Jornada Católicos y Vida Pública
La ACdP aborda los riesgos para la libertad en Córdoba y recuerda la labor de la Iglesia en Ucrania
Las XI Jornadas Católicos y Vida Pública en la ciudad andaluza reflexionaron en torno al fenómeno de la corrección política y la falta de libertad
«Mientras dure la guerra, el sufrimiento de los niños ucranianos solo irá aumentando», advirtió Igor Perezvonyk, director gerente de la Fundación España-Ucrania de la Universidad de Córdoba (UCO), durante las XI Jornadas Católicos y Vida Pública de Córdoba, organizadas por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) este jueves. Bajo el titulo La libertad en peligro, el evento abrió un espacio de reflexión sobre la cultura de la cancelación, fenómeno que el papa Francisco llamó recientemente «una forma de colonización ideológica».
Perezvonyk recordó que más de dos tercios de los niños ucranianos han dejado ya sus casas, pero que «los que más sufren son los que no pueden salir». El ponente advirtió contra la «disonancia cognitiva» que nos lleva a olvidarnos de las desgracias y de los más necesitados, y pidió mejorar el trato y el funcionamiento de las organizaciones que trabajan en la acogida de refugiados, «con más creatividad y alegría para un mayor impacto».
Jóvenes y Compromiso Cívico
«La guerra cultural es algo que fabrican los políticos para legitimarse y luego te acaban metiendo a ti»
La intervención de Perezvonyk se enmarcaba en la mesa redonda Caridad y misericordia en el mundo actual, moderada por el médico Eliseo Collazo. El vocal de la Comisión de Deontología del Consejo Andaluz del Colegio de Médicos, introdujo el tema señalando que la misericordia no es mera «lástima» ni sentimentalismo, sino que es un amor que se demuestra de manera concreta y una virtud que nos acerca a Dios.
En la mesa también participaban María Trinidad Lechuga, delegada de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), y Consoli Vidal, representante de Movimiento Cultural Cristiano. Lechuga dijo que iba a dedicar su intervención a mostrar «el rostro de misericordia y caridad de la Iglesia en Ucrania». La doctora recordó que la primera muestra de este rostro es que la Iglesia no escapa de la guerra: «Los católicos no se marchan, se quedan con el pueblo ucraniano».
Lechuga recordó varios ejemplos y testimonios de sacerdotes que ofrecen sacramentos y ofrecen sus templos para acoger y dar asistencia, a pesar de la desgracia, e insistió en que la Iglesia «está abierta -en Ucrania y en todo el mundo- a cuanto sucede alrededor, acompaña el drama, la fragilidad y el sufrimiento del ser humano». «Estoy enamorada y orgullosa de la Iglesia a la que pertenezco», concluyó.
Consoli Vidal recordó las campañas realizadas por el movimiento al que pertenece, e insistió en que «los laicos tenemos una misión fundamental» en la solidaridad y la misericordia. Citó al Papa -«Si se quita a los pobres de en medio, las democracias se atrofian»- y pidió no acomodarnos y denunciar todo aquello que atenta a la vida: de la guerra a la pobreza, pasando por la ideología de género.
La corrección política en los medios
«Como te salgas del guion de lo políticamente correcto, te cae la etiqueta de fachópolis; nosotros lo sufrimos todos los días», lamentaba el director gerente del periódico La Voz de Córdoba, Antonio Prieto, durante la mesa redonda La libertad en el sistema educativo y medios de comunicación. En su intervención, Prieto abordó el «reto» de fundar un periódico que defiende los valores del humanismo cristiano.
Dibujó un entorno caracterizado por el oligopolio de las empresas tecnológicas, por una gran concentración de medios, por un control casi total de la información y por una dependencia de los anunciantes, públicos y privados. «Tenemos más información que nunca, pero posiblemente también más desinformación y manipulación que nunca», lamentó Prieto, en una mesa redonda moderada por el abogado Luis Martín Luna.
