Continúan las detenciones indiscriminadas de sacerdotes en China
Condena a un régimen de clandestinidad, la Iglesia católica sufre el acoso del Gobierno de Xi Jinping
Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) ha reportado 10 nuevas detenciones en Baoding, China. En esta ciudad, situada al sur de Pekín, los católicos viven en la clandestinidad por la falta de libertad religiosa que asola el país regido con puño de hierro por el Gobierno de Xi Jinping. Cuatro de estos arrestos, acometidos a finales de abril, se suman a los otros seis declarados en lo que va de año. Los sacerdotes y la comunidad católica de Baoding han pedido «oraciones por ellos» mientras tratan de dar con algún dato que ayude a conocer su paradero.
Según informa AIN, los sacerdotes son sometidos a una técnica de represión llamada guanzhi, que consiste en someter a una constante restricción de movilidad y actividades pastorales al mismo tiempo que se fuerza a la participación de actos políticos. El objetivo de estas prácticas es que los presbíteros se unan a la Iglesia católica oficial, más conocida como Asociación Patriótica Católica China, derivada de la Oficina de Asuntos Religiosos que controla el Partido Comunista. Las leyes del gigante asiático permiten este tipo de arrestos durante un máximo de tres años sin que se presenten cargos. Sin embargo, tal y como señalan desde Ayuda a la Iglesia Necesitada, «los fieles temen por la vida de los sacerdotes». «En casos anteriores –continúan en su comunicado–, los sacerdotes y obispos secuestrados han sido encontrados muertos o con un deteriorado estado de salud».
Un acoso que no cesa
La realidad es que China, aliado comercial del mundo Occidental, atiende en pocas ocasiones a los derechos más fundamentales o la dignidad de sus habitantes. Esto se hace especialmente evidente cuando alguien de su ciudadanía muestra algún tipo de reparo respecto a la doctrina comunista.
El 10 de noviembre de 2020, el Pew Research Center publicó su informe anual en el que recopila los modelos globales de restricción de la religión. De los 198 países y territorios estudiados, China registró la puntuación más alta en el Índice de Restricciones Gubernamentales.
La comunidad católica clandestina de Baoding, cuentan desde AIN, es una de las más antiguas y numerosas de la Iglesia católica de China. Su obispo, Jaime Su Zhimin, lleva al menos 25 años en manos de la policía, después de haber pasado más de 40 años de trabajos forzados en la época de Mao Zedong. Los fieles de Baoding también piden oraciones por el prelado y por otro sacerdote, Liu Honggeng, que lleva siete años en prisión. La comunidad no oficial de Baoding se dividió después de que el vicario de monseñor Su, Francisco An Shuxin, decidiera unirse a la Iglesia oficial.