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Semana Santa 2022

Una enfermera rusa y otra ucraniana cargarán con la cruz en el Coliseo

Desde el comienzo de la guerra, Irina y Albina decidieron compartir su oposición a la invasión con un vídeo en el que manifiestan su amistad y sus deseos de que llegue la paz

La Semana Santa de este año en el Vaticano tiene como fondo la guerra en Ucrania. El Domingo de Ramos arrancó con un llamamiento del Papa Francisco a una «Tregua Pascual» que termine con el empleo de las armas y el Via Crucis del Viernes Santo supondrá también un mensaje de reconciliación. Entre quienes llevarán la cruz, en torno al Coliseo, se encontrarán dos enfermeras, una rusa y otra ucraniana, que trabajan juntas en un hospital de Roma.

El objetivo del Santo Padre es que todos los cristianos estén muy cerca de las víctimas de esta guerra, además de lanzar un mensaje por la reconciliación. Por ello, desde el Vaticano han querido que estas dos enfermeras, que trabajan en el Campus Biomédico de Roma, tengan un protagonismo especial ese día junto a sus familias.

El Vía Crucis de las familias

Irina es una enfermera de Ucrania que trabaja en el Centro de Cuidados Paliativos de este hospital universitario. Allí ha coincidido con Albina, una estudiante rusa de Enfermería, con la que mantiene una buena relación. Al comienzo de la guerra, ambas decidieron compartir su oposición a la guerra con un vídeo en el que manifiestan su amistad y sus deseos de que llegue la paz.

Los textos que se leerán este año durante la celebración del Vía Crucis han sido encargados a familias vinculadas a comunidades y asociaciones católicas de voluntariado y asistencia. Hasta el próximo verano, la Iglesia vive un Año de la Familia, y serán ellos los encargados de acompañar las distintas estaciones de la cruz de Jesús con comentarios que también tendrán referencias a la acogida de refugiados de la guerra.

La ambulancia del Papa

Antes del Vía Crucis en el Coliseo, el Jueves Santo llegará a Ucrania una nueva ambulancia enviada desde el Vaticano para colaborar en la sanidad del país. La llevará el cardenal polaco Konrad Krajewski, quien se desplazará al escenario de la guerra por tercera vez desde que comenzó el conflicto. El Pontífice quiere demostrar su cercanía a las víctimas de la guerra, así como manifestar a toda la Iglesia el camino a seguir, con iniciativas concretas que contribuyan a curar y ayudar al prójimo.

Antes de la pandemia, el Papa Francisco solía ir a lavar los pies, como hizo Jesús el Jueves Santo, a lugares marginales de la ciudad. Ha estado en la cárcel y en centros de refugiados. Este año se espera que acuda a algún lugar donde se reúnen refugiados de Ucrania. Uno de ellos es la parroquia de Sergio y Baco de Roma, el lugar que ha centralizado las ayudas y la acogida a la comunidad de ese país.

También será importante este año la bendición Urbi et Orbi del Domingo de Resurrección. Se trata de un momento que reúne a millones de personas de todo el mundo a través de los medios informativos. El mensaje de paz que envíe el Papa ese día tendrá una resonancia especial, sobre todo porque se espera una plaza de San Pedro tan llena como en los años anteriores a la pandemia. La realidad es que Roma no se veía tan llena de peregrinos desde hace tres años. Con una guerra muy cerca, en plena Europa, pero se percibe una gran ilusión por recomenzar, también en la fe.