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Descenso del monte de los Olivos con Jerusalén de fondo.I.R.M

Semana Santa 2022

Domingo de Ramos en Jerusalén: los scouts, héroes de la noche y orgullo de los cristianos árabes

El inicio de la Semana Santa transcurrió con la tradicional procesión de los ramos en el monte de los Olivos y el desfile de los grupos de scouts con sus gaitas y tambores

«Somos pocos, pero somos valientes» dijo René, un señor árabe cristiano visiblemente emocionado. Los rostros de sus compatriotas que abarrotaban la calle cercana a la Puerta Nueva de Jerusalén delataban orgullo y alegría. Es el único día del año que esta minoría religiosa en Tierra Santa hace una manifestación pública tan multitudinaria. Además, este domingo han ganado una batalla particular.

Tras el descenso del monte de los Olivos, el fin de fiesta del Domingo de Ramos en Jerusalén corre a cargo de los grupos de scouts (católicos, ortodoxos y armenios) que marchan tocando alrededor de las murallas de la Ciudad Vieja desde la Puerta de los Leones hasta la Puerta Nueva –entrada al Barrio Cristiano–.

Sin embargo, este año, la Policía israelí no parecía dispuesta a colaborar y, a la altura de la Puerta de Damasco, numerosos agentes impidieron el paso al desfile de los scouts, alegando que no habían podido cortar la calzada, como es tradición todos los años, y que no podían pasar por ahí.

La negociación duró unos 45 minutos, de forma pacífica, pero los scouts se negaron a ir por la acera estrecha y empinada que la Policía les ofreció como alternativa. Insistieron en lo que es una tradición y un derecho; no iban a ceder. Durante todo ese tiempo no dejaron de tocar y de cantar.

Los scouts desfilan por la carretera antes de entrar al Barrio Cristiano por la Puerta NuevaI.R.M

«Es nuestro»

Finalmente, consiguieron que se cortara la carretera y el paso del tranvía para que pudiera continuar el desfile por donde siempre. Esta pequeña, pero simbólica, victoria desató la alegría entre todos los cristianos que esperaban verlos pasar.

«¡Estoy tan orgullosa!», dijo Sonia, una árabe cristiana, con los ojos brillantes por la emoción. «No nos pueden quitar lo que es nuestro. Es un día al año, durante una hora. Si hubiéramos cedido, nunca más nos hubieran dejado desfilar por la carretera». «Es nuestro derecho», corrobora René.

Los cristianos representan apenas un 1 % de la población en Israel y Palestina, incluyendo a ortodoxos, católicos, armenios, coptos, etc. Sin embargo, están dispuestos a luchar por su identidad, conscientes de que viven en la tierra de Jesús, cuna de la cristiandad. Y lo han celebrado por todo lo alto, batiendo palmas y bailando al son de los tambores y las gaitas de los scouts.

Los fieles reunidos en Betfagé antes de la procesiónI.R.M

Una procesión por la paz

Horas antes, el calor del mediodía apretaba en el monte de los Olivos mientras los cristianos locales, peregrinos de todos los continentes, turistas y curiosos se reunían en Betfagé. En este lugar la tradición dice que Jesús montó el borrico que lo llevaría hasta Jerusalén para su entrada triunfal.

Hoy hay una capilla y una explanada que se llenó de gente que cantaba y bailaba agitando sus palmas y ramas de olivo. Allí se leyó el evangelio que relata cómo las multitudes recibieron a Jesús con cantos de alabanza y alfombrando el suelo con sus mantos. Recordaron que en la procesión se rezaría por la paz en Tierra Santa y el mundo entero y la conversión personal de cada uno.

Esta es probablemente la fiesta más popular para los cristianos árabes de Jerusalén, Israel y los territorios palestinos. Familias enteras, grupos de amigos, parroquias… Con su presencia y sus cantos llenan el camino que va desde Betfagé hasta Jerusalén, como hiciera Jesús hace más de dos mil años.

Las circunstancias «no podrán parar nuestro amor»

Sin permisos

Por esta razón, muchos lamentaron que los cristianos de Cisjordania y Gaza apenas obtuvieran permisos por parte de Israel para cruzar la frontera y participar de la celebración. Esto se debe a los últimos cuatro atentados terroristas en territorio israelí que han elevado el nivel de seguridad reduciendo, entre otras cosas, los permisos para que los ciudadanos palestinos puedan pasar al otro lado del muro.

Areen, una joven cristiana del pueblo de Taybeh, en los territorios palestinos, contó que apenas catorce personas han conseguido permisos para venir desde esta localidad. Ella pertenece a los scouts, y gracias a eso lo consiguió. Pensaban unirse a los grupos de scouts de Jerusalén para tocar con ellos como es tradición, pero siendo tan pocos los que pudieron venir, no valía la pena.

Una vez en la Ciudad Santa, entrando por la Puerta de los Leones, la procesión llegó a la iglesia de Santa Ana, donde el Patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, hizo un llamado a la paz, dijo que las circunstancias «no podrán parar nuestro amor», y recordó que «Jerusalén es la casa de todas las gentes». «¡Pertenecemos a Jerusalén!», exclamó con visible emoción. Después impartió la bendición.

El Patriarca, monseñor Pierbattista Pizzaballa, se dirige a los fieles en la iglesia de santa AnaI.R.M

Tras la pandemia

Este año, por fin, la fiesta contó con la presencia de grupos internacionales venidos para la Semana Santa. Todos los participantes bajaron en procesión por el monte de los Olivos, hasta llegar a Jerusalén, cantando, bailando y agitando las palmas y ramas de olivo.

En 2020, debido a la pandemia, no hubo celebración de la Semana Santa, todo ocurrió a puerta cerrada en los lugares santos y los fieles tuvieron que conformarse con escuchar las campanas de las iglesias desde casa. En 2021, tuvieron lugar las celebraciones, pero con algunas restricciones y la ausencia de peregrinos debido a que las fronteras seguían cerradas al turismo.

Estas fechas en Jerusalén son muy importantes desde el punto de vista religioso, porque, además de las celebraciones cristianas, los musulmanes están celebrando el mes de Ramadán y el viernes próximo dará comienzo la Pascua judía, que dura siete días y es la fiesta más importante de su calendario.