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Higinio Marín, en las III Jornadas Católicos y Vida PúblicaACdP

III Jornadas Católicos y Vida Pública de Vigo

Higinio Marín: «Los impulsores de la corrección política quieren reducir la tradición a un delirio»

El director de El Debate, Bieito Rubido, concluyó las III Jornadas Católicos y Vida Pública de Vigo reflexionando sobre la responsabilidad de los medios de comunicación en la cultura de la cancelación

En Galicia saben bien que, si no previenes el avance de un incendio, habrá calcinado rápidamente todo el monte. Con esta metáfora describía también el director de El Debate, Bieito Rubido, el avance de la perversión del lenguaje. «El neolenguaje no ha calado aún, pero es un goteo: en algún momento hemos de poner el corta-incendios para que no se nos lleve por delante, aseguró en la conclusión de las III Jornadas Católicos y Vida Pública de Vigo, organizadas por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), en las que también participó en una ponencia el filósofo y profesor de la Universidad CEU Cardenal Herrera Higinio Marín.

En una entrevista coloquio con Pablo Velasco, editor de CEU Ediciones y Secretario Nacional de Comunicación de la ACdP, Rubido insistió en que «la perversión del lenguaje es una de las estrategias más claras de la corrección política», y que funciona anatemizando expresiones para sacarlas del discurso público. Puso como ejemplo la prensa vasca, que a fuerza de ignorar la palabra España –incluso en el fútbol: la Roja, el «combinado nacional»– parece que la hagan desaparecer.

Sobre la cultura de la cancelación

El evento abrió en la sociedad viguesa una conversación honesta sobre las causas y consecuencias de la corrección política y la cultura de la cancelación, en línea con el tema propuesto para este año por la ACdP a nivel nacional. «Me inquieta la dictadura de lo políticamente correcto –señaló Rubido–, y es una situación en la que han sido determinantes los medios de comunicación».

En este contexto, celebró el renacer de El Debate, «que no es un digital más, sino el intento de atender un pensamiento que estaba desatendido en España». Rubido celebró los logros obtenidos por El Debate desde su lanzamiento, el uno de octubre de 2021. «En poco más de cinco meses hemos conseguido entre 200 y 250 mil lectores diarios, más que El Faro de Vigo –señaló, en un guiño a la audiencia presente–, y si seguimos con esta evolución podemos llegar al millón a finales de 2023». El periodista presumió también de redacción, tanto física –«es la más bonita de Madrid, están invitados»– como humana, con 70 redactores entre jóvenes y sénior.

Velasco preguntó si la comunicación digital ha agravado la cultura de la cancelación, Rubido respondió que sí. «Creo que gran parte de los problemas de nuestra sociedad tiene que ver con la transformación digital, es un cambio semejante a la invención de la imprenta y creo que el énfasis en la imagen provoca que la gente elabore poco el pensamiento», reflexionó, pero añadió una nota de esperanza: «Según el medidor oficial, El Debate tenemos el tiempo de lectura más alto de la prensa española».

La «pereza» de los católicos

Rubido lamentó que «la pereza nos ha pasado factura a los católicos, pero no podemos resignarnos, porque hay mucho campo por delante para hacer cosas». Además, cosas bien hechas: versionando a Ángel Herrera Oria, proclamó que «El Debate no puede ser una trapallada, tiene que ser el mejor periódico, porque si aspiras a ello tal vez no llegues a ser el mejor, pero sí harás un gran periódico».

En lo personal, Rubido reconoció no haber prestado nunca mucha atención a las presiones o las críticas, aunque ironizó que el periodismo es una profesión «muy cainita». El ponente, que fue director de La Voz de Galicia y ABC puso en valor su trayectoria de diez años al frente de este último: «Intenté llevar el periódico en un camino de más compromiso en la defensa de determinados valores; si he sufrido cancelación no me he enterado, porque hice lo que quería hacer».

Bieito Rubido durante su participación en las III Jornadas del Congreso Católicos y Vida PúblicaACdP

En esta línea, pidió a los cristianos ambición y valentía, también en el terreno de los medios de comunicación. «La verdad –lamentó– es que la izquierda tiene más talento haciendo medios calidad; a nosotros nos falta, por ejemplo, un gran canal de televisión para transmitir los mensajes del humanismo cristiano en España». Como cierre, pidió a los católicos «no tener miedo y hacer bien aquello que cada uno tiene que hacer».

Cancelar el sentido común

Previamente, intervino el filósofo y profesor de la Universidad CEU Cardenal Herrera Higinio Marín, quien apuntó que «el objetivo de la corrección política es transformar el sentido común». El autor del reciente Humano, todavía humano (La Huerta Grande) señaló que la capacidad de definir qué es lo que se puede decir con sentido y qué es lo que resulta absurdo es «el summum del poder», y apuntó que esta es la dinámica en juego en campos como la sexualidad o el matrimonio.

«Los impulsores de la corrección política quieren reducir los puntos de vista de la tradición greco-latino-cristiana a un delirio; a algo que no se puede decir porque resulta delirante, absurdo», insistió el ponente. Así, Marín señaló que la corrección política contemporánea tiene rasgos de los tres órdenes de regímenes censores de tiempos previos. Es -dijo- aristocrática, totalitaria y con algo de religiosa: «A través del delito de odio, hemos vuelto a convertir el pecado en delito».

Presentado por el abogado Javier Pascual Garófano, Marín trazó el origen de esta mentalidad en el pensamiento de Martín Lutero: «Hasta entonces, el pensamiento occidental había operado en continuidad con lo previo, pero con Lutero se instala el modo de pensar dialéctico; así, se entiende que al afirmar algo debes necesariamente negar otra cosa». El filósofo criticó el desdén por el pasado y por la historia, y añadió que -como consecuencia de este rechazo- la sociedad actual se infantiliza.

Con una nota de esperanza, Marín comparó a los cristianos con los irreductibles galos de la aldea de Astérix, aunque lamentó cierta pereza -una idea que luego recogió Rubido- en el catolicismo español. Instó a no desfallecer en la defensa de la verdad y, aunque aseguró que no llamaba a nadie al martirio, sí recordó que «hoy hay riesgos en todas partes» para ser cancelado.

La clausura de las Jornadas corrió a cargo del presidente de la ACdP, Alfonso Bullón de Mendoza, quien recogió el guante de los ponentes anteriores y llamó a los cristianos a dar lo mejor de sí, cada uno en su ámbito, en la defensa de los valores del Evangelio y el mensaje de Jesucristo.