia, hacían referencia a la oración de las Vísperas, ya que esta evoca el momento en que Cristo es desclavado de la cruz y entregado a su madre», relata la profesora.

Desde Alemania, las representaciones de la Virgen María sosteniendo el cuerpo de su hijo se extendieron por Francia y por los Países Bajos, ligados al crecimiento de nuevas cofradías advocadas a Nuestra Señora de la Piedad. «Desde finales del siglo XIV encontramos textos que consolidan esta imagen, como el bellísimo paralelo que realiza el franciscano Bernardino de Siena comparando la Piedad con María sosteniendo a su niño en Belén», apunta Rodríguez Velasco.

A medida que se expandió, se desarrollaron dos modelos iconográficos: los artistas de los Países Bajos tendían a representar a la Virgen como una señora de edad avanzada, con el rostro traspasado por el dolor, mientras que los italianos abordaban el tema con mayor unidad entre madre e hijo, con mayor serenidad en el rostro de María. La Pietà del Vaticano -destaca la profesora- se inscribe en esta segunda categoría.

'Untitled #49, Washington, DC', una de las fotografías del proyecto 'Stranger Fruit' del artista Jon HenryJ.H.

Poesía y marmol

Acercando el foco, las tres Piedades de Miguel Ángel representan también una evolución en la mentalidad del propio artista. El artista florentino esculpió su primera Piedad con 23 años, y en ella buscaba una belleza ideal, aparente, según recogen los poemas que dejó escritos. La Piedad Rondanini fue su última pieza, en la que trabajaba cuando falleció, con 88 años. «En este momento habla en sus poesías de una belleza eterna, espiritual», destaca Rodríguez Velasco.

De la Pisa incide, por su parte, en el impacto que el saqueo de Roma de 1527 tuvo en la trayectoria vital y artística del escultor -ocurrió entre la primera Pietà y la Bandini-, y resalta un punto catequético de las tres piezas. «En sus Piedades, Miguel Ángel equipara el sufrimiento de Cristo con el de María; se entiende a María como corredentora», detalla.

Rodríguez Velasco también destaca de las tres Piedades del maestro florentino su arraigo en la doctrina de la Iglesia. «Quien se acerque hoy a la exposición en Florencia encontrará en las obras el mismo mensaje que un hombre del Renacimiento», señala la historiadora del arte, y destaca que -frente a aquellas obras que solo toman de la Pietà su imagen- hay arte sacro contemporáneo que explora el mismo tema actualizando la forma.

«En la iconografía cristiana, las formas pueden cambiar, pero el significado permanece invariable», destaca. Algunos ejemplos son el trabajo en madera de Tito Amodei o la poesía de Moez Surani. Rodríguez Velasco destaca la Piedad que Marko Ivan Rupnik realizó en la catedral de la Almudena, en Madrid. «Es -apunta- una reinterpretación contemporánea, matérica, que mira a Matisse y se inscribe en un mural que sintetiza la presencia de la Virgen en la historia de la salvación».

Sala Capitular de la catedral de la AlmudenaArchidiócesis de Madrid