El periodista Jesús Cabrera coincidió en que ha visto cómo «los recortes a la libertad» se han ido incrementando en las últimas décadas, con ejemplos como la generalización del lenguaje inclusivo. «Pretenden que los medios de comunicación sirvamos para el adoctrinamiento generalizado de la sociedad», apuntó, y añadió que la precariedad y el ritmo impuesto por lo digital favorecen que se cuelen los mensajes sin reflexión previa. «Las plantillas menguan y se trabaja más rápido; se indaga menos o se asumen las notas de prensa sin dedicarles el tiempo que requieren», explicó.
Prieto advirtió que la corrección política quiere derribar «el estandarte de Occidente: la Cruz», pero señaló motivos de esperanza: la vida de los movimientos cristianos, los intelectuales que dan la cara o actos como estas jornadas de la ACdP. «Lo que podemos hacer los medios de comunicación es estar activos en la batalla cultural y dar visibilidad a todas estas iniciativas», defendió el director del medio cordobés, loando también el trabajo realizado en esta línea por El Debate y su director, Bieito Rubido.
Por su parte, la profesora del Centro de Magisterio «Sagrado Corazón» María del Amor Martí defendió que «el reto fundamental de la educación hoy en día es formar a personas libres». La docente lamentó que «estamos vendidos a un mal entendido estado del bienestar», que adormece y que mina la libertad, porque «se pide a las instituciones que respondan a todos los deseos de la ciudadanía, poniendo en ellas la responsabilidad».
La profesora criticó que -en nombre de la neutralidad- se eliminaron los valores de la educación y se ha convertido «en un erial, en un lugar de asentamiento del pensamiento único y en el campo de batalla del sometimiento ideológico». Señaló «el menoscabo de la libertad religiosa», ejemplificada en la eliminación de la clase de Religión, y propuso como solución «la necesidad de recuperar el gusto y el saber por la verdad, así como el espíritu crítico o el significado del lenguaje, porque la palabra no crea realidad».
Un proyecto «de auto-extinción»
Previamente, el doctor en Filosofía Higinio Marín, profesor de la Universidad CEU Cardenal Herrera, abrió las jornadas con una ponencia sobre los orígenes y la evolución de la corrección política. «Estamos -defendió- en un momento crítico de nuestra civilización, somos la primera tradición que ha emprendido un proyecto deliberado de auto-extinción, de auto-cancelación».
El profesor señaló que, en su experiencia, la mayoría de los jóvenes tienen «poco sentido histórico» de los bienes que disfrutan a diario. «La libertad tiene una historia, no es como los albaricoques, no surge del suelo», ironizó el también columnista y escritor, poniendo como ejemplo la definición del matrimonio en el Concilio de Trento como algo libre y sin coacción paterna.
Marín celebró lo inconmensurable de la concepción cristiana de libertad -«¡Dios nos da la posibilidad de decir ‘No’ a su omnipotencia!», se sorprendió-, y consideró lógico que, cuando decae la fe, la libertad se empiece a idolatrar como eje vertebrador del sujeto. «Cuando la libertad -añadió el filósofo- se vive así, como una omnipotencia mortal, vivimos como dioses precristianos», sin necesidades e ignorando la muerte.
Quien recuerda que las libertades dependen de una tradición particular, así, se convierte en adversario. «Si digo que no sois omnipotentes, que en la condición de la libertad no está -por ejemplo- definir cuál es vuestro sexo, me vuelvo un integrista, un liberticida», abundó Marín. «El hombre contemporáneo -concluía- pretende que sus signos devengan lo que significan, de modo mágico, y que yo no pueda decir lo contrario es corrección política».
La Iglesia, frente al totalitarismo
El cierre de las jornadas corrió a cargo del presidente de la ACdP, Alfonso Bullón de Mendoza, quien recordó que «la Iglesia siempre ha hecho suya la defensa de la libertad; siempre ha sido la última línea de defensa frente al totalitarismo», y del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández. El prelado destacó la gran repercusión de las jornadas, más allá de lo visible: «El pensamiento dominante -reflexionó- es contrarrestado cuando los cristianos no tienen miedo a ser etiquetados», y añadió que es necesaria «una actitud de martirio» para dar testimonio de Jesucristo.