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Los colegios católicos de nuestro país desarrollan distintas iniciativas para acoger a los ucranianosCathopic

Las escuelas concertadas españolas se vuelcan en la acogida de refugiados ucranianos

Los centros católicos están abriendo sus puertas a todo aquel que lo necesita durante y tras la guerra en Ucrania

«desde el Colegio Concertado Villa de Navalcarnero queremos mostrar nuestra solidaridad y aportar toda ayuda que sea necesario Por este motivo, pondremos un espacio en el hall del Colegio destinado a la recogida de los productos que os indicamos a continuación». «En el Colegio Urdaneta hacemos nuestra la situación por la que está pasando el pueblo de Ucrania en estos momentos de emergencia en los que se encuentra. Los agustinos se han movilizado para tratar de dar una respuesta conjunta a esta situación». «Ante la barbarie de esta cruenta guerra, nos unimos al dolor de las personas que la están padeciendo y hemos querido ponernos en marcha para, en la medida de nuestras posibilidades, hacer llegar al pueblo ucraniano nuestra solidaridad y nuestro calor humano», dicen los jesuitas desde Pamplona.

La escuela concertada ha demostrado su lado más caritativo ante la guerra en Ucrania. Sin fisuras, con claridad, la escuela católica, en sintonía con el papado de Francisco, se han posicionado en el bando de las víctimas más lacerantes de la invasión rusa: los civiles, los niños, los hermanos de fe.

Una iniciativa de uno de los centros de las Hijas de Jesús para visibilizar la pazJesuitas Pamplona

Respuesta al dolor, vías de esperanza

«Responder unidos ante un hecho doloroso que ha comenzado y que, seguramente, seguirá en el tiempo». Esto es lo que piden los agustinos de Urdaneta.

Desde la Provincia de San Juan de Sahagún, una de las más importantes dentro de los agustinos y la única provincia en España tras la unificación (cogiendo Cuba, República Dominicana, Argentina, Tanzania o la India), lanzaron una campaña de caridad , tal y como cuentan en un comunicado. El mandato es claro: colaborar con la red de alojamientos para acoger a refugiados ucranianos. La primera cesión fue, precisamente, la cesión para este fin del colegio del municipio leonés de Valencia de Don Juan. «Permitirá –señalan los agustinos– no solo alojar a familias enteras, sino también que los niños puedan continuar con los estudios, algo que se ha visto interrumpido en el contexto de la guerra».

Por su parte, desde el colegio concertado Villa de Navalcarnero, ubicado en la provincia de Madrid, han habilitado espacios de recogida de alimentos y de productos de primera necesidad para llevar a aquellos que están viviendo la invasión en primera persona, que, tal y como cuenta la hermana dominica María Mayo, «han perdido sus proyectos de vida».

«No hay mejor forma de sentir su dolor que imaginar que por un momento, nuestro país hubiera sido el que hubiera estado en el punto de mira de personas que son incapaces de priorizar el valor de la vida a sus intereses personales, políticos y económicos», han señalado desde Pamplona los Colegios de la Fundación Educativa Jesuitinas Hijas de Jesús. «Con estas premisas, nos llegó la oportunidad de contribuir con la asociación Segunda familia, de acogida a menores ucranianos en Navarra desde hace más de una década» y que está desplegando una importante campaña de ayuda.

Una vez más, este es el trabajo de la Iglesia cada vez que aborda una cuestión radical, donde se espera una respuesta acorde al Evangelio y se ponen los recursos aportados por fieles y creyentes en la labor de la institución católica para hacer del mundo un lugar, como dice Higinio Marín, «humano, todavía humano».